Capítulo 35

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¿Eso todavía va a estar bien para ti?

¿Irse? El inesperado recordatorio la golpeó como una patada en el estómago, quitándole el aliento. Se estaban yendo mañana. Yo no estoy lista. Quería agarrarse a la cama y gritar, no me iré.

Fantasiosa, _________. Es cierto que nunca se había sentido así con ningún hombre antes, pero su casa estaba en San Francisco. La desdicha se alojó dentro de su pecho al darse cuenta de que Niall nunca había dicho nada acerca de su permanencia o incluso de volver a verla.

¿Tal vez se sentía tímido?

¿Niall? Sé realista. ¿Tal vez ella podría sacar el tema? ¿De alguna manera?

Pero Matt necesitaba una respuesta ahora. Haría planes ahora, siempre se podrían cambiar más tarde. ―Al amanecer está muy bien. Te veré en el porche delantero. ―Ella asintió con la cabeza hacia su maleta. ―¿Me puedes dejar algo de ropa para mañana, y tomar la maleta ahora? Con mi tobillo jodido, no estoy segura de que pueda bajarla por las escaleras.

―Claro que sí. ―Él se arrodilló junto a la maleta y sacó un sujetador y bragas en primer lugar, agregó jeans, y levantó la parte superior. ―¿Esta camisa va a estar bien?

Una dolorosa punzada disparó a través de ella. No más camisas de franela de Niall ―Claro que sí. ―Ni siquiera se molestó en ver cuál de ellas era. ―Está bien.

―Bien. ―Puso la ropa en una pila sobre la cómoda y cogió la maleta. ―Será mejor que me vaya para que puedas dormir un poco.

Ella sacó a relucir una sonrisa. ―Nos vemos en la mañana.

Después de que Niall regresó de hacer las rondas del albergue, comprobó la sala principal. Con Thor a sus pies, Greg estaba sentado junto al fuego, hablando con Ted y Vince. Los dos eran gerentes de una compañía de deportes de recreación, y su hermano deseaba hacer un buen negocio para adquirir nuevos equipos para el albergue.

Niall asintió con la cabeza hacia Ted y Vince, luego se dirigió a Greg ―¿Va todo bien con los huéspedes?

―Ellos están bien. La mayoría están en la sala de juegos, tres se dirigieron a una cabaña. Niall había oído crujir la cama en la cabaña de tres.

―¿Quieres una cerveza, hermano? ―le preguntó Greg.

Una cerveza sonaba bien, pero no. La mandíbula de Niall se tensó. ―Tengo cosas que hacer que requieren una mente clara.

―Ah. ―Greg le hizo un entendedor guiño. ―No seas tan duro con ella. Tenía buenas intenciones.

―Casi se mata. ―Ya era bastante malo que ella lo estaría dejando para volver a la ciudad. La idea de encontrar su cuerpo... toda la terquedad, el humor, el calor ausente, sus ojos en blanco. Él sabía exactamente cómo de traumática lucía la muerte. Su intestino se retorció, y giró sobre sus talones.

Una vez arriba, Niall entró en el dormitorio para encontrar a _________ leyendo un libro que habría tenido que sacar de la estantería que estaba cruzando la habitación. Ella había estado arriba de ese tobillo. Tratando de no gruñir, se apoyó en el marco de la puerta. Tan hermosa. Su cabello ondeaba sobre sus hombros con los colores de la puesta del sol. Su camisón de franela le recordaba el que usaba su madre, sin embargo, el contorno de sus pechos llenos debajo del suave material le hizo endurecer la polla. Empujó su lujuria al fondo de su mente.

Lo primero es lo primero.

El maestro en él estaba furioso porque ella le había desobedecido, no había respetado las normas de seguridad, y se había puesto en peligro a sí misma. En los últimos días, había sido un Dom para ella, y continuaría enseñándole, a pesar de que la relación terminaría pronto. Temporal. La palabra tenía un sabor amargo en su boca. Empujó el sentimiento de pérdida a un lado.

Hasta ahora, ella había aprendido las cosas fáciles, divertidas y había recibido una muestra de la disciplina suave. ¿Aún se sometería cuando él diera un paso más lejos? ―_________

Ella levantó la cabeza, entonces sus dulces labios se curvaron hacia arriba, con los ojos iluminados de una manera que hacía que su corazón se derrita. ―Niall ¿Tuviste la oportunidad para comer y descansar?

―Suficiente. ―Había tomado un poco de comida, pero había estado demasiado molesto para el descanso. ―¿Cómo está tu tobillo?

―Mucho mejor. No hay dolor a menos que trate de caminar con él, y aun así, puedo poner un poco de peso sobre él.

―¿No te dije que te quedes en la cama? ¿Qué grites si necesitabas algo? ―Se acercó a la cama y se quedó mirándola.

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El gruñido en la voz de Niall sonaba más amenazante que el mejor esfuerzo de Thor. _________ dejó el libro en la mesita de noche, y luego le dio una cautelosa mirada. ―Yo quería...

―Ahora ahí está el problema, _________ ―Niall la interrumpió. Se sentó al lado de su cadera, aplastando el colchón debajo de su peso. Sus ojos, más grises que azules, enviaban una inquietud fluyendo hacia abajo de su espalda. ―Si te doy una orden, espero que sea obedecida.

Sus ojos se estrecharon. ―Si esto está relacionado con la dominación, has dicho que se aplicaría sólo en el dormitorio.

Él inclinó su cabeza, sus ojos nunca abandonaron su rostro. ―Es verdad. En cierto modo. Soy dominante, _________ y mi naturaleza no cambia. Fuera del dormitorio, puedes estar en desacuerdo conmigo, y veremos la forma de llegar a un acuerdo. ―Le tomó la mano y los callos de sus dedos se sentían casi amenazantes mientras frotaba su pulgar en la parte interior de la mano. ―Lo que pasó hoy, y más de una vez, es que estuviste de acuerdo en obedecer mis órdenes, y luego desobedeciste.

¿Desobedecer? ―Niall yo no soy una niña, ―dijo, sorprendida cuando su voz sonó ronca. Un temblor comenzó en su interior.

―No, tú eres muy mujer, ―dijo con una leve sonrisa. ―Y también eres una sub. Mi sub... por el momento...

Por el momento. ¿Por qué esa frase dolía tanto?

Él continuó, ―lo que significa que tengo ciertas obligaciones contigo, las que se oponen a dejarte creer que puedes escaparte luego de desobedecer a tu Dom.

Sus firmes palabras, la mirada en sus ojos, aumentaron su agitación hasta que sus dedos temblaban en sus manos. Miró a su mano con horror. ¿Qué le estaba pasando? Ella no tenía miedo... no exactamente...

―_________, mírame.

Ella levantó la vista.

―Podemos manejar esto de dos maneras. Si somos sólo amigos y nada más, te daré una conferencia sobre seguridad y luego bajarás las escaleras.

El pensamiento golpeó en su pecho y le apretó la garganta. ―¿Y la otra? ―susurró.

―Si yo soy tu Dom por el resto de tu tiempo aquí, entonces serás castigada como una sub, y partiremos de allí. ―Su mano libre le acarició la mejilla, el toque suave haciéndola sentir como si estuviera siendo dividida en dos partes. ―Una relación Dom/sub, por breve que sea, sólo existe si hay confianza y honestidad entre ambas partes. Así que esta es tu decisión, pequeña. Tu respuesta puede ser "Seamos amigos", o "Me someto, Sr".

Su mano sobre su mejilla calentaba la piel que se había enfriado y le impedía alejarse. Sus ojos la penetraban, mirándola adentro profundamente. Ella sabía que él podía sentirla temblar. Piensa, _________. Pero su capacidad de pensar había desaparecido junto con su fuerza de voluntad. Ella no podía tolerar la idea de ser sólo amigos. No en este momento. Tragó saliva, con la garganta seca.

―Me someto, Sr.

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Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora