El miedo más grande

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Tuerce el gesto otra vez luego de ver su móvil; miro el mío yo también pero no hay novedades de Paula ni de Martín, y ya es demasiado extraño; si ella se hubiera arrepentido por lo menos él ya estaría de nuevo aquí. La música fuerte, aplausos de nuevo y miro al escenario, otro premio que se entrega y sé que se acerca el mío, y Paula no está, y sabía que era importante contar con ella aquí hoy, la primera vez que recibo un premio casado y tendría que dedicárselo a mi esposa sentada aquí; pero todo es demasiado inestable y confuso con ella. Ya ni siquiera tiene sentido que la nombre. ¿Para qué? Ella no me sonreirá roja y tímida en la primera fila. ¡Joder Paula! ¿Qué te costaba solo sentarte ahí un par de horas?

Alguien me nombra, el conductor de la entrega está hablando de mí o hablándome a mí, no tengo idea cual será pero solo sonrío, me sudan las manos y me las froto, las miro y otra vez recuerdo a Paula, y me enoja y me preocupa todo al mismo tiempo. María acaricia mi brazo y me obligo a sonreírle a ella también, es casi como una reacción automática. La atención pasa de mí, los reflectores dejan de enfocarme y me relajo, vuelvo a mirar mi móvil y nada.

- Publica algo.

Solo la miro y sacudo la cabeza. Quiero y admiro demasiado a esta mujer, pero a veces siento que no ve más allá de Alborán, que no me escucha, y que está absolutamente lejos de entenderme. Si lo hiciera no me estaría haciendo esto en este momento, estaría ayudándome a saber de Paula. No voy a publicar nada, no tengo ganas de hacerlo, ni siquiera sé que publicar que no sea un llamado a la solidaridad para pedir noticias de mi esposa.

Alguien de la organización se acerca, voy a cantar antes de mi premio, y la verdad no me siento en condiciones de hacerlo, pero no me quedan demasiadas opciones. Suspiro y me pongo de pie para seguirlo, los músicos ya están listos y yo también debería estarlo, pero siento que no hay manera de que esté listo. Siento a María caminar detrás de mí y hoy sobre todo siento que me asfixia y necesito espacio.

- No es necesario que vengas, María.

- Siempre voy. ¿Cuál es el problema?

- Ninguno.

Suspiro profundamente, vuelvo a ver mi móvil y sigo caminando. No hay noticias de ninguno de los dos; y aunque me esfuerzo en relajarme y pensar que solo se arrepintió y mi amigo aun intentar convencerla, algo en mi interior no me deja estar tranquilo.

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La presentación ha sido buena, más allá de todo he logrado concentrarme, y ahora estoy de nuevo en mi lugar, esperando que aparezca mi nominación para luego intentar volver a casa, aunque sé que con María será demasiado difícil. Diferentes personas en la mesa me felicitan por mi presentación y de alguna manera Malú llega a mi lado y comienza a bromear con algo; la escucho y me obligo a sonreír con ella aunque estoy lejos de entender por completo de que está hablando.

- ¿Tu esposa?

- Ojalá lo supiera.

Mi respuesta sale casi sin pensarlo, y ella ríe con ganas. Bebe un poco de una copa y se acomoda esperando que seguramente yo explique más, y yo además de que no sé qué podría explicar estoy seguro que este no es el momento.

- Sabes que eso provocará que tu divorcio se publique nuevamente.

- Pues... es lo más probable, ya me divorcie tantas veces que no me sorprendería.

Sacude la cabeza mientras ríe otra vez. Quizás ella ya se acostumbró a esto, lleva demasiado tiempo en este medio como para sobrellevarlo, ojalá yo me acostumbre también algún día, ojalá Paula se acostumbre. Paula. Vuelvo a ver mi móvil y nada, no hay noticia de ninguno de los dos.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora