Ninguno dijo nada más.
Sequé mis lágrimas con las mangas de mi buzo, nos sentamos juntos contra la puerta de entrada de la casa de Michael, y esperamos a que el otro soltase el huracán que tenía en su garganta.
Yo no lo miraba, él no me miraba a mí. Apenas nos rozábamos tímidamante en nuestro intento por entender lo que nos estaba pasando.
Tal vez ninguno sabía bien qué decir. O tal vez él esperaba que fuese yo quien comenzara a hablar. De cualquier forma, el silencio era tan pesado y denso alrededor nuestro, que casi dolía.
-¿Qué haces aquí? -dije finalmente. Él no quitó su mirada del suelo, y yo seguí concentrada en la nada misma en frente mío. No me creía lo suficientemente fuerte como para sostenerle la mirada.
Le tomó unos segundos contestar.
-No quería estar solo, vine a hablar con él -dijo, con la voz algo consumida- ¿Y tú?
Suspiré, sabiendo perfectamente que la respuesta a esa pregunta desataría una larga explicación que no tenía ganas de dar. Pero sabía que debía hacerlo. Al fin y al cabo, si no le confiaba estas cosas a él, ¿a quién más le diría lo que me estaba pasando?.
Ninguno miró al otro ni por un segundo fugaz.
-No quería dormir en la calle... -susurré.
Entonces sentí cómo se movió a mi lado inmediatamente, volteando hacia mí, obligándome a devolverle la mirada. Y entonces, de repente, lo verde de sus ojos me abrazó y me llenó de vida, y por un segundo, todo estuvo bien.
-¿Qué? -preguntó- No entiendo, creí que ibas a...
-A la casa de mi madre, sí... -lo interrumpí.
Y entonces comencé a relatar, hecho tras hecho, todo lo que había estado ocurriendo ese último año justo en frente de nuestros ojos, y ninguno pudo ver.
El cuerpo se me llenó de amargura, y dolor, y de ese sentimiento que te hace creer que nada nunca va a mejorar, mientras le contaba a Ashton toda la historia. Me escuchaba atónito, sin querer creer lo que le decía.
Él también estaba increíblemente decepcionado, como yo. Él también se sentía traicionado, como yo. Pero él, bajo ninguna circunstancia, entendería el dolor, tanto físico como emocional, que me estaba causando todo eso. Sentía que me consumía entre llamas lentamente, de forma cruel y sin piedad. Y ella había encendido el fuego.
Aún no había terminado de procesar todo lo que había ocurrido ese día. Justo cuando pensé que había comenzado a agradarle a la vida, se me vino el mundo abajo, y sólo fue necesario un soplo para desmoronarlo.
Hablar con Ashton y contarle todo, sin embargo, ayudó un poco, más que nada porque dejé salir de adentro mío emociones tan demoníacas y envenenadoras que no sabía siquiera que era posible sentirlas.
En principio, lo primero que Ashton atinó a hacer fue sacar el teléfono de su bolsillo, y llamar a Luke. Pero lo detuve. Supuse que ese tipo de cosas las querría oír de Ashley en persona, no de mí o de uno de sus amigos. Dudaba, sin embargo, que ella fuera capaz de hacerlo, por lo que conformé a Ashton diciéndole que era preferible hablarlo en persona con él.
Dudaba de todo en ese momento, incluso de mi propia existencia.
-Sabes que encontraremos la forma de solucionar todo, -dijo- siempre lo hacemos.
-No lo creo -contesté de forma seca, sin ganas. Él me miraba con la convicción de que todo iba a mejor atada a sus ojos, pero yo observaba mis zapatillas, porque no tenía la fuerza suficiente como para mirarlo a la cara, y decirle que mi vida ya no valía la pena ser vivida.
Suspiré en señal de frustración, y sentí como, de repente, su mano se comenzó a deslizar por mi pierna. Un escalofrío se escabulló por mi espina dorsal, y entonces, recordé.
-No -dije rápidamente, corriendo mi pierna de lugar, y alejándome de él.
-¿Qué?
-No lo hagas. No puedo...
-¿Aún sigues con eso? -un dejo de enojo se asomaron en sus palabras.
-Ash, yo... -no sabía cómo hacerle entender que aún no sabía que iba a hacer. Toda la situación de Ashley no me permitió pensar en lo que había ocurrido esa misma mañana. No sabía si tenía la suficiente fuerza de voluntad para seguir con nuestra relación, teniendo en cuenta todo lo que había causado y todo lo que me había ocurrido desde que comenzó.
Entonces, apoyó su cabeza con fuerza contra la puerta haciendo algo de ruido, y todo fue silencio. Permanecimos allí, sin hablar, sin mirarnos, sin saber qué sería de nosotros.
-Al menos ven a dormir al departamento por hoy -comentó en voz baja luego de un rato de no decir nada.
Me vi casi obligada a aceptar, más que nada porque, en verdad, no tenía otro lugar donde ir.
Nos despedimos de Michael, me subí al auto de Ashton, y volvimos al departamento sin mediar una sola palabra en todo el camino. El único sonido que se escuchaba era el motor del auto, y las sutiles notas de Pompeii - Bastille sonando en el radio.
Un aura de frío y soledad me envolvió apenas entré a lo que solía ser, o aún era, nuestro departamento. Dejando de lado la familiaridad del lugar, lo único que sentía en mí eran los pedazos de mi alma cayendo uno tras otro en algún rincón de mi cuerpo.
Necesitaba que me abrazara, necesitaba que me recomponga, pero no quería que lo haga. Un mínimo acercamiento a él significaría mi rendición total. Ignoraría completamente lo que había ocurrido esa mañana, y caería en sus brazos, y sufriría para mis adentros el resto de mi vida, soportando en silencio las críticas y el odio.
Descubrí, entonces, que era increíblemente débil cuando se trataba de Ashton.
Tenía que pensar muy bien mi próximo movimiento.
Le dije que dormiría en el sillón, y me dijo que no, que vaya a dormir en la cama, con él.
Insistí. Y discutimos.
Él minimizando las cosas, apelando que el amor que sentíamos el uno por el otro era más fuerte que cualquier cosa, y destruyendo mi alma un poco más con la culpa. Yo, al borde de un colapso nervioso, sin ganas de discutir, y argumentando todo con un intento de explicación de lo mal que me sentía con respecto a mi vida.
Las cosas no funcionarían así. Ya no.
Hubo gritos, hubo lágrimas, hubo descargas de energía incontrolables. Hubo impotencia y hubo frustración.
Finalmente, él se ofreció a dormir en el sillón, aún algo enojado, y yo pasé la noche sin poder pegar un ojo entre las sábanas que tantas veces nos habían abrazado, que tantas veces habían contemplado nuestras locas aventuras de amor.
Había demasiadas cosas en mi cabeza como para pensar en algo tan básico como dormir.
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Hola, quedan entre 2 y 3 capítulos :(
No quiero que termine, pero en parte sí, porque estoy escribiendo otra fanfic y está quedando excelente y quiero subirla ya.
Si todavía no leíste el prólogo de Dizzy Hurricane hacelo. YA.
La vas a encontrar esperando tu voto y comentario en mi perfil.Gracias por leer! <3
Ah, paren, LLEGAMOS A LOS 2000 VOTOS. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!
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Let me be the one to save you || a.i.
Fanfiction¿Qué pasa cuando las relaciones dejan de ser de a dos? ¿Qué pasa cuando se convierten en relaciones de a diez, de a cien, de a millones? Kate conoce a quien cree es el amor de su vida de forma inesperada. Todo parece ir bien hasta que nota que no e...