Algo rompiéndose

216 8 11
                                    

- Ya no lo soporto más Pablo, te juro que lo intenté, pero no puedo.

Siento que me parto por dentro por hacer esto, pero tengo que dejarlo, estoy cansada de todo esto, estoy cansada del viaje interminable, de tener que sonreír siempre solo por ser su esposa, estoy cansada de él, y eso lo resume todo. Nunca quise casarme con Alborán, me enamoré de Moreno y ese fue mi primer error, porque él en sus facetas destruyó mi vida una y otra vez. Lo miro comenzar a llorar como si le hubiera dado la peor noticia, pero no es una noticia, los dos lo sabemos hace tiempo, nos desgastamos, nos empeñamos en pensar que podíamos estar juntos más allá de todo y nos equivocamos; pero aunque ya no puedo volver atrás puedo intentar hacer las cosas bien desde ahora, por lo menos para proteger a Luz.

- Por favor, no lo hagas.

- Tengo que hacerlo.

Tomo a Luz en uno de mis brazos y levanto un bolso con la otra, tenemos que irnos ahora que estamos a tiempo de encontrar el camino nuevamente. La felicidad no está aquí con él. Quiere alcanzar a Luz pero se lo impido, si de verdad la ama, tendrá que entender que esto es lo mejor para ella. Entonces se arrodilla a mis pies, llorando y de alguna manera siento que sus lágrimas ya no me provocan la misma pena que antes y hasta eso me confunde y al mismo tiempo me da el empujón que necesito para irme de una vez. Camino hacia la salida y lo siento llorar y rogar a mi espalda.

- Por favor Paula, por favor.

Ya no doy vuelta atrás, ya no puedo dar vuelta atrás.

:::::::::::::::

Pablo. Pablo. Pablo. Pablo.

Abro los ojos. Siento el corazón palpitándome tan fuerte que bien podría escapar de mi pecho. Otra pesadilla demasiado extraña y me siento agobiado, por las sensaciones que me dejan y porque al final al despertar me siento tan cansado que es como si nunca hubiera dormido. Sobre todo éstas extrañas, donde casi puedo ver y sentir todo desde el lugar de Paula, y no puedo más que desear que no sea verdad que yo pueda hacerla sentir así y que lo nuestro pueda terminar de esa forma; miro a Luz acostada en una pequeña cunita de la aerolínea, para mi niña cualquier medio de transporte es un somnífero y puede dormir un viaje entero. Siento la mano de Paula en mi mejilla y me giro a mirarla, sentada a mi lado me mira con preocupación, como cada vez que una pesadilla me altera quitándome el sueño y las ganas de dormir, ella siempre a mi lado. Está sentada sobre su costado con las piernas arriba, beso su mano y me obligo a sonreírle aunque sé que a ella sobre todo es imposible convencerla.

- ¿Fue fea?

- Extraña... pero se ha repetido el último, es como si viera todo desde tu perspectiva y me dejas.

Sonríe y deja un beso suave en mis labios intento absorber un poco de su tranquilidad.

- Entonces no es mi perspectiva, es imposible que yo te deje. Quizás soñas con otra mujer.

- Mi amor, desde que te vi en el bar por primera vez que eres la única mujer que ocupa mis sueños.

- Y tus pesadillas por lo visto.

Me besa otra vez, ahora enreda sus dedos en mi cabello y ubicándome mejor llevo mis manos a su cuerpo a mi lado, estamos ya demasiado cerca, y sé que la necesito mucho más cerca, pero en una ventisca de razón recuerdo donde estamos, y me detengo, ella deja mis labios pero sin alejarse demasiado suspira sobre mi rostro.

- Sabes que no podemos seguir aquí, y de todas maneras siempre me llevas al límite.

- Lo siento.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora