One-Shots Snowbaz

Bollos de cereza

Simon se encontraba en su habitación, sentado pacíficamente en la cama, sentado en posición de loto, y con una gran bolsa medio llena de bollos de cereza. El contenido de ésta bajaba rápidamente. Esos meses sin comerlos habían pagado factura. Penny se los había dado como recompensa al descubrir en cual de las tantas cajas de mudanza se encontraba la capa de terciopelo rojo de la chica (¿Donde había conseguido los bollos? Ni idea) Soltó un leve gemido al morder uno. Había valido la pena casi asfixiarse entre tantas cosas, los bollos lo valívalian.

"-Es que acaso... ¿la piensas llevar a la Universidad?- preguntó, al tiempo que urgaba entre los escombros, una esquina de alguna caja se le había clavado en el tórax. -Además...¿¡Porque no usas magia?! ¡Me estoy muriendo aquí!
-Shhhhh¡esto cuenta como parte de tu terapia! Debes aprender a hacer las cosas de la manera normal.-gritó Penny exasperada, pero con un leve toque de humor en su voz.
-Morire de la manera normal, entonces"

El sonido de unos pasos apresurados resonando en el piso de madera lo obligaron a incorporarse. Sacudió las migajas de comida de su pantalón y levantó la vista cuando la puerta se abrió, revelando a un Baz eufórico en el marco de la puerta.
-¿Baz?- se obligó a preguntar, antes de caer en cuenta que Baz, tenía hambre. Y no cualquier hambre. De sangre, de su sangre. Los ojos del pelinegro prácticamente lo devoraban con la mirada. Y no de la buena manera. La puerta se cerró. Ya no había salida.

Baz se abalanzó encima de Simon, el rubio apenas y tuvo tiempo para soltar un jadeo de la impresión cuando ya se encontraban cuerpo a cuerpo en la cama. Simon estaba en pánico, pensó que en cualquier momento Baz podría perder el control. Pero ese pensamiento huyó al sentir los colmillos de Baz rozar su cuello, con la punta rozando su yugular. Esta vez su poder no lo salvaría como en tantas veces lo había hecho, esta vez Baz iba a tomar su sangre y el ni siquiera se había bañado.

Pero, justo cuando pensaba que era el momento en que acabaría su vida, se sorprendió al sentir como el borde de los colmillos era remplazado con los labios de este dejando leves besos.
-¡Por Crowley! ¡Baz, casi me da un infarto!- Simon empujó a Baz por los hombros logrando quitárselo de encima, pero siguiendo juntos, apenas separados.
-¿Cómo pudiste creer que te iba a morder?- preguntó Baz por su parte mientras se desabotonaba el saco negro que llevaba.
-Estabas prácticamente rozando los colmillos en mi cuello...

Su camiseta terminaba demasiado adherida al cuerpo del pelinegro. Simon suspiró sin poder eviatarlo.
-Bien...¿y a que hora llega Bunce?- preguntó Baz, más para sí que para Simon.
-A las tres, tal vez antes, salio a comprar...- sin dejarlo terminar, Baz lo tomó por la cintura, apegándolo a él, con su otra mano tomando su mandíbula, para pegar sus bocas, ambos sumiéndose en un profundo y largo beso.

La cola de Simon se movía de un lado a otro incomodando a Baz, quien la enredó en su mano libre y la jaló suavemente provocando una ola de jadeos por parte de Simon.
-¿Te gustó diablito?-susurró Baz en la oreja de Simon, a lo que este se sonrojó.
-C-Cállate-espetó Simon con la cara roja como tomate. Baz sólo se rió y se inclinó para besarlo.

En un momento indefinido los hábiles dedos de Baz lograron deshacerse de la camiseta de Simon, y comenzó a dejar un rastro de besos por todo su pecho. A está acción Simon sólo atinaba a soltar pequeños gemidos, lo cual hizo que Baz se desesperara y comenzará a quitarle el pantalón.

-Baz, para- Simon intentento safarce de las garras de su novio.
-Simon... ¿Estas seguro de que quieres que pare?-le preguntó al oído con voz áspera. A Simon le recorrió una corriente eléctrica.
-Esta bien-Simon carraspeo-Solamente no te rías.- Un tanto confundido sobre a qué se refería Simon, Baz tiró de los pantalones de este hacia abajo y una fuerte carcajada por parte del pelinegro se escuchó por todo el cuarto al observar la ropa interior de su novio y el gran bulto que se encontraba en ellos.
-¿Patitos Simon, enserio?- dijo Baz con risa destilando de sus palabras. Antes de que Simon pudiera protestar, Baz se inclinó para besarlo, sus manos bajaron a la cadera de Simon, jugueteando con el borde de la ropa interior de este. Metió sus dos dedos índices en esta, empezando lentamente a bajarla...

Una voz llamó a Simón desde afuera. La puerta se abrió en medio de un gran estruendo de bolsas cayendo al suelo (consigo una con bollos de cereza, cabe decir), y Penny gritó y cerró la puerta.
-¡Por Stevie Nicks y Gracie Slick! ¡Carajo! ¡A la próxima ponganle seguro a la puerta!- se escuchó maldecir a Penny del otro lado del umbral. Seguido de un leve "Mis ojos"
- ¡Puta madre!- gritó Simon, incorporándose

Baz se volteó para dirigirse a Simon, quien retrocedió al creer que Baz volvería a besarlo.
-Pues será la tuya, la mía es una Santa
-Oh...vete a la mierda- dijo Simon observando el suelo-¿Baz?- susurró.
-¿Si?
-¿Me pasas los bollos de cereza?
-Estan en el piso
-No me importa

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Original: 629 palabras
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Espero que ahora se pueda entender mejor, seguiré pronto con los otros.