Let me be the one to save you || a.i.

Capítulo 12

Mi madre ya estaba durmiendo cuando recibí el mensaje de Ashton avisando que se encontraba afuera. Hice lo imposible por no hacer ruido para no despertar sospechas, y salí al patio delantero con mi pijama y mis pantuflas rosa. Me veía horrorosa, pero no me importó.

Ash me esperaba dentro de su auto. Me acerqué acelerando el paso, y entré.

-¿Intentas provocarme vestida así? -preguntó mientras me acomodaba en el asiento del acompañante.

Me incliné para besarlo sin decir nada, porque en realidad no sabía qué responder. Reaccionó inmediatamente y sus manos se apoderaron de mi cintura, haciéndose paso por debajo de la remera de mi pijama muy sutilmente.

Podría haberme quedado en ese momento toda una eternidad. ¿Cómo es que aún no existe una máquina para detener el tiempo?

Lo efímero de la vida estaba empezando a molestarme, incluso en una situación tan jodidamente rídicula como esa.

De un momento a otro, el beso se tornó agresivo, firme. Ashton empezó lentamente a adueñarse de cada centímetro de mi cuerpo, acercándome cada vez más a él.

Amaba sentir que se volviera posisevo con respecto a mi.

Su mano bajó desde mi cintura y recorrió toda mi pierna hasta mi rodilla, desde donde volvió a subir nuevamente, acariciándome con una delicadeza exquisita. Mis dedos entrelazados en su cabello y mi respiración entrecortada terminaban de decorar la escena. Noté que había perdido mis escrúpulos con él, ya no temía nada.

Sentí que sus labios se curvaban en una sonrisa en pleno beso. Nos separamos ligeramente, y Ash murmuró unas palabras entre risitas repletas de ternura.

-¿Qué has hecho conmigo, Kate? -le di otro beso corto, y continuó hablando- ¿En qué me has convertido?

Reí, porque en realidad la que se sentía completamente diferente desde que nos conocimos era yo. Mi vida había dado un vuelco, y aún no tenía idea de la magnitud en que todo cambiaría.

-Aún estas a tiempo de arrepentirte -él si, yo no. Ya era muy tarde para mi. Definitivamente nada de lo que nos estaba pasando estaba en mis planes. Primero, porque nunca fui el tipo de chica de la cual chicos como Ashton, o incluso Jake, se sentían atraídos. O al menos eso creía. Y segundo, porque nunca creí merecer algo así. Nunca. Y aún en ese momento, donde sentía que todo era perfecto, me costaba creer que fuese real.

Sin embargo, una vez escuché que las mejores historias de amor suceden con la persona más inesperada, en el momento menos pensado. Cada vez estaba más segura de que así era, aunque no estaba tan segura de que eso se pudiese llamar amor aún.

-No lo creo. -me sonrió, como dando por sentado aquello que no dijo. Mordí mi labio inconscientemente por unos segundos, disfrutando del regocijo que causaron esas tres palabras en mi, y hundiéndome en el alivio que me trajeron.

Ahora, después de un año, puedo admitir que en ese momento tenía miedo. Tenía miedo de que todo se desmoronara de un momento a otro, como solía pasar muy a menudo en mi vida. Tenía miedo de que me decepcionen otra vez. Tenía miedo de enamorarme, e incluso, de sentirme amada.

Además de eso, si alguien se iba a enamorar de mi, no quería que se enamore de cómo me veía los domingos cuando salía a algún lado, o de cómo quedaba luego de horas de preparación.  No quería que se enamore de mi pelo recién peinado, de mis uñas bien arregladas o de mi maquillaje de sobra. Quería que ese alguien se enamore de lo imperfecto de mi aspecto, de cómo mi cuerpo se ensanchaba un poco al llegar a las caderas, o de cómo estaba segura de que nunca iba a tener una figura perfecta, y cómo en verdad no me importaba. Quería que ese alguien se enamore de mi impaciencia y mi mal humor, de mis celos estúpidos y de como a veces no tenía ganas de nada. Quería que se enamore de mi actitud infantil en ciertas ocasiones, y de mi madurez en otras. Quería que se enamore de mis secretos, de mis peores momentos, y de los mejores. Quería que se enamore de mi como un todo, con lo bueno y lo malo que eso implica.