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Dustin

Cuando Annie me susurró casi inaudiblemente que al parecer Olivia tuvo íntima trato con respecto a la rediseño del local de mi mamá, me hirvió la sangre. Enfureciéndome.

No podía pensar más que en solo eso y que esa mujer era una caprichosa que no sabía qué hacer con su dinero. No podía pensar claramente a cómo reaccionar a ello, por lo que solo me encontré insultándola y despreciando toda su ayuda, burlándome de todo lo que había hecho. Me arrepentía cada segundo de terminar las palabras pero tampoco podía controlarme.

Sabía que la estaba haciendo daño y lo confirmé más cuando el tipo este, Ian me intentó hablar, incluso Annie trató de detener mi lengua viperina una vez que le decía que era una metida y no tenía el derecho de jugar con las ilusiones de mi madre y miles de cosas más que iba olvidando a la vez a causa de mi enojo. Le hacía más daño a la única que chica que logró meterse en mi piel, más daño de lo que ya causé en todo este tiempo que nos conocemos pero no calculé que ella me respondería de la manera en que lo hizo

Ella explotó.

Logró herirme en verdad con su tono burlesco al decirme que vaya a contárselo a mi mamá, que todo lo que hizo fue porque la quería a ella. Lo que más me dolió fue que le tenía lástima porque yo no dejaba que mi mamá progresara, y eso no era lo que yo quise, jamás. Amaba a mi mamá y quería dar todo por ella, pero solo yo. Fue como derramar un balde de agua helada cuando escuché que dijo que debía aceptar todo lo bueno que me venía.

Y entendí su punto.

Yo era un egoísta e injusto, sin mencionar un orgulloso de mierda. Olivia fue como un ángel enviado a nuestras vidas, quería tenerla conmigo pero al parecer lo único que hice fue alejarla. Ella es una persona de buen corazón, es solidaria y le encanta ayudar, ahora comprendía su empatía por todos los demás y sobre todo por mí al decir que yo había pasado tantos males.

-A partir de ahora no te conozco. Nunca lo hice, la verdad. –escuchar sus palabras me hicieron querer actuar, suplicarle perdón así que cuando la sentí pasar a mi lado la sostuve.

-Liv... -susurré.

-Suéltame. –la dureza con la que exigió me estremeció, fue como dagas clavándome en todo el cuerpo. -¡Que me sueltes!

La solté a causa de que me sorprendí al empujón que me dio, y supe que la había lastimado demasiado. Ella se alejó y podía escuchar como pasos se movían apresurados a mí alrededor, Liv gritó que la dejaran en paz, Brandon la llamó pero no hubo respuestas. Quería correr tras ella, suplicarle que entendiera mi punto también, que me volviera a querer como lo hacía.

Y sentí tanta impotencia por no poder hacerlo.

-¡Qué demonios le hiciste! –mi camiseta es agarrada en un puño. Todos se mueven a nuestro alrededor, todos piden que nos calmemos y que Brandon no haga nada tonto. Pero yo soy el tonto. -¿No pudiste esperar otro momento para reclamarle? ¡Es su maldito cumpleaños, idiota!

Brandon me empuja solo porque Darren lo aleja, tengo a alguien por la espalda y a Stephie y Annie al frente. Sabía que estábamos armando un espectáculo en la calle, no era mi intención aunque sí al comienzo al venir a reclamarle a Olivia.

Escuché a la mamá de mi mejor amigo cuando soltó a mi madre que conocía a los muchachos que se encargaron del rediseño de la cafetería, ella dijo que los conoció en Paraguay cuando eran más jóvenes y resultaban ser mejores amigos de los hermanos de Olivia. Entonces tuvo todo sentido para mí. También para mi madre, lógicamente.

Nueve en puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora