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-¡Hola, señora Amy! –saludo al entrar en el desfachatado lugar.

-¡Olivia, niña! Que gusto verte de nuevo. –sale de detrás del mostrados y me tiende la mano, la cual estrecho alegremente.

-Vengo de pasada a la universidad. Quiero llevar unas tortas. –digo pensando en mis compañeros.

-Sí, sí. –ella se vuelve apresurada a su lugar. – Tu solo elige cariño.

Recuerdo que debo preguntar sobre un presupuesto de cierta cantidad de cupcakes pero decido dejarlo para otra ocasión o preguntársela a Dustin para que él se lo diga, y se me prende la lamparita al darme una razón para hablarle de nuevo.

Segundos después me veo llevando un paquete de galletas de maicena, dos donas y cinco mini cupcakes de vainilla y menta. Amy me pregunta a qué se debe todo ello y le recuerdo que había dicho que llenaría mi almacén, pero le miento ya que estoy llevando todo esto para que lo prueben Jeremy y Jennifer, dos semanas después de que lo hayan pedido.

Que responsable, Olivia, que responsable.

En una hora que tuvimos libre empecé a repartir las galletas a mi curso para que lo probaran nada más, pero resultó ser que los hombres son muy hambrientos y algunas chicas se quedaron sin probar las galletas por lo que luego tuvimos que cortar en trozos pequeños las donas.

Resultaba ser que desde la semana pasada había hablado mucho con Cody, quien ya se estaba convirtiendo en un buen amigo, agregando también a Jade, la australiana que se sentaba frente mío y también a Tristán, los cuatro nos hicimos íntimos en las clases, además de que compartíamos grupo para la clase de historia.

-Olivia, me comeré un cupcake. –ese era Tristán revolviendo mis cosas. Rodé los ojos cuando ya le había dado un mordisco al mini pastelito.

-¡Yo también quiero! –exigió Jade, y vi como Tristán le daba uno.

Luego vi a Cody también acercárseles y tomó otra masita. Crystal y Jared pelearon por uno cuando yo había tomado otro antes de la misma bolsita, pero en un descuido de segundos Harry me lo quitó y lo metió completo a su boca.

-¡Cavernícolas! –objeté cuando el salón se había vuelto un mercado.

Prometí traer más cosas otro día, pero que debían dejar algo para que los organizadores de la futura fiesta, a realizarse en octubre próximo, lo probasen en algún momento.

Para la hora del almuerzo, salimos con Jade, Tristán y Cody al patio y nos sentamos en una mesa. Este último traía su filmadora que era su fiel compañera desde la semana pasada y se encargaba de filmar todo lo que había a su paso.

-Sonríe, Jade... -decía Cody mientras acercaba la lente a la cara de la chica.

-Para ya, Cody. –ella ponía su mano enfrente para cubrirse.

-Oye, ¿ya has traído el presupuesto que te responsabilizaste? –preguntó Tristán en un tono bajo. Su cabello negro cubrió sus ojos verdes cuando se recostó sobre la mesa.

-No. ¿Por qué? –pregunté tomando mi teléfono, dispuesta a escribirle a Dustin sobre ello.

-Porque allí viene el jefe... -dice.

-Olivia. –su voz exigente me hace dejar el teléfono y verlo acomodarse sobre la mesa con los pies en el asiento. Siento que soy el centro de atención del comedor entero, ya que Jeremy Schnider me está hablando, de nuevo.

-Hola, Jeremy. –saludo. Veo a Cody filmar el cuerpo de este y luego sonríe.

-Eh... yo... -me mira algo incómodo, pero sostengo una sonrisa. - ¿Has traído para probar los cupcakes o algo? –pregunta el presidente de ultimo año. Yo niego apenada.

Nueve en puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora