Prioridades

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- Vamos a estar bien.

- Lo sé.

¿Cuántas veces más tendremos este tipo de conversaciones? Montones, esa es la realidad, las despedidas van a ser una constante. Muevo a Luz en mis brazos que se agarra fuerte de mi camiseta como si supiera que estoy por irme, como si me estuviera pidiendo que me quede. Quizás es solo mi imaginación, quizás solo son mis propias ganas de quedarme.

Paula sigue estirando sus brazos hacia mí esperando que le entregue a Luz para irme, pero me niego a hacerlo, algo en mi interior se opone a soltar a mi pequeña; pero sé que esto es lo que arreglamos, yo tengo que viajar ahora para prepararme, y ellas vendrán a Madrid después porque lo mejor es que no lleguemos juntos. Y ahora la despedida en casa porque lo mejor es no aparecer juntos en la estación; hasta siento todo como si fuera una broma.

- Pablo... no serán muchos días, arreglo unas cosas del bar aquí y nos encontramos en Madrid.

- Lo sé, lo entiendo.

- Tenés que irte.

- Lo sé.

¿Es que acaso nada más va a salir de mi boca? Dejo besos en la panza de Luz contagiándome de su risa, de su alegría, de su perfume, de su calor.

- Para irte tenés que entregármela.

Sonríe y luchando con mis ganas entrego a Luz que se revuelve en sus brazos para volver conmigo. ¿Por qué le hago esto? La acostumbro a mí y ahora la dejo, pasé cada minuto con ella y ahora estoy abandonándola. ¿La estoy abandonando? Claro que no... pero entonces ¿porque siento que eso es precisamente lo que estoy haciendo? Paula toma a la niña de mis brazos y yo las abrazo, las envuelvo con mis brazos como si así pudiera llevarme algo de ellas conmigo.

- No seas dramático, van a ser unos días y parece que te fueras a una misión al ártico.

- Gracias por tomarte siempre en serio mi sufrimiento.

Ríe y la beso, es hora de despedirnos, Martín lleva demasiado tiempo esperándome en la sala. .

- Te amo.

- También te amo, nos vemos pronto.

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- Está bien... lo acepté, ya no hay mucho que pueda hacer. María se encargará de las publicaciones y ella arreglará cuando hacer las fotos. No quiero perder el tiempo en estas reuniones.

- Tú quisiste ser parte, no quieres que te dejemos fuera de los arreglos.

Los miro. Gente de la disquera y soy consciente de que están aquí porque son las personas con las que mejor me llevo, o son las que mejor me llevan, y sé que ellos consideran que me he vuelto aún más difícil; obvio que no quiero serlo, pero no me gustan muchas de las cosas que deciden con mi imagen, y no me queda más que aceptarlo, negocié, y esta es mi parte del trato. De todas maneras no es la gente de la disquera lo que más me molesta en este momento, el uso de mi imagen, patrocinadores, eventos con mi nombre... todo eso que no es parte de la música es lo que me quita el sueño en realidad. Y ceder, ahora ceder también mis redes porque yo no puedo publicar todo lo que ellos necesitan que publique; al menos una vez cada 10 dias creo que dijeron y hasta eso me parece demasiado; María lo hará, ella seguro me tomará fotos para subir cuando sea necesario. No es música. Pero la música es un negocio. Todo era cuestión de tiempo. Solo tengo que acostumbrarme, y parece que eso es la parte más difícil.

- Sí... tienen razón. Lo siento. Ustedes solo hacen su trabajo, yo me adaptaré en algún momento.

Todos sonríen, yo sonrío, se supone que es lo que tengo que hacer siempre. María solo acaricia mi espalda consciente como nadie aquí que solo estoy controlando mi frustración. Eso es lo tengo que hacer ahora, porque todo será distinto, solo tengo que controlarme.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora