Capítulo 47

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-Mírala, -dijo Simon. -Ella quería gritar por ti tan desesperadamente que casi se asfixia por eso.

Niall sofocó la furia roja porque su pequeña rebelde había permitido que alguien más la tocara. -No esperaba encontrarla cazando a alguien para compañía, -gruñó.

Simon le golpeó la espalda a la ligera. -En realidad, está tratando de descubrir si su cabeza-­sobre-­‐los-­‐talones reacciona a ti simplemente porque le gusta el estilo de vida. Quería ver si puede excitarse con cualquier Dom.

-Tienes que estar bromeando.

-Es verdad, viejo amigo. Y maldita astucia la de ella, pensé.

Los ojos de Niall se estrecharon. -Te das cuenta de que si te las arreglaste para excitarla, voy a rasgar tus entrañas.

-Que suerte para mí que ella no estuviera interesada, entonces, -dijo Simon a la ligera.

Suerte para los dos. Había visto a Simon encargarse de un borracho que doblaba su tamaño, y en menos de un minuto, el hombre aterrizó en el suelo con una fractura de mandíbula y varias costillas rotas.

-Niall -dijo Simon seriamente. -Ella es encantadora, y me hubiera gustado llevarla más lejos en el tema. Tampoco soy el único, pero ella no estuvo interesada en nadie que se le acercó. Ella está conmigo sólo porque soy un Dom firme, y quería estar segura.

Niall asintió con la cabeza al sitio con la cadena y enarcó las cejas.

-Le pregunté si quería probar algunos de los aparatos, mientras estuviera está aquí. -Simon sonrió. -Me perdonarás si disfruté completamente de su reacción al verse amarrada en público por primera vez.

El último vestigio de rabia retrocedió de las venas de Niall Tomó una respiración determinante y luego se volvió para poder ver a su sub y a Simon al mismo tiempo. -Por su bien, me alegro de que te encontrara a ti. -Frunció el ceño a Simon, que lucía como un jodido modelo de GQ , maldición. -Por mi bien, hubiese preferido que ella hubiera escogido a algún inútil lleno de granos en lugar de la más popular Dom del Refugio Oscuro.

Simon sonrió. -A pesar de eso me borro. Voy a retirarme en este punto antes de que fractures tu mano contra mi cara.

-Te lo agradezco. -Niall comenzó a relajarse y a disfrutar de la vista de su pequeña rebelde. Su pelo rojo caía como espuma sobre sus pálidos hombros pecosos. Sus pechos casi se derramaban del apretado corsé, rogando para ser tocados. Una corta falda de látex descubría las piernas. Maldita sea, estaba magnífica, y él se había puesto más duro que una roca por verla en las cadenas.

Cuando su mirada volvió a la cara de ella, él frunció el ceño. Sus ojos estaban todavía fijos en él, pero la aturdida alegría se había convertido en incertidumbre, incluso en tristeza. ¿Y dolor? ¿Qué diablos le pasaba por la cabeza? Niall miró a su alrededor. Simon había tomado una silla cercana, obviamente planeando observar por un rato. -Simon, ¿qué le has dicho a ella justo antes de que me vea? Eso suscitó una agradable terrorífica reacción.

Simon soltó una carcajada. -Ella dijo que estar frente a una multitud no le molestaba demasiado. Así que le pregunté si ella sentiría lo mismo si la desnudaba.

-Bueno, entonces, lo haré. -Después de descubrir por qué ella lo miraba con los ojos tristes.

-Sería mejor que vayas a hablar con ella, perro guardián, y le impidas que se desgarre. -Él asintió con la cabeza hacia una alta Domme, una de las asiduas del club, que los observaba con atención. -Tu sub es una mujer cuidadosa.

Niall la saludó con la cabeza, recibió la misma devolución de la Domme. -Gracias, Simon. - Se quedó parado durante un minuto o dos, sólo observando a _________. Quería abrazarla tan fuerte que tenía que obligarse a caminar lentamente mientras se acercaba.

Sus ojos fijos en él. -¿Niall? -susurró ella, tirando del puño en su muñeca. -¿Qué estás haciendo aquí?

-Viéndote, pequeña rebelde. ¿Y tú qué haces aquí?

Para su sorpresa, su mirada bajó, sus labios se encorvaron. -Lo siento. Yo no sabía que te gustaba venir aquí. Me voy.

¿Irse? ¿Ella se iría a causa de él? La ira se revolvió dentro suyo. Esto no sonaba como alguien complacido por verlo. Pero él había visto el placer en sus ojos al verlo, antes de que su cabeza entrara en funcionamiento. Así que su cerebro le había dicho... ¿qué? -¿Por qué te irías ahora,

_________? Vine aquí a buscarte.

Su cabeza se irguió, una vez más la alegría, y luego desapareció de nuevo. -Claro que sí. Sólo déjame bajar, Niall

-¿No crees que pude haber cambiado de opinión y venir detrás tuyo?

-Correcto. Todos los tipos quieren un cuerpo regordete en su cama. -Sus labios se apretaron. -Deja de hacerme un lío en mi cabeza y desátame.

Alguien había hecho un revoltijo en su mente, pero no había sido él. La culpa surgió a través suyo entonces, cuando se dio cuenta que su desagradable golpe bajo no le había hecho en absoluto nada bien a su auto-­‐imagen. La había echado fuera de su vida sin darle ninguna razón, de manera que mental y emocionalmente se había ido por el mismo mal camino que había estado siguiendo desde hacía años.

Tenía que resolver este problema antes de que pudieran seguir adelante. Él la miró, sus brazos deliciosamente amarrados. Sintiéndose como ella lo hacía, él no la tendría en esta posición otra vez.

Parecía que éste era el momento y éste era el lugar.

Y el comienzo de la solución tendría que empezar con él. La idea de hablar sobre sus pesadillas y Greg le retorcía el intestino. Pero le debía esto. Él le había ocultado información, y ella había sufrido por eso.

Niall se paró frente a ella, mirándola con ojos ilegibles. _________ parpadeó para contener las lágrimas. Estaría maldita si se permitiría sorber frente a él. -Bájame. Ahora.

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Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora