De repente, nuestras manos estaban entrelazadas de nuevo, nuestros labios juntos como si nunca se hubiesen separado, nuestros espíritus conectados como nunca antes.
El sólo hecho de tenerlo cerca nuevamente me hacía bien, me sentía en paz.
Es increíble el sentimiento de amar y ser amado, cuando te empieza a importar muy poco qué día es, o si tu ropa combina, o lo que dice el resto del mundo.
Estaba, lentamente, comenzando a separar mis sentimientos de la opinión de la gente.
Y se sentía genial.
No me costó mucho hayarme a mí misma junto a él de nuevo. Era mi lugar, y tanto él como yo lo sabíamos.
No sólo lo había extrañado a él, sino a la persona que yo era cuando estaba con él.
Había extrañado sus ojos, y cómo me miraban. Un solo vistazo fue necesario para volverme adicta a ellos cuando nos conocimos, y, hasta ese día, el encantamiento seguía siendo igual de fuerte que antes, incluso después de pasar casi dos semanas de incertidumbre total con respecto al otro.
Había extrañado su sonrisa, que era lo más parecido al paraíso que conocía.
Había extrañado el sentimiento que sólo sus dulces y sinceras palabras sabían provocar.
Desde el día en que se presentó en mi puerta en adelante, no nos separamos en ningún momento. Me acompañó durante las dos semanas que siguieron, en las que ayudé a cuidar a Ashley mientras mi madre se reincorporaba a su trabajo.
Ayudaba con las comidas y nos recordaba cuándo Ashley debía tomar algún medicamento. Además, me ayudaba a mí. Era mi sostén, era quien me repetía constantemente que ya todo estaba por terminar, que todo volvería a la normalidad pronto. Me recordaba lo increíble que era cuando me sentía mal, y me convencía que nada de eso había sido mi culpa cuando el remordimiento se apoderaba de mí. Era bueno tenerlo cerca.
Pasaba prácticamente todo el día en mi casa, incluso algunas noches, cuando mi madre estaba demasiado cansada como para notar su presencia o simulaba que no lo veía esconderse en mi habitación.
Me gustaba pasar las noches con él, simplemente hablando. Nuestras piernas entrelazadas de formas raras sobre la cama, mi cabeza sobre su pecho, posibilitandome escuchar el latido de su corazón, y una de sus manos acariciando mi cabello, invitándome a dormir con sutileza.
Nunca sabría lo mucho que disfrutaba esas estúpidas charlas de trasnoche.
-Algún día, -comentó mientras tomaba mi mano y The 1975 sonaba de fondo- este dedo de aquí tendrá un anillo, y te convertirás en Kate Meredith Williams de Irwin.
-Eso es un poco largo, ¿no te parece? -pregunté buscando su mirada.
-¿Tu futuro nombre?
-Tu predicción a largo plazo. Muy largo plazo.
-Digamos que sé lo que quiero... -sonreí en ausencia de una respuesta pertinente para darle- ¿Y sabes qué quiero ahora?
-Un beso -adiviné.
-Además de eso -dijo inclinándose para besarme rápidamente y continuar hablando.
-Entonces, ¿qué?
-Salgamos.
-¿Salir?
-Si, salir -afirmó.
Salir. Habíamos estado encerrados en esa casa por bastante tiempo, era un pedido considerable. Sólo salíamos para comprar víveres y cosas que necesitábamos, y él, obviamente, para atender las obligaciones que le conllevaba ser parte de una banda.
ESTÁS LEYENDO
Let me be the one to save you || a.i.
Fanfiction¿Qué pasa cuando las relaciones dejan de ser de a dos? ¿Qué pasa cuando se convierten en relaciones de a diez, de a cien, de a millones? Kate conoce a quien cree es el amor de su vida de forma inesperada. Todo parece ir bien hasta que nota que no e...