El camino de la esperanza

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2006

Presiono mis manos otra vez hasta que están rojas. No siento el dolor ya. Estoy tan acostumbrada a hacerlo que ya ni siquiera lo siento. Sentada en las escalinatas de la salida de la universidad veo a todos moverse a mi alrededor, felices con seguridad y yo solo quiero huir. No quiero estar aquí. Llevo una hora sentada esperando juntar el valor suficiente para entrar y finalmente inscribirme. Estoy terminando mi último año de secundaria. El próximo año una nueva etapa comienza para mí y yo no estoy preparada, no quiero hacerlo. Ni siquiera estoy segura de qué quiero estudiar. Los papeles reposan adentro de una mochila desgastada, como yo. Desgastada, así me siento. Y todos me miran cuando pasan por mi lado, quizás porque llevo demasiado tiempo aquí, quizás porque ellos también pueden verme desgastada. Tengo 17 años y sé que aparento muchos más, así me siento, como si fuera una viejita en un cuerpo que se niega a envejecer. Si pudiera envejecer rápido, todo sería más fácil. Pero no. El tiempo para mí transcurre demasiado lento, se burla de mí y de mis ganas de terminar con todo, porque ni para eso sirvo, ya lo intenté una vez. Ya una vez intenté acabar conmigo y no funciono. Para todos solo fue un accidente, todos fingieron que solo había sido un error, porque es más fácil no verlo. Para mí también es más fácil sentir que no fue verdad.

El olor fuerte a cigarrillo me devuelve de mis pensamientos. Quizás tendría que empezar a fumar, eso quizás me tranquilice, o me ahogue o me mate de un cáncer de pulmón. Pero hasta el olor ya me descompone. ¿Será que no sirvo ni para fumar? Ni hablar de drogas... otras cosas que agregar a mi lista de cosas para las que soy completamente inútil, ya casi puedo llenar un libro con todo eso, y apenas dos renglones con las cosas para les que si soy útil. Hacerme la estúpida. Hacerme la sorda. Asentir. Callar. No es mucho, pero algo es algo. Escribir, también puedo escribir algunas cosas con sentido, pero mamá dice que es solo una pérdida de tiempo así que intento no hacerlo cuando ella puede verme. El hombre se sienta a mi lado y saca el humo del cigarrillo, lo miro en el ambiente mientras frunzo la nariz.

- Que insoportable está el calor hoy.

Sonrío sin mirarlo. Ya su sola presencia a mi lado me cohíbe. Mi experiencia con los hombres es casi tan nula como mis buenas calificaciones en la libreta. Y pensar que tengo compañeras en la escuela que ya van por el quinto novio y presumen sus relaciones sexuales como quien presume un bonito vestido. Y yo aquí preocupándome por no ser capaz de hablar con el secretario de mi inscripción. Definitivamente voy a morir virgen. Es un hecho. Virgen, estúpida y sola, ni una mascota tengo, o sea que ni siquiera podré ser la vieja solterona de los gatos... quizás algún día pueda tener gatos después de todo. Tan sola no estaré.

- Esta humedad no me deja ni pensar.

Vuelve a hablar, su voz suena enojada, como un gruñido y el cigarrillo le da a su voz un aspecto ronco, y aún ni siquiera me atrevo a mirarlo, lo siento demasiado cerca y me incomoda. Habla del clima. ¿A quién le importa el calor? Verano o invierno... solo una estación más. ¿Por qué será que algunas personas tienen la necesidad de hablar con las otras? Yo la mayor parte del tiempo solo quiero desaparecer, la gente sociable me genera desconfianza. ¿Qué tanto quieren hablando con extraños? Si supiera que es un asesino hasta me ofrecería, pero en este momento no se si podría con un violador o un ladrón. Sería ya el colmo. Siempre el clima. Siempre que alguien quiere iniciar una conversación empieza con el clima, como si yo no estuviera compartiendo su mismo ambiente. Yo también sé qué hace calor, y aun así no siento la necesidad de compartir mi descubrimiento con el mundo.

- Esto es un lio, por suerte solo me quedan 2 años aquí. ¿Estás empezando?

Ok. Puedo ignorar sus comentarios estúpidos sobre el clima con una sonrisa. Pero tengo que responder si es una pregunta. La mayor parte del tiempo soy invisible para el resto, pero en esas contadas ocasiones en las que alguien se da cuenta que existo es cuando deseo desaparecer otra vez. Tengo que mirarlo. "Paula, es de mala educación no mirar la gente para hablarle". Mi madre y sus estúpidas reglas para desenvolverse en el mundo. Ojala pudiera ignorarla por lo menos cuando no estoy con ella, pero es como si ella hubiera grabado algún disco en mi mente que se repite de manera constante. Ella suena con su voz horrible constantemente en mi cabeza, leí que esos síntomas de la esquizofrenia. ¿Será que además me estoy volviendo loca? ¿Será que empezaré a escuchar voces en mi cabeza o ver enanitos azules? Lo único que me faltaba. ¡Dios! ¡Que estúpida soy!

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora