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Salimos de la habitación mostrando nuestra obvia discusión. Yo fui directo a las chicas y él con sus amigos, simuló muy bien sus sonrisas pero yo no tuve la misma suerte. Stephie me bombardeó y tuve que decirle que discutimos, no por la verdadera razón si no porque él no me contó antes que recibió una oferta de trabajo, la verdad no me creyó mucho y me dijeron ambas que no podía enojarme por eso.

Y no podía, era una excusa tonta.

Cuando llegué a mi casa, que lo preferí cuando tía Vanessa insistió que vaya a su hogar a pasar la noche, acepté a que mañana iría al medio día.

Nuevamente en la cama, decido abrir la computadora. No me iba a sacar de la cabeza la razón por la que Dustin no quería tener una relación. Si era hereditario su problema de visión, podría haber algo con que podamos no heredarlo.

"Podamos", sería más bien "Pueda" yo no estoy dentro, ¿o sí? Bueno, en el caso él estaría dentro pero... ¡Dios! Solo nos hemos besado un par de veces y yo ya estoy pensando en besos y hacer el amor.

Hacer el amor con Dustin es lo que quería.

Me encuentro con una página interesante donde explica cómo sería la herencia con ese tipo de enfermedad, una mujer con LHON con un hombre sano podría heredar a tres de tres hijos la enfermedad, sin embargo un hombre afectado con una mujer sana no tendrían herederos con dicha patología.

¿Él me está mintiendo o acaso no leyó esto? ¿Su oftalmólogo no mencionó esto que he leído? Me dice que es enfermedad de las mitocondrias y que son heredadas por la mujer, en todos los sitios. Si internet lo dice es porque debe ser cierto.

Llamo a Dustin pero no me contesta, así que me preparo para escribir un mensaje cuando llega uno de su parte.

Dust: No puedo hablar ahora.

Olivia: Por favor, esto es serio

No me vuelve a contestar y yo sigo buscando en internet sobre su condición. Es un caso muy raro como él lo ha dicho siempre, me encuentro con fotos algo raras de ojos ya que a mi no se me da mucho de anatomía, así que lo dejo pasar. Solo guardo lo que me contesta las excusas de Dustin.

Dust: Mañana en la pista 7:30

**

Un domingo levantarme a esa hora suele ser mortal, pero ahora no ya que no había pegado un ojo toda la maldita madrugada. Imprimí las hojas de las páginas web que me decían lo contrario a lo que Dustin me decía.

Él estaba sentado en la escalera, donde los primeros días de conocernos era nuestro lugar para tomar el desayuno. Sonreí apenas y me acerqué sin decir nada, sin saludar y tomé asiento a su lado, ni siquiera lo miré.

-Tu excusa de anoche es mentira. –es lo que digo después de un largo silencio.

-No te mentiría con algo así. –me responde con pesar y me duele el pecho.

-Internet dice que solo las mujeres con esa patología lo pueden heredar, Dust. Los hombres no. –le cuento. Mis ojos están lagrimosos porque no puedo creer que esto esté pasándole, pasándome, pasándonos.

-Eso es intenert.

En el lugar empezaba a haber más personas de lo que habría en un domingo normalmente. Quiero sugerir que vayamos a mi departamento pero no sé si sería buena idea si no terminamos bien, él tendría que salir en todo caso.

-Vayamos a tu edificio. –se me adelante. No objeto, así que con pequeños roces de nuestras manos caminamos en silencio por las calles de Los Ángeles con destino a mi edificio.

Tomo el ascensor con él y luego a mi piso. Cierro con brusquedad la puerta.

-Lo vamos a hablar ahora o ahora. –exijo. Él asiente pero no convencido. Voy a mi dormitorio y enciendo el aire acondicionado para que cuente refrescar un poco y dejo la puerta abierta para que salga a la sala, también.

Tomo asiento a su lado en el sofá.

-Si está en internet puede ser verdad. – comienzo. Él niega con la cabeza.

-Algunas veces no son verdad, yo no quisiera arriesgarme, Liv. –me dice.

Me encuentro pensando, llámenme loca por rogar tanto a un hombre y sonaría muy estúpido lo que pienso pero rogaría por Dustin, porque sé que él es él.

–En todo caso podemos no tener relaciones sexuales. –sugiero.

-¿No? –su tono es más sarcástico como diciéndome que es estúpido lo que acabo de decir. –Hacer el amor contigo es en lo único que pienso cada día de mi maldita vida.

¡Yo también! –quiero gritarle pero digo otra cosa, buscando una solución al problema.

-Me haré el vaciamiento de útero o como se llame si eso quieres. Podemos adoptar, lo que sea, Dustin. Déjate querer. –le tomo de las manos, suplicándole, otra vez.

Él está negando rápidamente y me asusta que no lo acepte.

-¿Harías eso por mí? –me pregunta cuando le tomo de ambas muñecas. Su afónica voz es agonizante y suplicia.

-Lo que sea. –le digo.

-¿Siempre tienes que buscar solución a todo? ¿No puedes simplemente entender que no quiero estar contigo? –me duele lo que me dice, pero me niego a creerlo.

-Eso no es cierto.

-No. –responde rápidamente. –No es cierto.

Nos quedamos callados unos segundos. Ya no sé qué decir, ya no me salen las ideas.

-Te amo, Olivia. Te amo como nadie puede amar en esta vida.

Me quedo ahora sin palabras al escucharlo, le he dado todas las opciones, he pensado más en un futuro lejano de lo que he pensado para mi vida. Su abrazo me sorprende más, me estruja a su cuerpo, me abraza fuerte y yo le rodeo la cintura con mis brazos, algo incomodos en la posición de sentados que tenemos. Me separa y sus manos sostienen mi rostro, me encuentro observando sus labios rosados que pedían ser devorados.

-Quisiera ver tus labios... -susurró mientras me quemaba al pasar su pulgar por ellos.

-Te los muestro.

No esperé su respuesta para pegar mis labios a los suyos, eran los más suaves y frescos que puedan existir en la faz de la tierra, hasta los alienígenas lo desearían probar, pero solo eran míos. Él me besaba de una forma tan única, tan delicada y suave pero ruda y salvaje a la vez. Me estaba besando y yo lo hacía también. En nuestro había amor, expresábamos todo lo hubimos guardado en todo este tiempo, en todo el cariño y todo el tiempo perdido de no habernos besando nunca.

Sentí su mano descender hasta la parte baja de mi espalda y en un movimiento rápido estuve bajo él en el sofá, acercó más a su cuerpo al mío y fuegos artificiales estallaban en mi interior al sentir su miembro contra mi pelvis. Gemí por el contacto. Lo necesitaba tanto. Necesitaba tanto la droga que tiene Dustin en todo su ser.

Sonrío.

-Te amo. –le digo.

-Te amo. –me vuelve a besar pero en segundos se aleja de nuevo. -¿Qué hora es?

Lo miro confundida.

-¿Las nueve en punto? – respondo, él me sonríe. –No lo sé, Dust.

Vuelvo a sus labios y deseaba quedarme allí toda la vida.

Algunas veces y en casos especiales quizá las mujeres también podríamos luchar por el chico que nos gusta, no solo los hombres deberían de tratar de conquistar a la chica, quizá en mi caso con Dustin era uno de esos en donde yo debía conquistarlo, trabajar duro para romper sus murallas que se habían creado con su enfermedad.

No solo por el hecho de que una persona tenga un déficit significa que no pueda vivir una vida normal, tal vez son ellos la que viven normalmente y somos nosotros, "los sanos", los que estamos viviendo de manera distinta.

Esperaba que si había más personas como este chico que ahora lo tengo en mis manos, encuentren a alguien especial, a alguien que los quiera como yo quería a Dustin y puedan tener sus cuentos de hadas, también.

Nueve en puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora