Capítulo 36 - ¡La noche está para un Reggaeton Lento!

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MARATÓN 2 DE 3

Nos encontrábamos en un restaurante muy lindo y lujoso. Realmente Christopher se estaba esforzando por conquistarme y eso me hacía sentir la chica más feliz en este preciso momento, de tan solo ver como se ha comportado en este día me produce tomarlo por las mejillas y darle millones de besos.

— ¿En qué piensas tanto? —pregunta Chris llamando mi atención. Sonrío con timidez y tomo mi copa con vino para beber un poco.

— Solo me preguntaba desde cuándo te volviste tan detallista —digo enarcando una ceja y me sonríe con picardia.

— Desde el día que tuve que presenciar como la chica que amo se emocionaba con un obsequio que le hacia un chico que no era yo —responde de inmediato y puedo jurar que casi me atoro con el vino. Sé perfectamente que se refiere a Johann y eso me produce una pequeña incomodidad porque hasta ahora no habíamos topado ninguna clase de tema acerca de él o algo parecido.

—Ya veo —respondo simplemente y sonrío con dificultad.  —Me alegro que hayas escarmentado un poco entonces.

—No sabes cuanto —dice y da una pequeña carcajada.  Me aliviaba saber que ya no le afectaba el tema de Joli. Doy un gran suspiro y ambos seguimos comiendo gustosamente nuestra lasagna. Sí, lasagna, porque a Christopher se le antojaba y realmente a mi también me encanta.

Me tomo un poco de tiempo observándolo mientras devora su comida y sonrío por lo bajo para que no se percate de ello, aunque sin tener éxito. Chris me mira sin entender y comienzo a reír al notar que un poco de pasta de la lasagna se le ha pegado alrededor de los labios. Sé que no es la gran cosa, pero hoy es la mejor noche de mi vida y me reiría hasta de la mosca que pase. Río más haciendo que muchos de los que se encuentran en el lugar ahora nos miren extrañados y siento que no puedo detenerme.

<< Oh por Dios, que vergüenza >>

— ¿Tan rápido te hizo efecto el vino?—pregunta Chris murmurando a la vez que miraba a todos lados. Yo no podía parar de reír aunque lo intentaba. —Hermosa, todos nos están viendo —dice ahora un poco risueño, definitivamente lo estaba contagiando con mi risa cada vez más escandalosa.

—N-no... no —sigo riendo y trato de hablarle por medio de señas. Estaba empezando a llorar de la risa.

—No entiendo nada de lo que intentas decir —dice realmente divertido y yo sigo riendo como una loca.

—Disculpe las molestias... —dice una persona que acaba de acercarse a nuestra mesa. Era el mesero. — ...pero la señorita está incomodando a los demás clientes —menciona con amabilidad pero Christopher frunce el ceño.

—Dios, no puedo dejar de reír —menciono frustrada.

¡Que alguien me ayude!

—Entonces tendrán que abandonar el lugar —dice el mesero con incomodidad y tomo de inmediato a Chris del brazo antes de que haga alguna locura. Asiento aún riendo como loca y me pongo de pie para halarlo.

—Muy mal servicio —espeta Christopher y pone el dinero sobre la mesa para pagar la cuenta de mala manera. 

— Le pido mil disculpas, caballero —menciona el aguafiestas. 

Chris me toma de la cintura y comenzamos a salir del lugar aguantando lo que más puedo la risa. 

—Señor, disculpe, pero tiene un pedazo de lasagna prendida en el labio —menciona el guardia del lugar justo cuando salimos y comienzo a partirme de la risa otra vez. Christopher se limpia de inmediato y al parecer entiende el motivo de mi risa desquiciada.

MIS DÍAS CONTIGO | FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora