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...-Vamos camino a nuestro sitio favorito; el apartamento qué fue testigo de muchos instantes juntos, aquéllos que fueron los más hermosos del universo.
Estábamos hablando con una naturalidad, pareciera qué jamás nos hubiéramos alejado completamente.
Sonreímos, cómo en aquellos tiempos, en qué lo hacíamos tan frecuentemente.

Al llegar, seguíamos con el mismo sentir, sólo qué está vez no habían secretos entre nosotros.
Entramos a la habitación, aquélla que estaba poco iluminada, sólo la atenuaban algunas luces de afuera de la calle, fue entonces qué comencé a contemplarla, pues de un momento a otro nos habíamos quedado en absoluto silencio, sólo viéndonos a los ojos intentando desnudar nuestras almas, antes qué desnudar nuestros cuerpos. En un breve instante, la besé, la besé con una ternura qué pensaba no podía existir dentro de mi ser, besé sus labios, pasando por su cuello, aquél qué se comenzo a ladear haciéndose a un lado, para permitir qué el mas pequeño de los roces de mis labios lo tocará, generando aquella sensación de placer y delirio en los dos; era evidente qué nuestras pieles y nuestros cuerpos se conocían con previa anticipación, y que estaban esperando ansiosos por éste momento en dónde dejaríamos de ser dos piezas pérdidas, para ser un sólo cuerpo fortalecido.
Sus manos comienzan a acariciar mi torso desnudo, con una ternura y una calidez que me estaban provocando los mas hermosos delirios por ella, sí, la extrañaba, la anhelaba con todas las fuerzas de mi ser y éste instante fué el más mágico de todo nuestro encuentro, porqué literalmente estábamos hablando en el mismo lenguaje, aquél que me estaba llevando a tomarla con delicadeza hasta hacerla mía y yo ser completamente suyo, sin nadie más que nosotros dos siendo los mismos qué se amaron, y seguirían amando hasta el final de los días...

ELLA NO ME AMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora