Nada es como debería

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- No de nuevo Paula... ¡Por Dios!

Su voz es lo último que escucho antes de salir corriendo de nuevo al baño tomando con ambas manos mi vientre. En el inodoro queda lo que no comí, nada, claro que nada porque es la cuarta vez que vomito en lo que va a de la tarde y no he comido nada más, porque simplemente no se mantiene en mí. Ni siquiera el agua, no soporto ni siquiera el agua, y ya no puedo seguir así, no puedo pasar por esto justo hoy. Agotada quedo sentada en el piso. Estamos en nuestra casa, porque no quería prepararme en un hotel como sugirieron todos. ¿Para qué? Si aquí tengo todo lo que necesito. La voz de Casilda suena del otro lado de la puerta, afuera todo es un caos, la chica que va a maquillarme lleva más de una hora esperando, aun no pude cambiarme, en tres horas se supone que debo casarme y en este momento ni siquiera sé de dónde sacar las fuerzas para ponerme de pie. Acaricio mi vientre mientras cierro los ojos implorando que todo esto pase de una vez.

"Pequeña por favor, solo por hoy, te lo pido, solo por hoy, ayúdame. Tengo que casarme con tu padre, por fin voy a casarme con tu padre, colabórame pequeña."

Casilda entra al baño y me observa con preocupación, detrás mi hermana me mira desde la puerta y sonríe.

- Por eso es que las mujeres no se casan embarazadas Paula.

- Sí, pero tu hermana nunca entendió Camila. Son como conejos, parece que no pueden parar, solo era cuestión de tiempo.

- Son unas estúpidas las dos.

Camila ríe mientras Casilda se acerca. Es verdad, yo me lo busqué, pero está pequeña es una bendición aunque me sienta morir en este momento. Igual Pablo y yo somos un desastre de cualquier manera. Y ahora se hará más que obvio. Nada está saliendo como lo había imaginado, nada nunca sale como lo imaginamos. Ni siquiera Casilda ha podido cambiarse aún, tiene que volver a su casa, a prepararse y terminar de preparar las niñas, pero está aquí cuidándome. Por momento habla con Tomás por teléfono controlando que todo allá marche mejor, y luego con Juan que se está encargando de toda la organización en el lugar, controlando que todo esté como tiene que estar. Todo marcha bien excepto yo y quizás deberían de buscar la forma de ir empezando sin mí. Casilda me ayuda a ponerme de pie y me recuesta de nuevo en la cama de la habitación. Enseguida Julia llega con un té que me voy a esforzar en tomar pero que estoy segura eliminaré ni bien me pase la garganta.

- Voy a vomitarlo.

- Pero vas a tomarlo lo mismo, Paula.

Es una tranquilidad la presencia de mi cuñada aquí, ella controla a cada momento que mi presión, que es lo que más me preocupa, esté normal. Todo está normal menos yo y mi estómago. "Pequeña por favor."

- En unos minutos Alfonso estará aquí.

- Casilda...

- No quiero quejas... te vas a casar hoy aunque tenga que llevarte con un suero colgando. Que lo sepas que no organicé esto para que estés aquí tirada.

Su voz suena enojada pero sé que está preocupada, todos están preocupados, pero yo sé que solo son vómitos comunes, sumados a mis nervios, a mi ansiedad y soy una estúpida, porque lo único que quiero es a Pablo aquí, y la única forma de tenerlo por fin es poder casarme, que es lo que no puedo hacer en este momento. Respiro profundamente mientras doy los primeros tragos a un té que me sabe a absolutamente nada, ruego en mi interior que de una vez por todas, el vómito desaparezca y pueda prepararme. Tengo que casarme. Tengo que casarme hoy.

***************

"Le di vueltas y vueltas por miedo al fracaso. Pero he visto que en ti tengo escrito mis años. Y a pesar de verlo todo a la mitad y de amarnos a media velocidad, puede que las cosas salgan bien aunque el miedo nos quiera vencer. Te volvería a llamar y volvería a empezar..."

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora