Demasiado lejos

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Sus dedos están entrelazados con los míos, llevamos ya un tiempo caminando por la playa, ya un tiempo que me deje llevar por la locura de salir en medio de la noche, con el viento fresco, y con esta impotencia que a veces siento en mi cuando en su mirada veo la persona en la que me estoy convirtiendo. Este que nunca quise ser, este que pensé que había superado cuando la conocí, está ahora más fuerte que nunca, está ahí amenazando todo lo que verdaderamente importa; porque sin importar cuanto culpe a todo a mi alrededor, solo yo soy el culpable de todo lo que provoco con mis miedos, con mis elecciones y mi camino, este camino que parece que llevo siempre al borde del abismo. La noche está tan cálida que inclusive pudimos sacar a Luz que ahora está en la arena jugando ajena a todo lo que a mí me altera, ojalá siempre pueda mantenerla así.

Vuelvo de mis pensamientos cuando siento las manos de Paula en mis mejillas y enseguida sus labios en los míos, tan real, tan dentro de mí, tan ella llenando siempre todos mis espacios vacíos y yo tan estúpido con tanto que solucionar, sintiéndome siempre tan desagradecido con todo y con todos, y tan incapaz de superar el miedo ilógico que me paraliza; porque inclusive amarla tanto solo me hace tener más miedo; no estaba preparado para esto, para esta intensidad, porque amo a mi esposa con todo mi corazón, con fuerzas y hasta con mis miedos, pero Luz... mi Luz ella es como el motor de cada una de mis respiraciones... y es tan grande y tan difícil de manejar. Suspiro y me alejo un poco de sus ojos, mi niña está tomándose de mis piernas y la tomo en mis brazos, Paula se aleja un poco y sonríe... quizás como lo hace siempre que nos ve juntos o quizás ella sabe mejor que yo que alzar mi princesa fue la excusa perfecta para alejarme de su mirada que siempre intenta ver más allá.

- Habla conmigo.

La miro solo segundos y suspiro otra vez. Vuelvo mis ojos a Luz con el biberón que Paula acaba de entregarle, no tiene nada pero ella parece entretenerse solo moviéndolo en sus manos mientras intenta romperlo. Sé que quiere que hable, sé que mi mal humor y todo lo que ha pasado ha sido motivo de problemas entre nosotros, y que ella sobre todo quiere solucionarlo; yo también quiero solucionarlo pero no sé cómo; no sé cómo explicarle lo que pasa sin involucrarlas, sin que tenga que preocuparse por esto que es algo que solo tengo que solucionar yo.

- ¿Qué quieres que te diga?

- Lo que pasa, somos una familia, tenemos que confiar.

- Vamos a terminar en una discusión.

Sonríe... más allá de todo sonríe, porque ella sabe mejor que yo que siempre pasa; yo no sé cómo manejarlo, ella no lo entiende y al final terminamos en una discusión que se podría haber evitado.

- Siempre discutimos de todas maneras.

- Si Paula, creo que siempre fuimos así.

- Es la dinámica de nuestra relación, funcionamos así.

Ahora yo sonrío, porque recuerdo momentos, cuando apenas nos conocimos, cuando intentamos estar juntos sin matarnos, cuando no estábamos juntos y aun así las discusiones eran una permanente, y recuerdo nuestro último tiempo; cuando todo se solucionó entre nosotros y aun así siempre había algo que sacaba chispas entre nosotros; pero a mi mente también llega aquel tiempo que volvió a Argentina y sé que prefiero mil veces ella a mi lado discutiendo que no verla... la distancia siempre es infinitamente peor. Suspiro. Tengo que decir algo. Luz lucha por bajar nuevamente de mis brazos y se sienta de nuevo en la arena bajo mis pies, mi niña ama estar aquí. La miro jugar unos segundos pero siento la mano de Paula de nuevo sosteniendo la mía, moviendo relajantemente su dedo sobre mi piel y me concentro de nuevo en sus ojos miel.

- Pablo...

- Hay muchos cambios Paula... demasiados cambios que tengo que aceptar. Quise negociar, y me tengo que adaptar a la parte que me toca... yo pedí tiempo y...

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora