26

1.5K 130 16
                                    


-Happy birthdayto me – susurré cuando dieron la media noche.

Por la mañana me había despertado una llamada en el teléfono, la cual resultó ser mi mamá y mi papá, que al parecer también estaban con mi abuela. Al minuto hicimos una video llamada donde todos me felicitaban cantándome la canción de feliz cumpleaños y se me salieron unas lágrimas en las esquinas de mis ojos que los limpié antes que caigan por mejilla. Mi mamá sí lagrimeaba mucho pero sonreía.

También me habían llamado Noah, Gianna y Soraya. Ellos sí preguntaron qué tal iba la remodelación y al mencionarlo me di cuenta que solo faltaban nueve minutos para las nueve por lo que tuve que cortar rápidamente la llamada y prepararme.

Apenas estaba bajando las escaleras a planta baja, veo al señor Clayton señalándome.

-Es ella. –dice, y me percato que hay un hombre con un ramo gigante de flores. –Hay un paquete para ti, niña.

Me acerco a la mesa.

-¿Olivia Galler? –pregunta el hombre que viste un polo azul con un bolsillito a su lado izquierdo bordado con el nombre de la florería.

-Sí. –asiento.

-Para usted. –me entrega las flores, que son una combinación de rosas rosadas y amarillas. –También esto. –señala el mostrador, donde hay dos cajas de regalos.

-Guau. –susurro.

-Feliz cumpleaños, señorita. –se retira sonriéndome.

-Gracias. –respondo, pero no creo que lo haya escuchado.

-No me dijiste que era tu cumpleaños. –escucho a decir al señor Clayton. Lo observo y me encojo de hombros.

Observo el ramo que tengo en manos y tiene una tarjeta, sonrío cuando veo que es de la tía Vanessa y el tío Will, me alegro que lo recordaran. El reloj del vestíbulo suena y me hace verlo, nueve treinta.

Maldita sea.

-Señor Clayton, guárdemelo que vuelvo enseguida. –arrojo el ramo a un lado de las cajas de regalo y salgo disparada hacia lo que debería ser el nuevo local.

Cuando llego han pasado cuarenta y cinco minutos de las nueve pero llego de todos modos. Ya la han abierto y por lo que veo hasta cortaron una cinta en la entrada. Tiene un letrero gigante en su acceso con el nuevo nombre Crazy Sugar con dibujos de todo tipos de dulces además de vasos de café, sus colores son tonos pasteles como el verde agua y celeste, también tienen luces de neon a sus bordes. Y me encanta.

Al entrar hay un sonido de campanillas y todo es estupendo, el lugar esta radiantemente iluminado y sin importar el pequeño espacio hay barras y taburetes en ambos extremos, cuatro mesas con sus sillas respectivamente y son de color rosa palido. Las paredes tienen líneas de los mismos tonos que el letreo de afuera pero agregando rosa y amarillo, además hay una pizarra donde está escrito BIENVENIDOS :D, incluyendo la carita. Del techo cuelgan cupcakes y donas que giran lentamente. El estilo es muy de los años cincuenta.

En la caja están todos reunidos, que ahora esa caja registradora ya está un poco apartada del mueble donde se exhiben los dulces.

En el lugar se encuentran Amy, Dustin, la melliza rubia esa, mi tía Vanessa, Brandon, Stephie y Darren, además de Tarah e Ian. Saludo y voy directo hacia Amy a felicitarle y me disculpo por la demora. A ella no le importa que haya llegado tarde sino que he llegado.

-Todos estos son tus pastelitos. Avísame qué hora te los llevas. –señala el mostrador y reconozco algunos que he hecho ayer.

-De seguro después del mediodía. –le sonrío.

Nueve en puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora