Él asintió con la cabeza, ninguna expresión en su rostro. ―Así será. ―Le tomó las manos y se las sostuvo firmemente. ―Así que para que quede claro, este castigo es porque te fuiste sola a hacer senderismo. Ni siquiera le dijiste a nadie adónde ibas. ―Su voz era áspera. ―Una hora más, y no te habríamos encontrado. Más lluvia de lo esperado esta noche... Podrías haber muerto. ―¿Qu-‐qué estás...?
―No tienes permiso para hablar.
Oh Dios, ¿qué había hecho ella? Sin embargo, la sensación de sus manos la emocionaban, al menos hasta que tiró de ella hacia abajo sobre sus piernas. Terminó con la cabeza y los hombros colgando, sus caderas sobre las rodillas de él, y sus pies en la cama. La cabeza le daba vueltas, puso las manos planas sobre la pequeña alfombra rústica y trató de levantarse. Cuando él levantó su camisón y el aire frío rozó su trasero, la horrible comprensión llegó rápidamente.
―¿Una paliza? De ninguna manera. ―Trató de hacerse retroceder a sí misma sobre la cama sin éxito, entonces intentó arrastrarse hacia adelante fuera de su regazo. Su camisón fue agarrado con algo, probablemente su puño, atrapándola. Una mano se apretó sobre la parte baja de su espalda. ―¡Déjame ir!
―Esto va a doler menos si te relajas, ―dijo, como si ella no hubiera hablado, como si no estuviera luchando por escapar.
―Eres un hijo de...
¡Slam! El golpe estalló justo en su nalga derecha y picó como loco.
―¡Ay!
Hizo una pausa. ―Avísame cuando lamentes lo que hiciste. De lo contrario, simplemente continuaré hasta que mi mano se canse. ―Una pausa. Slam. Slam.
―¡Maldito seas!
Slam. Una pausa.
―Te odio, cabrón.
Slam. Slam.
―Eres un enfermo. Sádico.
Con cada golpe, su mano descendía brutalmente, ardiendo peor de lo que hubiera podido imaginar hasta que su trasero entero quemaba.
―B-‐bast... ―Su voz se quebró cuando un sollozo escapó, y las lágrimas se derramaron de sus ojos. Lo odiaba.
Su mano acarició suavemente sobre su parte inferior. ―Me asustaste, mi amor. Si no te hubiéramos encontrado antes de que oscurezca...
Slam. Slam.
Apretó los dientes, tratando de mantener los sollozos de nuevo. Tratando de no suplicar.
Siguió como si estuvieran teniendo una conversación. ―Incluso Thor no habría sido capaz de mantenerte lo suficientemente caliente, sobre todo porque tú no podías ir en busca de un lugar seco. ―Una pausa.
Slam. Slam. Las uñas se curvaban en la alfombra rústica.
―Greg y yo estábamos aterrorizados, ya sabes. Corrimos detrás de tu rastro. ¿Ellos habían corrido? Ella había tenido un momento agobiante cuando caminaba hacia arriba. Y entonces él la había cargado una buena parte del camino hacia abajo. Había sido estúpida. Y descuidada. Su ira se marchitó y murió, y su resistencia con ella.
Slam.
―Yo... lo siento ―susurró. ―Por favor... lo siento.
―Ahí vamos. ―Él la cogió en brazos y la sentó sobre sus rodillas. El dolor rayando a través de ella cuando su trasero se frotó en sus jeans. Ella no podía dejar de llorar, un llanto profundo que dolía en su pecho. Confundida y enojada, arrepentida y herida, trató de alejarse de él. ―No me toques, ―ella se atragantó.
Su agarre sólo se apretó. Su mano le acunó la cabeza, apretando la cara contra su hombro. ―Es todo, pequeña rebelde. Ya terminó.
Cuando él le acarició el cabello, se sintió confortada y aún más confundida. Él le había pegado y la hizo llorar y ahora la abrazaba. ―Lo siento.
―Lo sé, dulzura. ―La besó en la parte superior de la cabeza. ―Pero, maldita sea, me asustaste. ―Sus brazos la apretaron hasta que ella casi no podía respirar. ―Estaba tan enojado, que no confiaba en mí para hacer esto antes. No habrías sido capaz de sentarte durante una semana.
Sus palabras volvieron su atención a su trasero. ―Quizás no pueda de todos modos, tú... ―Ella contuvo el aliento. ―Señor.
―Hermosa salida, pequeña. ―Él la cogió en brazos y la llevó al cuarto de baño, la ubicó sobre el asiento del inodoro cerrado. Ella siseó cuando el fuego rayó a través de su tierno trasero. ―Lávate la cara y prepárate para ir a la cama. Llámame ―él le dirigió una mirada dura ―cuando estés lista para volver.
―Sí, señor.
Después de que él la llevó de regreso a la cama, caminó alrededor encendiendo velas. Ella observaba, sus emociones aún agitándose en su interior.
Él se desnudó, y ella tuvo que cerrar los ojos ante la vista de su cuerpo desnudo. Era tan, tan hermoso.
Oyó el crujir de un envoltorio de preservativo y supo que él planeaba hacerle el amor. Tenía la boca apretada. Después de darle nalgadas. Dios, hasta la palabra sonaba infantil. ¿Él le había pegado y pensaba que ahora ella quería... follar? No sucedería. Tirando de las mantas hasta su barbilla, cruzó los brazos sobre su pecho, tratando de ignorar la forma en que sus pezones se habían apretado en puntos. Cuando sintió la cama hundirse debajo de su peso, ella abrió los ojos. Él yacía a su lado, apoyando su cabeza sobre una mano.
Ella frunció el ceño. ―No quiero hacer otra cosa que dormir. Señor. Me duele la cabeza.
Sus ojos se entrecerraron mientras estudiaba su rostro, y su mandíbula lentamente se convirtió en piedra. ―No, no es verdad. ―Le levantó la barbilla y le dio una mirada que la quemó todo el camino hasta los pies y le hizo temblar el estómago. ―Las mentiras consiguen castigos, pequeña sub, pero creo que tu culo está un poco tierno en este momento.
Sus nudillos frotaban suavemente contra sus pezones, indudablemente, sintiendo los duros picos, y su sonrisa era implacable. ―Pensaba ser gentil ahora mismo, pero te perdiste ese privilegio. En cambio, voy a tomarte para mi propio placer, y voy a hacerlo más duro. Su boca se abrió, pero antes de que pudiera hablar, le había arrancado las mantas afuera de su abrazo y la puso sobre su estómago. Despiadadas manos empujaron sus piernas para abrirlas, nunca golpeó o tocó el tobillo dolorido. La tiró con fuerza sobre sus rodillas, poniendo su trasero en el aire.
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Master of the Mountain
FanficCuando el novio de ______ le propone ir de vacaciones a un hospedaje en la montaña con su club swing , rápidamente se da cuenta de que ella no disfrutaba con el intercambio de parejas. Ahora no tiene donde dormir. Niall, el propietario del hospedaj...