Biblioteca

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Dedicado a niallersbeat
Baz había decidido visitar a sus padres. Tenia un tiempo que no los veía y considero que ya era tiempo de ir a verlos. Pero solo había un problema. No quería dejar a su lindo diablito solo, así que le propuso ir con el. La respuesta fue inmediata: "No" . Pero como Basilton Grimm-Pitch consigue todo lo que quiere, después de rogar, prometer y mucho sexo de por medio, Simon aceptó ir.

Así, pues, en ese momento ambos encontraban en la Biblioteca, no era tan grande como en la casa anterior, pero era bastante aceptable. Baz recorría cada pasillo, teniendo a Simon a lado, volteba a ver a ratos a Simon, viendo como a este le brillaban los ojos por la inmensidad de todo. Era una imagen bastante adorable la cual se podría haber admirado con amor, pero como todos sabemos, Baz no pensó así, sus pensamientos no eran para nada inocentes.

No supo como, ni queria averiguarlo, pero el rumbo de sus ensoñaciones se desvío a tal grado que estaba imaginándose a Simon, apoyado en los estantes, siendo embestido duramente por el. No dudo en hacer cumplir su fantasía.
Se acercó lentamente a Simon, abrazándolo por detrás, y juntando su cadera con el trasero de Simon, para que este notara su erección.

El rubio, al sentir eso, se puso rojo y volteó a ver a Baz, el cual estaba sonriendo.
—¿q-qué estás haciendo?—el pelinegro sonrió.
—¿acaso no te puedo abrazar?— Simon a esto se puso mas rojo.
—C-claro que puedes, p-pero...
—Simon...— Baz junto mas su cadera— ¿recuerdas lo que estábamos haciendo en la biblioteca la otra vez? ¿En mi otra casa? Alguien estaba siendo muy travieso y me estaba quitando la camisa... Pero, desafortunadamente Vera nos interrumpió, aunque, para tu información, la cena sera en dos horas, y mis hermanos tienen prohibido entrar, nadie nos va a interrumpir. Quiero follarte aquí Simon, ¿puedo?

La cara de Simon era todo un poema, tenía las mejillas extremadamente rojas, y los ojos cerrados. Baz solo vio como este asentía, dándole su aprobación. Entonces fue cuando la situación se descontrolo.
Baz rápidamente le quito la camiseta, y empezó a pasar sus manos por todo el torso del rubio, admirando la suavidad y tersura de su piel dorada. Rápidamente le quito el pantalón, bajándoselo hasta los tobillos, necesitaba hacer todo deprisa, no quería perderse la cena.

Sus manos subieron por toda la extensión de las piernas de Simon, acariciando por dentro de sus muslos, cerca de la erección del contrario, pero sin llegar a tocarla. El rubio soltó un jadeo bajo, sintiendo como las manos de Baz exploraban la piel, y como estas bajaban la última prenda.
—Inclinate— oyó la voz susurrante del pelinegro, dictándole la orden. Se estremeció, pero cumplió la orden, agarrando el estante para sujetarse. Solo esperaba que la puta cosa no se cayera.

Baz se mordio el labio, admirando el culo de su novio, dispuesto para que el lo corrompiera. Metió la mano en su chaqueta, sacando una pequeña botella de lubricante (era una persona precavida), la abrió, y se aplico la sustancia en sus dedos anular, medio e índice. Se acercó al rubio, y adentro su dedo indice, sintiendo como la entrada de Simon cedía lentamente, mientras el hacia pequeños círculos, dilatando al mas pequeño. Oyó como Simon gimoteo, así que agrego un segundo dedo, moviendo estos en tijera, tratando de dilatar la entrada lo más posible.

Simon era un lío de jadeos y gemidos, sentía como los dedos de Baz entraban y salían, rozando sus paredes internas. Cuando el pelinegro agregó el tercer dedo no pudo evitar gemir, había dado contra su próstata. Baz siguió dando contra su punto débil, haciendo que le recorriesen esoasmos de puro placer. El contrario saco sus dedos, provocando en Simon un jadeo involuntario. Oyo el sonido de una cremallera al abrirse. Pronto sintió como el miembro del contrario rozo su entrada. Movió un poco la cadera, buscando mas contacto, pero las manos de Baz se aferraron a sus caderas, impidiendo que se moviera.
—Alguien esta ansioso— dijo divertido Baz, metiendo lentamente su miembro. Simon soltó un jadeo.
—C-callate— respondió con un jadeo. Baz rió entre dientes.

El miembro de Baz entro lentamente, torturandolo, sintió como cada centímetro entró, y soltó un gemido cuando estuvo por completo dentro de el. Empezó con un ritmo lento, haciendo que Simon sollozara, quería que fuera mas rápido, que se dejara de juegos y que se moviera rápido. Intento moverse un poco, buscando más contacto, pero las manos de Baz aferradas a su cadera de lo impedían.
—¿Quieres que vaya mas rápido? — preguntó el contrario. Simon solo pudo soltar un suspiro, el idiota estaba jugando con el.
—S-si, m-maldita sea— jadeo. El miembro de Baz salió casi completamente, dejando sólo la punta dentro.
—Perfecto, pues— rápidamente dio una estocada, provocando que el cuerpo de Simon se sacudiera.

Las manos de Simon se aferraron al estante, temía caerse por la fuerza de las embestidas si no lo hacia. Baz empezó a moverse mas rápido, llendo cada vez mas profundo en su interior. Rápidamente encontró su próstata, para continuar golpeandola una y otra vez. De la boca de Simon solo salían gemidos y gritos de placer, mientras que en sus ojos estaban nublados por el mismo. Sintio un leve tiron en en abdomen, anunciando que estaba a punto de correrse. Sus gemidos se volvieron mas agudos, los dedos de Baz se aferraron a su cadera, apretando la piel y dejando marcas, para al fin correrse juntos entre gemidos y los nombres entrecortados de cada uno.

Sus respiraciones agitadas se oían en la habitación, y un leve jadeo de Simon cuando Baz salio de el. El pelinegro se acomodo la ropa rápidamente, se paso la mano por el cabello, peinandoselo un poco. Simon, aun un poco aturdido, recogió su ropa del suelo, y empezó a vestirse, sonrojado. Cuando ambos acabaron de arreglarse, Baz fijo su vista en el lugar en donde lo habían hecho.
—Creo que se te olvido algo ahí, cariño— Simon fruncio el ceño, y su semblante se pinto se rojo cuando entendió a que se refería Baz. En el piso estaba, bueno, el combrobante de lo que habían hecho allí.

—Imbecil—respondio, todo sonrojado. Baz solo se rió.
—Es mejor que lo limpies— Simon lo miro mal.
—¿No traes allí algún papel? Traias lubricante— Baz negó, jugando con Simon. Pero por la mirada que le dedicó este, entendió que si no cooperaba, se quería sin sexo ,por mínimo, una semana. Resignado saco un pañuelo. Simon rápidamente limpio todo, y lo tiro en una papelera que estaba cerca del estante de libros de donde estaban. Justo a tiempo, porque un minuto despues llego una sirviente a buscarlos.

Después de eso, el pobre se Simon no puede ir a una biblioteca sin recordar el suceso.

Aquí esta su pinche lemon. Esta rápido, pero, vamo', ya les di mucho esta semana, aceptenme esto, luego escribo uno más largo y explícito, pero es para calmar las revoluciones :v

Bai :3

One-Shots Snowbaz Where stories live. Discover now