Esencia

257 10 20
                                    


Su frente sigue arrugada mientras mezcla con concentración su café; está aquí por mí, porque casi le rogué que me acompañara a desayunar, su vida ermitaña tiene que darle una tregua, y después de montones de quejas y excusas finalmente gané; aunque en realidad creo que es Luz la que siempre le gana a la voluntad de Arturo. La miro y está concentrada en un juguete que acaba de regalarle, ignorándonos por completo, sentada en su cochecito.

- Por lo menos podrías fingir que lo estás disfrutando.

Me mira y tuerce el gesto esforzándose por dibujar una sonrisa.

- Siempre disfruto tu compañía Paula, pero no entiendo porque tenemos que desayunar aquí, demasiada gente, microbios, ruido.

- Porque inclusive los microbios son parte de la vida Arturo. Y pasas demasiado tiempo encerrado.

- Me gusta el encierro, la soledad es inspiradora.

- La vida también, vos te cansas de decírmelo.

Solo sacudo la cabeza. Debería rendirme con este hombre, pero sé que no lo voy a hacer, y cuando yo no pueda convencerlo de algo, sé que Luz lo hará y será mucho más fácil cuando sea más grande. La mira y una sonrisa se dibuja en su rostro, juega con ella haciendo movimientos con sus manos que Luz enseguida imita, Arturo es otro abuelo para mi niña y definitivamente un padre para mí, apoyo, compañía, incentivo.

- Ay niña, deja de mirarme así.

Vuelvo de mis pensamientos y sonrío.

- Tenés una sonrisa bonita Arturo, lástima que sale tan poco.

- Deja de hablar tonterías y cuéntame que decidiste.

Que decidí. Muchas cosas, él insiste en que piense en mi futuro, y para mí el futuro ahora es Luz y Pablo, es difícil ver más allá de eso, pero sé que no puedo decírselo, no puedo porque lo enoja que piense así, quiere que vea más allá, que amplíe mi perspectiva; y sé que tiene razón, pero ahora con Luz tan pequeña, con el cd de Pablo recién salido, lo más oportuno parece dedicarme solo a ellos.

- Los cursos van bien, estoy haciendo los que me recomendaste.

- Lo sé... conozco las personas que están a cargo, y me dijeron que eras excelente. ¿Y lo otro?

- Lo otro... bueno... lo estoy pensando. Luz todavía es muy pequeña y Pablo...

- No nombres al subnormal, porque si lo pones como excusa no respondo.

No puedo evitar reír. Sé que aunque Pablo no es santo de su devoción, Arturo lo respeta porque me hace feliz, porque es el hombre que elegí para mi vida, porque valora sobre todo lo que tuvimos que luchar para estar juntos; y Arturo sabe detalles porque corrige la historia que llevo tiempo escribiendo. Aun así siente que abandono cosas por él y no le gusta; siento que no es así, no abandono nada por Pablo, solo pospongo algunas por la familia.

- No es Pablo, pero siento que ahora no es el momento, apenas nos estamos adaptando a todo, Luz, nuestra familia, su trabajo y el mío... además no estoy lista para dejarla demasiado tiempo.

Sacude la cabeza y da otro trago a su café, como si se rindiera conmigo.

- Pero será filosofía, te lo dije... me gusta y sé que puedo con eso.

- Claro que puedes, pero no quieres. Lo mejor que puedes hacer por Luz es mostrarle que hay que luchar por lo que uno quiere, que la superación personal siempre es importante.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora