-¡Tengo que hablarles sobre la fiesta! –les grité a mis compañeros a la par que sonaba el timbre que daba hora al receso. Puse mala cara cuando Cody me apuntó con su filmadora.
-La presidenta va a hablar. –decía.
Todos los demás se sentaron calladitos a escuchar lo que iba a decir.
-Todos han probado las masitas que traigo, y todos están de acuerdo a mandar hacer de allí para la fiesta, ¿Verdad? –pregunté. Un coro de síes me respondió. – Tengo un pequeño problema. –hice una mueca.
-¿Cuál? ¿Cerrarán el local? –Cody bajó su cámara a la vez que preguntaba.
-Algo así... Bueno, el lugar es aquí cerca pero no tiene mucha clientela y la señora está sufriendo una pequeña crisis económica, pero sí podrá hacernos los pastelitos. –continúo.
-¿Entonces cuál es el problema? –pregunta Crystal.
-Que nosotros debemos poner los ingredientes.
-Eso no es problema. –dice Jade. – Podemos colaborar dinero o por donaciones.
-Es lo que pensaba. –conté sonriéndole. – Tengo un presupuesto, en el cual deberíamos colaborar quince dólares cada uno, juntando 225 en total. De eso podríamos comprar los ingredientes y pagar la mano de obra.
Para mi suerte, en el curso todos estaban bien monetariamente y más de la mitad había dado los quince dólares y otros la mitad, diciendo que al día siguiente traerían el resto o darían en la semana. Cuando salimos al receso, busqué a Jennifer y le di el presupuesto, emocionándose porque no iba a ser tan caro como la discoteca.
-¿Por qué no me muestras donde queda esa confitería? Necesito comer más galletas de ese lugar. –me dice luego.
-¡Es cerca de aquí! Cerca de la universidad, a una cuadra y media, frente al paseo. No es un lugar llamativo. –le digo apenada.
-¿Vamos después? Invitaré a mis amigas y nos acompañas. –me sonríe. Emocionada por dar clientes a Amy, acepto. – Llevaré a mi hermano. –me guiña un ojo y se aleja cuando suena la campanilla.
Jeremy era su hermano.
Para no sentirme tan sola, invité a mis compañeros y todos emocionados saltaron a decir que querían ir. Así que a las tres y cuarto, una manada de estudiantes de cinematografía íbamos caminando por las calles del paseo de Hermosa Beach. Cada uno hablando con sus respectivas amistades, otras sacándose fotos y Cody filmando cada segundo del tiempo.
-Iremos a conocer el lugar de las galletas paradisiacas. –decía mientras se filmaba él mismo. – Nuestra presidenta paraguaya es la que ha descubierto tal lugar, esperemos que para nuestra graduación, dentro de cuatro años, aun siga abierto. –finalizó para volver a filmar al resto de las personas.
Jennifer saludaba a la cámara junto con sus dos amigas, Sunny y Anika. Luego estaban Jeremy y otro compañero suyo, Nick que es tan alto como él pero con más músculos y cabello rapado. Luego el resto somos de primer año. Jade, Tristán, Cody, Crystal y Emma, Harry, Jared y yo.
-Es aquí. –señalo con ambas manos el lugar de pintura marrón y la puerta de vidrio con bordes pintados de color crema.
-¿Aquí? ¿Los pastelitos más deliciosos son de aquí? –pregunta Sunny, la amiga de Jen.
-Nunca juzgues a nada por su portada. –se encuentra diciendo Tristán.
-Entremos que ya tengo hambre. –se apresura Anika en abrir la puerta y entrar.
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Nueve en punto
Teen FictionOlivia Galler a sus diecinueve años tiene el gran deseo de hacer de su sueño una realidad, para ello viaja al país donde la mitad del mundo desea estar y de donde nacen las mas famosas películas, Estados Unidos. Lo que no imaginaba es que...