Sin boda no hay contrato

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Montones de cosas pasan por mi mente en este momento, el pasado, el presente y el futuro. Todo siempre es demasiado difícil, siempre una nueva complicación, una nueva piedra en el camino. Pero estoy convencida de que nada va a arruinar de ninguna forma este momento que estamos viviendo, me adapto a su vida, me adapto a todo esto, a estos momentos donde me doy cuenta que el hombre que amo, el hombre que me abraza hasta dormirme, el hombre que acaricia mi pelo cuando solo quiero huir, este hombre no es solo un hombre más, porque a veces parece que no es tan solo mío; y no me molesta, porque es mi Pablo más allá de todo, mío y del mundo. Lo comparto con tanta gente, comparto su corazón, comparto su tiempo, y hay tantas cosas de su mundo que aún no logro entender, aunque sé que es él más allá de todo, es él en el medio de todo un movimiento que parece arrastrarnos por momentos.

- No soy yo María ¿Qué puedo hacer? Ni siquiera me lo dijo, lo sé porque lo escuché hablar con Salvador. Yo no puedo hacer nada.

- Solo te escucha a ti.

- Pablo no escucha a nadie. Yo firmo lo que quieran que firme, no me importa nada de lo que tiene, pensé que a este punto eso estaba claro.

- Está claro, pero con un contrato todos nos quedaríamos más tranquilos, hasta tú.

Suspiro profundamente, no quiero alterarme de ninguna forma; intento sobre todo ahora mantener la calma, no me interesa el contrato, lo firmo, nada de Pablo me interesa, solo él. Increíble que después de todo lo que pasamos todavía alguien tenga dudas de eso. Cuando Salvador, reacio a nuestro casamiento empezó a insistir con el contrato no dije nada, pensé que solo era algo que Pablo tenía que solucionar, pero ni siquiera me lo dijo, ni siquiera lo mencionó y yo terminé por olvidarlo. Hoy todo vuelve a aparecer, y lo que me preocupa es solo la imagen que todos tienen de mí. ¿De verdad piensan que después de perder a Pablo podría interesarme quedar con algo de él?

- No sé de qué forma puedo hacer algo, si lo hablo con él vamos a terminar en una discusión.

- Puedo hacer un contrato, si lo aceptas primero quizás él lo haga después, o quizás podemos hacer un contrato solo tuyo renunciando a cualquier cosa, no sé si eso es posible, lo consultaré con el abogado.

Cuando llegó al bar donde sabía que iba a encontrarme sola, casi tuve la esperanza de que por primera vez llegaría a felicitarme, a preguntar como estoy, o aunque sea, solo para decir que intentará no hacer las cosas más difíciles para nosotros; ¡qué ingenua! Nada será tan fácil con ella, pero no puedo enojarme, en el fondo la entiendo, quiere a Pablo, se preocupa por él y solo sigo siendo una extraña dando vuelta el orden para todos.

- Firmo lo que quieran María, lo único que quiero es paz.

Su mirada se posa en la mía y por primera vez desde que llegó me sonríe, respira profundamente con alivio y mira mi vientre, lo estoy tocando y ni siquiera me había dado cuenta.

- Parece que lo protegieras de mí.

- No María... no es eso, yo solo...

- Tienes razón, no hice las cosas fáciles para ustedes, pero lo hago por él, no es mi intención arruinar este momento.

- Lo sé.

- Nada quiero más que las cosas salgan bien para ustedes, que sean felices, pero yo tengo que ver más allá. Yo tengo que cuidar todo aquello que ustedes no piensan.

Solo asiento, nosotros no pensamos, esa es la realidad, solo queremos estar juntos, sin más vueltas, sin dudas, y lo estamos consiguiendo más allá de todo, y estas situaciones son las que nos muestran que siempre hay muchas cosas que escapan de nosotros mismos, mucho que no queremos ver, la realidad de la que queremos escapar, pero que siempre termina por alcanzarnos.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora