Let me be the one to save you || a.i.

Capítulo 11

Lo que quedaba de la semana se pasó bastante rápido, probablemente porque me dediqué únicamente a hacer lo imposible para estar lista para el examen del viernes. Lo único que no estuvo del todo relacionado con la facultad ocurrió el jueves, cuando me tomé un rato para acompañar a Ashley al centro comercial a comprar algo de ropa nueva, porque aparentemente al otro día tenía una cita con Luke. Me sentía muy feliz por ella, más que nada porque la veía geniunamente contenta después de mucho tiempo.

Tampoco vi a Ashton durante toda la semana. En parte me hizo bien despegarme de él un poco. Pude dedicarme a mis cosas y bajar a la realidad. Por ejemplo, descubrí que Jake se había cambiado de turno en la facultad debido a que "comenzaría a trabajar en la empresa de su padre" y "ese horario le quedaba más cómodo, nada personal"

Cláro, como si yo no lo conociera. Tenía razón con respecto a lo que le había dicho a Ashley, había perdido a mi mejor amigo.

Quise preocuparme por eso, pero tenía que estudiar. También quise sentirme mal por no preocuparme al respecto, pero de verdad tenía que aprobar ese examen. Sería el último si me iba bien. El último hasta febrero, claro, porque debía recuperar el final anterior que había desaprobado. Por lo tanto, si aprobaba, estaría oficialmente de vacaciones.

Ese tiempo para mi no significó perder el contacto con Ash. Al contrario, hablábamos todos los días. Acordamos vernos el sábado, luego de que todos los nervios del examen hayan pasado. Encontré un increíble apoyo de parte de Ash. Me ayudó muchísimo a superar mi ansiedad, y a tranquilizarme, cosa que necesitaba muy seguido. Además, se tomaba su tiempo para decirme todos los días lo especial que era para él, y lo maravillosa que era en general. Amaba ese tipo de atención. Creo que por primera vez me sentí la protagonista de mi propia historia. Por primera vez dejé de sentirme un pasatiempo.

La mañana del viernes ni siquiera empezó, fue directamente la noche del jueves convirtiéndose en vienes. Me pasé la noche estudiando. Me cambié como pude y desayuné lo primero que encontré en la heladera. Una banana y algunos cereales. Debía recordar ir al supermercado más tarde.

Le pedí a mi madre que me llevase a la facultad antes de ir al trabajo, porque de verdad no me tenía mucha fe manejando con los reflejos coartados por no dormir.

Lo primero que vi al llegar fue su sonrisa, y me sorprendí de que así fuese. El sol se reflejaba en su cabello castaño y en sus lentes oscuros. Cuando notó que había llegado, desarmó su pose de galán de telenovela, apoyado contra la pared, y vino a saludarme. Me alegré infinitamente al verlo allí, junto al café que tenía en su mano.

-Supuse que te ayudaría. -dijo sonriente al darme el vaso.

-¿Hace cuánto nos conocemos? -pregunté antes de tomar un trago.

-¿Dos semanas? -parecía confundido por mi pregunta.

-Pues parece una eternidad -sonreí, y él me acompañó, sabiendo que era verdad lo que decía. En muy poco tiempo nos volvimos muy cercanos. Tan cercanos como estábamos en ese momento.  Su mano se acomodó en mi barbilla para ligeramente darle un empujón y hacer que nuestras miradas se encuentren. Las distancia casi ni existía.

-No deberíamos estar haciendo esto -susurré casi contra sus labios.

-¿Por qué no?

-Todos pueden vernos, Ash.

-Mmm... -simuló pensar un momento antes de contestar- No me interesa.

Creo que nunca me cansaría de sus besos. Tenían alguna especie de poder adictivo, conservador. No quería renunciar a ellos nunca, y los quería únicamente para mi. Que loco que alguien a quien conocía hacía tan poco tiempo provocase tantas cosas en mi fuero interno. Es imposible precisar en que día, hora, minuto, o segundo empezamos a querer a alguien, pero yo estaba casi segura de que cada vez sentía algo más fuerte por él. Y me asustaba, si. Pero también representaba algo nuevo para mi, y me gustaba. Había revuelto completamente el orden que había logrado obtener en mi vida y en mi cabeza, y me encantaba que fuese así.