Luz de día

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Apoyado en el marco de la ventana la miro unos segundos antes de que note mi presencia, se apoya en la baranda del balcón y mira el cielo suspirando. Me ocupé que la habitación sea la misma de aquella vez, todo tenía que ser inclusive mejor que aquella vez. Siempre recordé nuestro tiempo en Arcos como uno de los mejores momentos, pero al mismo tiempo siento que fue lo último que compartimos juntos, luego todo se vino abajo, luego ella decidió dejarme y mi vida a partir de allí es algo que prefiero no recordar. Y aunque la angustia en mi interior me azota cuando aquel tiempo regresa a mí, sonrío, porque hoy todo es distinto. Ahora después de tanto, Paula es mi esposa, vamos a ser padres, y la felicidad para nosotros casi parece un hecho y una realidad que nadie podrá quitarnos, ni sus miedos, ni mis ausencias, ni el mundo aunque se empeñe en nuestra contra.

Su pelo negro cae suelto sobre sus hombros y el vestido largo cae sobre el piso balanceado levemente por la brisa fresca, solo una música suave suena a los lejos que se une al murmullo del viento; parece perdida en el paisaje y la entiendo porque es precioso, aún más para mí, porque me encuentro con su imagen casi fantasmal haciendo toda la vista aún más bella; y sé que la intensidad de esto que siento me hace verla perfecta, ella es perfecta para mí, todo lo que necesito siempre, la que me sorprende cuando mi vida cae en la rutina, la que sonríe llenándome de nueva energía, la que me anima y me hace enojar hasta desconocerme a mí mismo. Perfecta y sé más que nadie que la imagen de perfección, que es un gran teatro, termina limitando a las personas, lo vivo a diario en mi vida hace años; intenté ser perfecto y acabe haciendo que todos se lo crean y ahora me siento sumergido en una imagen que poco tiene de lo que soy realmente, la perfección no existe, y mi Paula... mi Paula tampoco lo es aunque mi corazón la sienta así, mi Paula es todo lo que necesito aún con todas sus imperfecciones, ella es la que hace que pueda dejarme llevar, dejar de tratar de encajar en el molde y ser yo mismo, porque ella me ama así, a mi... lejos de la imagen.

Me acerco despacio, de pie a su espalda beso su cuello y ella vuelve a suspirar, respiro profundamente de su perfume, de su esencia, de todo lo que ella es, mas allá de lo que veo, más allá de lo que mi amor crea de ella, Paula es todo lo que quiero, todo lo que soñé para mi vida y siempre pensé que no sería posible. Llevo mis dedos por la piel de sus brazos hasta terminar juntando nuestras manos mientras sigo dejando besos en su cuello, su sonrisa brilla en la noche, y como siempre me contagia obligándome a sonreír a mí también. La rodeo con mis brazos y ella los acaricia.

- Mi esposa.

- Y dos veces. ¿Nunca vamos a ser normales?

- Ser normal es aburrido, y si hay algo que nunca fuimos es aburridos Paula.

Es increíble todo lo que esta mujer me hace hacer y solo recordándolo me hace reír, siempre fui un hombre romántico, quizás no el típico de flores y corazones, quizás siempre dejé lo cursi para la música, pero siempre fui atento, a mi forma... pero Paula, ella saca todo de mí, con ella sale mi lado más cursi, con ella que lo toma siempre a broma, y lo sigo haciendo como si me sintiera en la necesidad de buscar la manera de que ella se termine burlando de mí.

- Todo fue maravilloso Pablo, mejor a cualquier cosa que haya soñado, vos sos mejor a todo lo que soñé para mí. Debo decir que fue difícil no arruinar nada, controlar mis instintos es bastante complicado.

- Ay Paula, amo tus instintos, inclusive cuando terminan arruinando mis intentos. Pero esta vez te portaste muy bien.

- ¿Tengo permiso para liberar ahora mis instintos?

- Todo el permiso del mundo siempre.

Se gira para ponerse frente a mí y rodea mi cuello con sus brazos besándome profundamente, confundiendo su sabor con el mío, nuestros latidos acompasados y acelerándose mientras ella más acerca su cuerpo al mío, mientras mis manos inquietas acarician el espacio de piel libre en su espalda, solo para sentirla más cerca, siempre lo que necesito es sentirla más cerca. Y cuando esos sentimientos se hacen tan presentes en mi interior es cuando mi mente me juega la peor de las pasadas, porque trae a mí la realidad de los meses que tendré que estar sin ella, grabaciones, giras, trabajo, y todas las complicaciones de este camino que amo, que me hace ser quien soy, pero que a veces cruel me muestra su peor lado. Trago saliva y alejándome un poco de su rostro libero un suspiro, cierro los ojos intentando liberarme, siento sus manos acariciando mis mejillas, abro mis ojos y es aún peor porque sus ojos miel tienen la capacidad de atravesarme, de destruir mis defensas, de exponerme a lo profundo de mis emociones; como la música, sus ojos son música para mí. Intento contener las emociones que parecen brotar de mi interior, y ni siquiera alcanzo a entender bien porqué, pero soy consciente quizás por primera vez completamente de que es mi esposa aquí en mi brazos, es mi esposa y me siento tan poco capaz de ser todo lo que ella se merece y aun así voy a esforzarme todo lo que mi cuerpo y mi espíritu me lo permita.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora