Los días habían transcurridos terriblemente lentos después de la fiesta de la universidad. A los un mes estábamos festejando acción de gracias en la casa de mis tíos, donde fue la primera vez que vi la cara de Dustin y de Amy después de lo sucedido en el día de la inauguración.
No hablé mucho porque no me sentía cómoda estando allí, tío Will me pidió de diera unas palabras de agradecimiento pero negué a hablar hasta que Brandon tuvo que iniciar por mí, luego había ido personalmente a disculparme con mi tío por no poder hablar, él lo entendió.
En diciembre fue los veintidós de Dustin, a la cual fui invitada pero no fui por obvias razones. Me llegó invitación por correo, en mensajes del celular y una tarjeta en recepción, pero todas fueron ignoradas. Ni siquiera me molesté en mandar su obsequio, por más que lo haya comprado. La caja de tenis Nike rojas, exclusivas para los skateboarders seguían bajo la cómoda en del armario.
Para navidad estaba de vacaciones y decidí ir a una fiesta con mis amigos, Jade, Cody, Jeremy y Jennifer después de las doce, junto con Jade éramos las únicas que no festejábamos esa festividad durmiendo, ya que en nuestros países se reunían todos en familia y se hacía una gran cena y se estaba hasta altas horas de la madrugada despiertos.
Año nuevo decidimos pasarlo en Nueva York, fuimos al Madison Square, y también iba a ser la primera vez de Jade allí por año nuevo. Hacía un frio del infierno y yo odiaba el frio.
En enero llegó mi familia a Estados Unidos en un corto tiempo de vacaciones, que resultó ser casi treinta días. Fue como una gran sorpresa porque yo no tenía ni idea y fue un día que había ido a almorzar en la casa de mis tíos, ya que me invitaron. Fue una cuartada.
Lloré en los brazos de mamá porque la extrañé como nunca. Abrace y besé miles de veces a Noah porque lo necesitaba y me acurruqué cada vez que pude en los brazos de mi papá.
Ellos no perdieron el tiempo en preguntarme para ir a la tal famosa confitería de mi amigo a la cual invirtieron dinero, así que apenas era martes cuando toda la familia, literal, fuimos a Crazy Sugar.
Yo me encargué de una Soraya de más de dos años mientras Gianna iba con Noah. Extrañé tanto a esta babosa rubia también.
Brandon se encontraba con nosotros, al igual que sus padres y muy pronto entablaron conversación con la señora Amy quien había agradecido por toda la ayuda que recibió y mis padres deberían de estar orgullosos de tener una hija como yo.
-Definitivamente lo estamos. –mi padre mi miró y le sonreí apenas, luego Soraya pidió mi atención de nuevo.
-Más torta. –me dijo señalando el cupcake.
-Tu amor imposible está aquí. –el susurro que Brandon me dio me hizo volver la cabeza a la entrada.
Y con Annie.
Ya había pensado muchísimo en que ellos dos terminarían juntos en algún momento. Dustin había intentado ponerse en contacto conmigo desde la vez que lo ignoré en la escalera de mi edificio pero no había respondido a nada suyo, habían pasado tres meses y seguía viva. Todo se puede en esta vida.
Pero aun lo quería, y estaba guapo, sacando el hecho de que tenía el cabello algo largo que me no me atraía del todo. Era más sexy con el cabello corto.
-Dustin, los padres de Olivia han venido. Saluda, cariño. –su mamá estaba a su lado al segundo y lo obligaba a hablar con mi papá y mi mamá.
Soraya se movió entre mis piernas y se deslizo al suelo, la dejé correr por el lugar. Observé como Gianna ya jalaba a Noah hacia Dustin y corrí hasta ellos.
-Noah por favor, no me hagas pasar más vergüenza. –le supliqué. Él sabía todo lo que había pasado cuando se enteraron que se descubrió que habíamos ayudado en la remodelación.
-No diré nada, Liv. Te lo prometo. –me aseguró acariciando mi mejilla.
-Entonces ven a sentarte de nuevo y terminamos tu café. –lo sujeté la mano que tenía en mi rostro. Bajo sus lentes vi que me rodó los ojos. –Gianna, por favor. –supliqué en susurros a mi cuñada.
-Liv, solo vamos a saludar. –me dijo ella. Y antes de que pueda objetar más, mi madre habló.
-Olivia, ven a presentar a tu hermano. –la escuché decir muy fuerte, con exigencia.
-En estos momentos desearía que volvieran a Paraguay o que se abra este suelo y me trague para... -vi la sonrisa que ambos estaban tratando de ocultar frente mío. Solté bruscamente a mi hermano y me giré con la sonrisa más fingida que pudo existir en la historia de la humanidad.
-Él es Noah, mi hermano. Y ella Gianna, su esposa. –dije secamente cuando nos acercamos unos tres pasos.
-Soy Dustin, he oído hablar muchos de ustedes. –su voz todavía hacía que me de piel de gallina.
-Así que tú eres el que robó el corazón de mi hermana. –cerré los ojos llenándome de paciencia.
-Maldito seas, Noah Galler. –susurré y me alejé.
Soraya estaba sobre la patineta de Dustin, sentada por suerte pero moviéndose de enfrente a atrás y de atrás al frente. Ella me sonrió mostrando toda la anatomía de su boca.
-¡Quiero este auto! –exclamó. Y no pude evitar reír, también Brandon que estaba cerca sonrió y Annie también, ambos hablando a un lado de la puerta. Lo que también me había enterado era que Annie sabía español y fue ella quien había traducido a Dustin toda la conversación que tuve con Tarah e Ian aquel día.
-Te regalaré cuando seas más grande.
-Bueno. –sonrió.
La acomodé con los pies arriba de la patineta, la empujé un poco y rió extasiada cuando se movía por el lugar. Luego a Gianna casi le da un paro una vez que la vio y Noah terminó regañándome. No les hice caso porque estaba enfadada con él. Al final de la mañana fuimos a mi departamento donde hicimos pedidos de pizza para el almuerzo-merienda, allí Gianna se acordó de las playeras que Dustin vendía en algún tiempo y recordé yo también que tenía algunas en mi armario.
Todos terminaron comprando una y obviamente terminé guardando el dinero en un sobre para mandárselo a Dustin estos días, no había posibilidad alguna que hablara con él. Ya ni sabría cómo hacerlo, a decir verdad.
Cuando se terminaron los días de vacaciones me encontré nuevamente sola. Los siguientes meses pasaron volando mientras estudiaba y estudiaba para exámenes finales en mayo.
Junio.
A los primeros días me llegó una invitación para una presentación de tesis.
Jeremy y Jennifer Schneider.
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Nueve en punto
Teen FictionOlivia Galler a sus diecinueve años tiene el gran deseo de hacer de su sueño una realidad, para ello viaja al país donde la mitad del mundo desea estar y de donde nacen las mas famosas películas, Estados Unidos. Lo que no imaginaba es que...