Capítulo 41

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―Ella en realidad se las arregló para despertarme de las pesadillas dos veces sin que la golpeara a través de la habitación.

―¿Hizo eso? Huh.

Niall se frotó el mentón. ―¿Cómo hizo eso? Tú nunca pudiste.

Greg lo pensó por un momento. ―Tus pesadillas podrían haberse atenuado, o podrías confiar

en ella.

―Podría ser cualquiera de las dos cosas.

―Ya sabes, no gritas más en la noche, ―dijo Greg, dando golpecitos con su cabeza contra la silla. ―Ni caminas sonámbulo.

―No, gracias a Dios. ―La sangre y la muerte aún reinaban en sus sueños, pero al menos se despertaba en su cama. Nunca había pensado mucho al respecto. ―Las pesadillas sin embargo no parecen mejorar, ―dijo lentamente, ―pero tal vez no me afectan tanto.

―Eso es lo que creo.

Pero, ¿podría confiar en que no le haría daño? Dejó caer la esperanza. El hecho de que ella haya sobrevivido dos veces no significaba una mierda. Negó con la cabeza. ―No, yo no...

―Hermano, ―Greg lo interrumpió. ―Tú no mataste a la pequeña pelirroja, y ella estaba en la cama contigo. Infierno, yo estaba parado al otro lado de la habitación y tú viniste detrás mío.

Los ojos de Niall se estrecharon. Maldita sea, él la quería, la quería con él, en su cama, en sus brazos. Pero necesitaba saber que no le haría daño. Miró a su hermano. ―¿Te sientes valiente, hermano?

Después de obligarse a sí mismo a mirar una película de guerra, algo que normalmente evitaba debido a que, inevitablemente, le daba pesadillas, Niall se había ido a la cama.

El caliente aire seco y el sudor se deslizaba hacia abajo por su espalda. El traqueteo de las armas transportadas se incrementaba por el camino, soldados de cada lado, mirando hacia afuera. Gritos. Un revoltoso se apresuró hasta ellos y atacó a dos de los soldados. Antes de que el cuerpo llegara al suelo, estalló una espantosa salpicaduras de rojo y carne y...

Un golpe fuerte. ―¡Muere!

Niall se incorporó de golpe.

Sonriendo como un asno, su hermano se apoyó casualmente contra el marco de la puerta. La puerta aún se estremecía contra la pared.

Niall se frotó la cara, sintiendo el sudor. ¿Muere?

―Pareció como una buena palabra para provocarte. ―Greg se rascó la espalda contra la madera. ―No funcionó, sin embargo. Buenas noches, hermano.

―Buenas noches. ―Niall se dejó caer sobre la cama, la adrenalina corriendo por sus venas como si hubiera bebido por lo menos cinco tazas de café. ―Gracias. ―Creo.

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Las semanas desde que _________ había regresado a San Francisco habían sido ajetreadas. Había estado demasiado ocupada para pensar en las montañas o en las vacaciones... o en hombres que no la querían. Y aún así, en intervalos con demasiada frecuencia, un sentimiento se arrastraba a través de ella como si hubiera olvidado algo, o dejado algo atrás. Tenía que detenerse y verificar. Llaves en el bolso, bolso sobre el hombro.

Al principio, pensó que extrañaba su apartamento, pero realmente no lo hacía. ¿Su trabajo? Pero renunciar le había traído nada más que alivio. Así que tuvo que enfrentar los hechos. Echaba de menos a la montaña y al albergue tanto como a los recuerdos que eran como una bola pesada en su estómago. Cuando cocinaba, seguía haciendo a un lado los pedazos para Thor.

Y cuando pensaba en Niall ella intentaba realmente, realmente duro no pensar en él, quería volver con él tan desesperadamente, que había tenido realmente las llaves de su auto en la mano un par de veces. Por la noche, daba vueltas, buscando su calidez, necesitando sus brazos alrededor de ella. Cómo podía extrañar a alguien que había conocido por menos de una semana, no tenía ningún sentido. Sin embargo, dondequiera que iba, escuchaba su profunda voz.

Ella había comprado cinco camisas de franela su primera semana de vuelta a San Francisco.

Verdaderamente patético, _________. Con un suspiro de exasperación, _________ salió de su dormitorio temporal y se dirigió al salón de Pepper. Hizo un movimiento afirmativo con la cabeza a su alta y delgada amiga, miró el sofá púrpura y se estremeció, y luego se dejó caer en una silla acolchada de color verde. ―Me sorprende que tus globos oculares no sangren.

―Sólo porque tú luzcas horrible cerca del púrpura no quiere decir que todos lo hagan. ―Pepper sonrió y suavizó su pelo negro. ―¿Ya has desempacado todo?

―Ya está todo.

―Sin trabajo, sin apartamento, con tus cosas en el depósito. Has estado muy ocupada. ―Pepper se dirigió a la pequeña cocina del apartamento y reapareció con dos cervezas. ―Así que ¿qué sigue en esa detallada lista tuya, mi artística amiga?

_________ tragó un poco de la fría y oscura cerveza. ―Es sobre todo una lista de lo que no quiero, hasta el momento. No más puestos de trabajo sin sentido. No más ciudades. ―No más sexo aburrido.

―¿Seguro que no estuviste consumiendo drogas en esas vacaciones que tomaste?

_________ se echó a reír. ―No, en realidad estuve pintado. ―Y tuve montones y montones de sexo. ―Eso es lo que planeo hacer ahora. Dibujar algunos libros para niños en la universidad. Llamé a algunos contactos hoy y parece que puedo hacer eso a tiempo parcial. ―Dejándole el resto del tiempo para la pintura. Y había una satisfacción embriagadora en darle vida a un libro. Incluso mejor, ver a un niño disfrutar de él. ¿Eso es un cuento real, papá?

―Muy bien. Marca el tilde en el trabajo. ―Pepper golpeó sus doradas uñas con lentejuelas en su cerveza haciendo un sonido tintineante. ―¿Dónde vas a vivir?

―Bueno, puedo trabajar en cualquier lugar como ilustradora. ―_________ inclinó la cabeza hacia atrás. ―Pero no estoy lista para tomar una decisión sobre eso todavía. ―Se pondría a estudiar un nuevo estado. Ver adónde quería ir. Apretó los labios. Greg mencionó viajes periódicos de ellos a San Francisco para juntar clientes para el albergue y divertirse. Cuando ella había entregado la llave de su apartamento, se dio cuenta que había albergado una loca esperanza de que Niall apareciera en su puerta. Él sonreiría y le diría que le debía una mamada. No lo hizo. Y ahora ella no tenía un lugar donde él pudiera encontrarla. Maldito seas, Niall El dolor en la garganta hizo que el próximo trago de cerveza sea dificultoso. Se obligó a dejarla.

:or

Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora