Él le tomó las manos antes de que ella pudiera cubrirse a sí misma y le dirigió una mirada implacable. —Durante la siguiente hora o así, este cuerpo es mío para jugar con él. ¿Entiendes?
Un escalofrío la recorrió cuando su mano acarició sus pechos.
—Pequeña sub, tu respuesta es "Sí, señor" —Él esperó.
Trató de tragar, pero toda la saliva había desaparecido de su boca. —Sí, señor —susurró.
—Muy bien. —Levantándose, la colocó detrás del poste donde había un tronco apuntalado en un ángulo de la ladera. La superficie expuesta había sido pulida y negros puños de velcro colgaban de anillos de hierro incrustados en los lados. Él le ubicó la espalda sobre él y le tendió una mano.
—Dame tus muñecas.
Cuando ella vaciló, esperó pacientemente, sus ojos nivelados. Ella confiaba en él, pero no se movía. Un extraño encogimiento alrededor de su pecho mantenía a sus pulmones expandidos cuando lo miró fijamente. Ella realmente se fiaba de él. Puso las manos en la suya.
Su sonrisa de aprobación ayudó, pero luego él levantó las manos sobre su cabeza y se inclinó hacia adelante, apoyando su peso sobre ella, anclándola en su lugar. Algo de pronto se apretó alrededor de una muñeca, luego de la otra.
Ella respiró hondo y tiró. Sus muñecas estaban restringidas. Inclinando la cabeza hacia atrás, miró hacia arriba. Puños rodeaban sus muñecas, asegurándola al árbol.
Tiró, sintiéndose al borde del pánico, su corazón acelerado. —¿Niall? No me gusta esto. —Su voz temblaba. Ella se retorcía debajo de él.
Le tomó el rostro entre sus manos, deteniendo sus movimientos frenéticos, sus manos inflexibles pero suaves. —_________, mírame.
La orden hizo que vuelva su atención hacia él.
—No voy a hacerte daño, cariño. ¿Me crees?
Ella lo miró a sus ojos azules. Severos, fuertes, poderosos, pero no crueles. Él siempre le había dicho la verdad. Ella asintió con la cabeza.
Un pliegue apareció en su mejilla, a pesar que sus labios no sonreían. —Bien. El principio de la confianza. No voy a dejarte, y no voy a hacerte daño. Tu trabajo es simplemente confiar. Confía en mí por... digamos, una hora... y después hablaremos al respecto. ¿Puedes hacer eso?
¿Una hora? ¿Tenía que estar al aire libre, encadenada a un árbol y medio desnuda, durante una hora? Pero sus ojos permanecían fijos, y su inquietud se alivió lo suficiente como para que ella pueda hacer una pequeña inclinación de cabeza.
Su sonrisa sostenía su aprobación. —Buena chica. —Inclinando la cabeza, lamió sobre un pezón. Ella se sacudió cuando la caliente sensación chisporroteó a través de ella. Sus brazos trataron de reaccionar, y no pudo moverse, lo que envió más calor inundándola. Luego de un segundo, se dio cuenta que Niall había dado un paso atrás, y su concienzuda mirada estaba concentrada en su rostro.
Cuando ahuecó ambos pechos en sus duras manos, acariciando los hinchados pezones con sus pulgares, ella ahogó un gemido. Su cabeza golpeó atrás contra el árbol mientras sensación tras sensación la recorría, y su siguiente gemido se escapó.
—Tomaré eso como un sí —murmuró Niall Dio un paso atrás alejándose lo suficiente como para tirar de una correa sobre la cintura de la pequeña sub, apretándola cómodamente sobre su estómago desnudo. Esto tanto la mantendría más segura como aliviaría algo de la tensión de sus brazos.
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Master of the Mountain
FanficCuando el novio de ______ le propone ir de vacaciones a un hospedaje en la montaña con su club swing , rápidamente se da cuenta de que ella no disfrutaba con el intercambio de parejas. Ahora no tiene donde dormir. Niall, el propietario del hospedaj...