Capítulo 8

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El martes no comenzó como esperaba. Resulta que sí me había ido mal en el examen anterior, lo que puso mucha más presión sobre mi de cara al examen del viernes. Más presión de la que necesitaba.

Si a eso le agregamos un encuentro no muy agradable con Jake... DING DING DING, ¡felicidades! Te has ganado una mañana para el olvido.

-¡Jake! ¡Jake! -intenté llamar su atención desde las escaleras de la Universidad cuando lo vi a punto de entrar. Fue inútil,  o no me había oído o simplemente no quería verme. De cierta forma no me sorprendía que así fuese. Después de toda la situación de la fiesta, no sólo no habíamos hablado, sino que ni siquiera se había dignado a contestar mi mensaje. Casi podía sentir la tensión. 

Aceleré el ritmo intentando alcanzarlo, y finalmente lo logré. Lo tomé por el brazo para que volteara a verme, y desplegué mi más grande sonrisa.

-Hola -dije.

-Hola -su tono de voz solemne y su cabeza gacha no eran buenas señales. 

-Yo... -empecé a tartamudear y a dudar qué decir- La pasé muy bien el sábado, ¿sabes?

-Lo sé, yo también -su actitud seguía siendo la misma, pero aún así decidí decir lo que desde el fin de semana me estaba guardando.

-Pero...

-Kate, no tienes que decir nada, ¿ok? -tomé aire e intenté seguir hablando, quería darle explicaciones, había ensayado qué decirle en mi cabeza un millón de veces. Sin embargo, luego de mirar al rededor suyo y posar su atención en mi otra vez, Jake continuó- Ya... Ya debo irme, voy a llegar tarde.

Nuevamente quise decir algo, pero las palabras se quedaron encerradas en mi boca. Tenía un huracán en mi garganta, mucho que sacar de adentro mío, y sin embargo no hice nada más que quedarme parada allí. Callada, abrumada, noqueada por una realidad a la que me negaba aceptar: las cosas cambiaron después de esa noche. Jake desapareció entre los demás estudiantes, y no lo vi más ese día.

  

Llegué a mi casa a la hora habitual, y una Ashley por demás feliz me recibió, gritando acerca de lo emocionada que estaba por el recital de esa noche. Las ventajas de tener una hermana 2 años menor es que, más allá de la diferencia de edad, me entendía en ciertas situaciones.

-No te ves tan emocionada como yo, Kate -me dijo.

Mordí mi labio y miré al piso.

-Creo que perdí a mi mejor amigo, Ashley.

-¿Jake?

Asentí ligeramente, mi mirada aún en el piso.

-Kate, de verdad no creo que sea tan así. Se quieren demasiado como para dejar de lado una amistad así por un error.

-Creo que ese es el problema, Ashley. Me quiere demasiado.

 

La hora del recital se acercó más rápido de lo que esperaba. ¿Se supone que el tiempo pasa rápido cuando uno estudia? En fin, un rato antes de la hora pautada con Ashley para salir, cerré los libros que me rodeaban, guardé los apuntes, y me preparé. A los recitales se va vestido casual, ¿verdad? Nunca creí que fuese tan complicado elegir la ropa adecuada para esa ocasión. Lo más probable es que mis nervios me estuviesen traicionando, no era la primera vez que iba a escuchar una banda en vivo, y nunca se me había hecho tan complicado vestirme. Terminé decidiéndome por unos jeans, zapatillas, y un tank top bastante suelto de Sleeping with Sirens, porque siempre se puede ser un poco más rebelde de lo normal e ir a un recital con la remera de otra banda. Creo.

Let me be the one to save you || a.i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora