Solo yo

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Seco un poco mi cabello húmedo de la ducha, sonrío mirándola leer con concentración un libro sobre los primeros meses del bebé, todo lo que viene la preocupa tanto como a mí. Y me molesta tener que irme, me da miedo que el parto se adelante, temo sobre todo no estar aquí para el nacimiento de mi hija, y soy consciente de que seguro voy a perderme montones de momentos con ella, momentos importantes de su crecimiento, no puedo perderme también su nacimiento. Suspiro profundamente y me acomodo despacio de costado en la cama mirándola, acaricio el vientre y mi niña se mueve fuerte, un jadeo se escapa de Paula y sonrío, el movimiento fue demasiado y la molestó, aun así me regala otra sonrisa maravillosa, la felicidad brotando de nosotros, sobre todo en momentos donde nuestra pequeña se hace presente, en momentos donde sabemos que no falta nada para tenerla entre nosotros, cuando sabemos que más allá de todo, el futuro se muestra maravilloso para nuestra familia. Paula deja el libro sobre la mesa y se acuesta de costado frente a mí, juega con mi mano entre los dos y parece pensativa pero igualmente relajada; preciosa, sus mejillas rojas y más rellenas, ha cambiado tanto y aún puede quitarme el aliento. ¿Algún día dejará de hacerlo? Estoy seguro que no, sé que en muchos años nos acostaremos igual así, frente a frente, con nuestros rostros cambiados, con los años y la experiencia, mirándonos con el mismo el amor y con la paz de saber que lo hemos superado todo.

- ¿Cuándo vas a decírmelo?

¿Decírselo? ¿Decirle que? ¿Se habrá enterado lo del blog? ¡Dios! Es imposible ocultarle algo. Me sonríe, quizás por mi expresión, quizás por mi confusión, pero sonríe y eso me regala tranquilidad.

- ¿No te parece que yo debería de enterarme antes que tus fans lo que tienes con Ainhoa?

Río. ¿Cómo no hacerlo? Ella me hace siempre todo mucho más fácil. Todo lo que me preocupa parece insignificante cuando ella bromea, cuando me mira con confianza, cuando parece mucho más fuerte de lo que imagino; siempre la subestimo y quizás sea verdad lo que todos me dicen; Paula entiende todo esto mucho mejor que yo, no debo preocuparme tanto por ella, solo se trata de compartir mi camino, confiar y superar todos los obstáculos de su mano.

- Sé cómo te pones, además Martín va a matarme.

- No te preocupes, de Martín me ocupo yo, será difícil ahora embarazada, pero estoy segura que me esperará.

- Eres tan estúpida.

- Vos empezás.

Sigue acariciando mi mano y yo busco en mi interior las palabras para explicarle lo que pasó, lo que puede pasar, y por qué otra vez le sigo ocultando cosas.

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- Porque no quiero preocuparte, y menos ahora. Solo tienes que pensar en cuidarte, en estar bien, y yo quiero hacértelo más fácil.

- Tenés que confiar en mí, siempre que nos ocultamos cosas, aunque sea por el bien del otro, terminamos mal. Tenemos que pasar por esto juntos, somos una familia.

Sonrío con sus palabras, con la paz en su voz. Somos una familia, tenemos que superar todo lo que venga, bueno o malo, juntos. Y esto no será malo, solo será un pasito más, todos entenderán, todos serán felices por mí.

- Lo sé, tienes razón, lo siento.

- ¿Entonces? ¿Cuántos programas tengo que hacer mañana?

- Ninguno Paula, por ahora ninguno.

- Qué alivio. Me gustaría bajar 12 kilos antes.

Me acerco un poco y rozo despacio sus labios sintiéndola tan cerca, sintiendo todo en mi vida como tiene que estar más allá de cualquier cosa. Busco contagiarme de la serenidad que parece tener en este momento. Cuando me alejo ella me sonríe y acaricia despacio mi mejilla.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora