Di un paso adelante, y respiré hondo.
Mi mano apretaba con fuerza las manijas de mi bolso, apenas pesado, y mis ojos observaban vacilantes la puerta en frente mío de arriba a abajo, completamente incrédulos ante lo que estaba por ocurrir.
De repente, Ash se adelantó también, y se paró mi lado. Su mano se apoderó de mi mano libre, y un aire de tranquilidad corrió por mis venas. Ninguno decía nada, simplemente nos quedamos allí, absorbiendo lo que estaba por ocurrir.
-¿De verdad vamos a hacer esto? -pregunté sin quitarle la mirada a la puerta en frente mío.
-Así parece -contestó Ash, presionando un poco mi mano en señal de apoyo.
-¿Es correcto, Ash? -las dudas comenzaban a fluir con fuerza dentro de mí ahora, en el preciso momento en que estaba a punto de dar un paso increíblemente importante en mi vida. Cuando pasé días convenciendo a mi madre de hacerlo, estaba muy segura de lo que quería, pero ahora, en el momento de la verdad, me inundaba la incertidumbre.
-No lo sé, Kate -replicó mientras buscaba mi mirada- Lo único que sé, es que te amo.
Llevé mi mano a su rostro con ternura, y lo acaricié mientras sentía cómo apenas me raspaba el poco vello facial que tenía. Me recordaba todo el tiempo lo mucho que me amaba, y a veces me dolía ser tan difícil a la hora de expresarle mis sentimientos hacia él.
-Yo también, Ash.
-Entonces nada más importa -rodeó mi cintura con sus brazos, y me acercó a él con ligereza. Inconscientemente, solté el bolso. y posicioné mi mano sobre su hombro. Su piel ardía, así como sus labios al besarme. Otro beso glorioso, otro beso para la historia.
Otro beso que marcaba un punto de inflexión en nuestra relación.
Íbamos a vivir juntos. Íbamos a hacerlo.
Era increíble, era osado, pero era lo que queríamos.
-¿Lista? -preguntó Ash, soltando un suspiro.
Yo simplemente asentí.
Contuve mi respiración hasta que la puerta se abrió de una vez por todas.
El departamento estaba exactamente igual a como lo habíamos dejado la última vez: paredes blancas, y una roja, un sofá gigante y muy cómodo, la TV en frente, un ventanal gigante apuntando al balcón, algunas fotos, el equipo de música, y algunas cosas más dispersas en el living, que es lo primero que se veía al entrar.
Había solo dos cosas diferentes. Primero, un enorme ramo de flores sobre la mesa, que me esperaba con una tarjeta de bienvenida. Segundo, un increíble sentimiento hogareño llenaba el lugar, y mi alma.
Ese ya no era el departamento que Ashton y yo estuvimos arreglando por meses, ese era nuestro departamento.
Ash cerró la puerta detrás mío, y mi respiración volvió a su ritmo habitual. Sentí sus manos rodeando mi cintura por detrás, y luego, cómo implantaba un beso ruidoso en mi mejilla.
-Soy felíz, ¿sabes? -dijo.
-Yo también, Ash. Muy felíz -afirmé.
Entonces, y con una audacia impecable, comenzó a besar mi cuello exquisitamente. Por impulso, cerré los ojos y respiré profundo mientras él se dedicaba a complacerme. Solté un gemido hambriento de forma inconsciente, lo que le hizo percatarse de que quería más.
Con un movimiento que no demostraba más que profesionalismo de su parte, me volteó para que quedásemos enfrentados, y nuestros labios, a la vez, conectados.
Me aferré contra él, enredando mis brazos al rededor de su espalda. Sentí que todo mi cuerpo se deshizo en el suyo, y me dejé llevar ante su directriz.
Esto era lo más parecido al cielo que conocía en esos casi veinte años de vida que tenía.
Me empujó suavemente hasta que mi espalda se encontró contra la pared, e inmediatamente enrosqué mis piernas alrededor suyo.
No era la primera vez que el departamento era el anfitrión de nuestras proezas de amor, pero esta vez, se sentía diferente estar en esa situación con él allí.
El fuego de nuestros cuerpos en contacto ardía mucho más fuerte. Yo me sentía mucho más segura. Todo lo que estábamos haciendo se sentía increíblemente correcto.
No tardó mucho en trasladarnos hasta el sillón, donde ya más de una vez habíamos estado en ese tipo de situación.
Con soltura y rapidez se deshizo de mi remera, y luego de la suya. Comenzó a implantar besos por todo mi estómago, de arriba a abajo, provocándome, haciéndome desearlo incluso más de lo que ya lo hacía.
Mi deseo hacia él era completamente inagotable.
Luego de haber despertado todos mis sentidos y un millón de sensaciones en mi fuero interno, prosiguió a quitar de su camino lo que quedaba de mi ropa.
Se tomó el tiempo necesario para acariciar con elegancia cada centímetro de mi despojado cuerpo, mientras yo alimentaba su creciente apetito.
-Eres hermosa, Kate -susurró en mi oído. Y le creí.
Amaba esto.
Amaba poder sentirme tan cómoda con alguien. Amaba el lazo de confianza que habíamos construído en tan poco tiempo. Amaba hacer ese tipo de locuras con él. Amaba saber que nunca, bajo ningún punto de vista, me arrepentiría de la decisión que habíamos tomado.
Lo amaba a él.
Su suspicacia y su grandeza. Sus besos. La forma en que mi miraba cuando más vulnerable me sentía. Su aroma. Lo bien que me hacía sentir conmigo misma. Sus caricias. Lo mucho que sacrificaba por mi. Sus ojos. Las mil maneras en las que me hacía el amor, incluso tal vez con una mínima palabra o un estúpido gesto.
Todo, absolutamente todo en él, me hacía bien a mí.
Descansé mi cabeza contra su torso desnudo por un largo rato, admirando lo radiante que se veía en ese momento, mientras recuperaba su aliento y el sol que entraba por la ventana se reflejaba sobre su inmejorable rostro. Podía sentir cómo retumbaba el latido de su corazón, rápido e incesante.
Sus brazos me rodeaban en actitud conservadora, y las sábanas de lo que era nuestra nueva cama nos cubrían ligeramente, acariciando nuestra piel desnuda con delicadeza. Contaba en mi cabeza las montañas que estas formaban sobre el colchón, mientras mis dedos dibujaban formas astractas sobre su pecho.
Busqué su mirada, y luego un beso, intentando inmortalizar en mi mente otro perfecto momento a su lado.
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Hola! Es corto, ya sé, no me maten.
Espero que les guste, y comenten cosas re lindas como siempre.
De paso, deseenme suerte. Tengo prueba de manejo y presiento que me va a ir muy mal.
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Let me be the one to save you || a.i.
Fanfiction¿Qué pasa cuando las relaciones dejan de ser de a dos? ¿Qué pasa cuando se convierten en relaciones de a diez, de a cien, de a millones? Kate conoce a quien cree es el amor de su vida de forma inesperada. Todo parece ir bien hasta que nota que no e...