Capítulo 22

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Al otro día, volví a mi casa. Jake me llevó en su Volvo negro, el cuál era muy llamativo, pero siempre me provocaba mareos. Además, Jake nunca fue muy precavido manejando, lo que me ponía bastante nerviosa teniendo en cuenta los hechos sucedidos.

A él no parecía molestarle excederse un poco de velocidad, o doblar tan cerrado, o lo que sea.

Pasamos por un supermercado antes de ir a mi casa, y él compró lo necesario para los días siguientes. Me cuidaría mientras mi madre tuviese que quedarse cuidando de Ashley, lo que en parte me ponía incómoda, y en parte me gustaba. Si podíamos superar lo raro que sería estar juntos después de tanto, tal vez podríamos hacernos cercanos nuevamente.

Yo estaba mejor.

Dejando de lado las heridas en los brazos y el corte en la frente, y la culpa insoportable que me carcomía las entrañas, estaba bien. La debilidad y el cansancio habían desaparecido.

Sabía que podría haberme cuidado sola, pero me gustaba la atención, siempre me había gustado su atención. Y lo conocía lo suficiente como para saber que no venía sólo a cuidarme. Venía con segundas intenciones.

Ayudé a acomodar todo, como si él no supiese bien dónde iba cada cosa, y preparé la cena con él, a pesar de que constantemente me pedía que me quedase tranquila y no hiciera ningún esfuerzo.

Yo estaba bien.

No lo entendía. Preparó la comida y puso la mesa, encendió el televisor y buscó una película que me gustara, me sirvió algo para tomar, juntó los platos sucios y los lavó. No dejó de preguntar si estaba bien. Y siempre le contestaba que lo estaba, pero no lo entendía.

Me sentía como una nena chiquita que necesita niñera una noche que sus padres se iban a "cenar", pero en realidad estaban divirtiéndose en algún hotel por todo el tiempo que no pudieron hacerlo debido mi existencia.

La diferencia es que mi madre no se estaba divirtiendo, y mi padre había desaparecido de mi vida, y mi hermana estaba internada. Por mi culpa.

No había nada divertido en mi vida últimamente.

-¿Te encuentras bien? -preguntó Jake, obviamente notando que estaba iba, pensando en cualquier cosa.

-Si, si. Estoy bien.

-¿Segura? Recuerda que los doctores dijeron que podrías tener alguna especie de ataque de pánico o angustia o algo así después del accidente.

-Si, lo sé. Estrés post-traumático -dije con tono burlón mientras hacía señas con las manos- Pero estoy bien, en serio -puse mi mejor cara para convencerlo.

-Ven, vamos a ver una película -me ofreció su mano y me guió hasta el living.

-Yo elijo -contesté rápido, antes de que me hiciera ver Star Wars por décima vez.

-¡No voy a ver Diario de una pasión otra vez, Kate! -exclamó.

-¡Oh, vamos! Te encanta -le dediqué una sonrisa y puse el DVD, sin que me importe mucho su opinión, porque sabía que, en verdad, le gustaba. También le gustaba hacerse el duro.

-¿Te ayudo?

-Puedo poner un DVD yo sola, ¿sabes?

-Sólo quiero cuidarte, Katie -revolvió su cabello un poco y bajó la miraba mientras yo volvía al sillón- Me preocupé mucho.

-Lo sé, lo sé...

Me acomodé a su lado, recostándome sobre su hombro. La película comenzó, y como siempre, Jake no duró más de quince minutos intentando verla sin comenzar a hablar y criticarla.

Let me be the one to save you || a.i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora