Capítulo 25

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Bien, a ella le gustaba tener todas sus cosas alrededor otra vez, _________ decidió que tomaría otra ducha, se afeitaría las piernas, ¿a pesar de que cuál era el punto de tener la piel suave ahora? Y se lavaría el pelo con sus propios champú y acondicionador. Se había sentido demasiado incómoda para mover sus cosas a la habitación de Niall ¿y no era una buena cosa que no lo hubiera hecho? Él estaría allí ahora, dándole a Ashley una cabalgata enfrente de su chimenea. Sus manos se apretaron en puños con tanta fuerza que podía sentir las uñas cortando su piel. Dios mío, qué doloroso. _________ expulsó el aliento y sintió un sollozo brotar desde el fondo de su pecho.

No. Sin llantos. Nadie iba a verla mañana con los ojos rojos. No los swingers, no Niall Muestra algo de orgullo, _________.

Se puso su camisón nuevo, porque ella se merecía algo especial y empujó una silla cerca de la estufa de leña. Mientras su pelo se secara, intentaría concentrarse en Mujercitas, pero el libro no podía competir con los horribles sentimientos barriendo a través de ella. El deseo de arañar el rostro de Ashley la tenía a _________ clavando sus uñas en la suave portada del libro. Maldito Niall por encapricharse con esa perra desagradable. ¿Y por qué le dolía tanto que lo hiciera?

Ella no tenía ningún derecho sobre él, y oye, él probablemente tomaría las mujeres a diestra y siniestra. No era un swinger, es cierto, pero un hombre viril con, su aliento resopló, mucha habilidad y experiencia. ¿Y por qué le costaba tanto pensar en él sólo como una maravillosa... follada? Era una cosa típica de chicas, imaginar una relación donde no había ninguna.

¿Por qué ella no podía ser gay? ¿O una monja?

Alguien llamó a la puerta de su cabaña. Ella saltó, luego puso los ojos en blanco. Dos hombres del club habían estado por ahí ya, tratando de entusiasmarla con un poco de sexo. Al parecer, ¿tendría que rechazarlos uno por uno? —No estoy interesada, —gritó. —Vete.

Una llave raspó en la cerradura, y el picaporte se movió. ¿Matt nunca aprendería? Se levantó de un salto. —Ya te dije...

Anchos hombros llenaban la puerta y fríos ojos azules se dispararon a los suyos.

—¿Niall? —Ella dio un paso atrás.

—Muy bien —dijo con voz seca. —Te acuerdas de mí. ¿Con el que has estado follando durante los últimos dos días? —Caminó hacia ella, tan imparable como un camión, y ella se alejó hasta que su espalda golpeó contra la pared. Él puso una mano abierta a cada lado de ella, atrapándola. Nunca la había mirado tan enojado, ni siquiera cuando había estado caminando sola.

—Me acuerdo de ti. —Entonces ella también recordó por qué había ido a la cabaña. Su columna vertebral se enderezó. —Pensé que estarías —le escupía las palabra a él —follando con

Ashley esta noche.

—¿Ashley? —Sus cejas se juntaron como si se hubiera quedado perplejo. —Oh, la rubia cachonda. No me la follaría... —De repente la ira desapareció de su cara y sus labios se curvaron. —¿Tú la viste saltar sobre mí y pensaste que estaría ocupado esta noche?

¿Por qué tenía la sensación de que estaba un paso por detrás de él? —Bueno, sí. Si ella no te ahogaba con sus pechos, —dijo secamente.

—Tú debes haber entrado y salido en cuestión de segundos, entonces, pequeña, —dijo en voz baja, acercándose hasta que pudo sentir el calor de su cuerpo a través de su fino camisón. —Justo después de que empujó sus tetas en mi cara, me puse de pie. No estoy seguro de qué se vio más afectado, su culo o su orgullo.

_________ se atragantó con una carcajada y trató de contener la embriagadora sensación barriendo a través de ella. Él había rechazado a Ashley. Había venido a buscarla.

—Parece que tuvimos un poco de falta de comunicación aquí. —Su mano le tomó la barbilla. — Creí que habías decidido saltar a otra cama esta noche. —Ew. —Ella arrugó la nariz. —Por favor.

Su sonrisa se encendió, oscura y perversa. —¿Entonces no estás toda vestida para... ah, el entretenimiento? Su mirada recorrió hacia abajo su figura, y ella se volvió extremadamente consciente de lo transparente y provocativo que lucía su camisón. Apoyando un antebrazo contra la pared sobre la cabeza de ella, él le corrió su otra mano hacia abajo por el cuello, a través del escote de encaje de la prenda. —Muy bonita.

Ella llevó sus brazos hacia arriba y los cruzó sobre su pecho. —Me puse el camisón sólo para mí. —Se mordió el labio y añadió: —Me sentía un poco triste.

—Ah. —El pliegue apareció en su mejilla. —En ese caso, quizás necesites un incentivo. —Tomó un firme agarre en sus muñecas y le bajó los brazos a los costados. —Déjalos ahí, pequeña sub, — le advirtió.

—Yo no soy una...

—Silencio.

La orden impartida envió calor reuniéndose dentro de ella como si la hubiera tocado.

Arrastró un dedo hacia abajo de su cuello y en la parte superior del camisón. Ella sabía que la fina tela dorada no ocultaba el endurecimiento de sus pezones. En realidad, que no ocultaba nada. Ella lo había comprado suponiendo que estaría un poco bebida y con Matt, no sobria y con alguien que le hacía curvar los dedos de los pies cada vez que lo miraba.

—¿Sabes lo magnífica que eres? —él murmuró, metiendo la mano en el escote para acariciar su pecho.

Ella se puso rígida. Había pensado mejor de él. —No me trates en forma condescendiente,

Niall Tengo sobrepeso y...

—_________, si fueras flaca, no tendrías estos. —Su mano se ahuecó en su pecho, su pulgar frotando su pezón de una manera que sus piernas se debilitaron. Su otra mano se deslizó por su espalda y se curvó en su trasero, tirando de ella en contra de la gruesa erección. —Soy un hombre grande, dulzura. Cuando me corro sobre una mujer, me gusta suave, no un conjunto de palos que podrían romperse. —Apoyó su peso sobre ella. —Si yo deseo un lugar donde poner mi cabeza, o el resto de mí, prefiero una almohada a una roca. —Su mano masajeaba sus nalgas. —Tú, pequeña rebelde, eres una almohada, y yo quiero justamente eso.

Ahora que pensaba en ello, Niall no se molestaría con mentiras. Si no le gustaba algo, él no sería discreto al respecto. Por el contrario, si decía que le gustaba algo, ella podría ser capaz de creerle. Una extraña sensación corrió a través de ella cuando intentó verse a sí misma a través de sus ojos, trató de modificar el significado de la palabra suave de algo despectivo a algo valioso. Ella era suave y deseable.

El picaporte de la puerta se sacudió, y un hombre dijo en voz alta, —_________. Traje un poco de vino.

Niall le mordió el hombro, un dolor agudo que la hizo saltar y sin embargo, despertó un latido más abajo. Él levantó la cabeza. —Ruidosa cabaña tenemos aquí. Deberías presentar una queja ante la dirección.

Ella soltó una carcajada. —Voy a hacer eso. —Agarrándose de los brazos de Niall se puso de puntillas para decir por encima del hombro, —Lo siento, pero estoy ocupada.

—La administración propone una cabaña diferente, —dijo Niall en su oído. —Una donde las manos desobedientes puedan ser debidamente refrenadas. —Se quitó las manos de sus brazos y las llevó a la boca. A medida que mordía sus dedos, ella no podía dejar de recordar cómo sus labios se habían sentido moviéndose por su coño. Cuando él mordió la suave carne justo debajo de su pulgar, un chisporroteo disparó directamente a su clítoris. —Vamos, cariño.

—O-­‐ok. —Si ella pudiera caminar tan lejos. —Sólo déjame cambiarme, y yo...

—No, me gusta lo que estás usando. —Echó un vistazo alrededor de la cabaña. —Empaca tus cosas.

Oh, por supuesto, ¿como si fuese a desfilar a través de la sala del albergue en un camisón? Empacaría, seguro. Y luego se cambiaría. Tirando la maleta sobre la cama, puso sus cosas, dejando de lado un par de pantalones vaqueros y una camisa. Ahora que lo pensaba, ella no podía entrar en el albergue con una maleta. Bien podría también llevar un cartel que diga "SOY UNA PUTA". Miró a Niall —Voy a dejar mi maleta aquí en el porche y recogerla en la mañana.

Sus ojos se arrugaron, y vio la risa aligerar sus ojos azules antes de que él la arrojara por encima de su hombro.

Ella luchó para encontrar el aliento que él le había quitado. —¡Hey!

Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora