Solo nuestro

395 20 15
                                    



Me acomodo en el sillón de la sala de la casa de mis padres, tuve que venir temprano para recibirla otra vez, principalmente porque aquí tendré quien me ayude si intenta matarme, y segundo porque quiere estar al tanto de los preparativos y yo no tengo ni una pequeña idea. Se lo acabo de decir y más allá de mi felicidad contándoselo, su reacción ha sido hasta el momento un profundo silencio, y aunque era lo que esperaba me duele, no puedo evitar sentirme ofendido por esta mujer tan importante para mi vida que se niega a compartir mi felicidad. Camina de un lado a otro, no duró mucho tiempo sentada, se presiona las manos, nerviosa y piensa, piensa en cómo solucionar todo esto, cuando en realidad no hay nada que solucionar. Si veo en sus ojos, la veo internándome en una clínica, para ella sería más fácil decir que estoy en rehabilitación o tratamiento a decir que estoy por casarme y que voy a ser padre. Es un mundo ilógico, es un ambiente que a pesar de todo no logro entender. Cuantos cantantes con adicciones, destruyéndose, un mes de rehabilitación y de nuevo al ruedo como si nada hubiera pasado; yo, intento tener la vida más sana posible, intento cuidarme y solo casarme puede arruinar completamente mi carrera. ¿Es más difícil de entender el hecho de querer vivir, que el de intentar matarme? Pienso que quizás toda esa gente no pudo en un principio hacer su vida, los condenaron a la soledad, al vacío, y por eso terminaron cayendo en algo que los haga olvidar lo miserable de sus vidas... así me sentí alguna vez, miserable, como si todo el éxito no bastara, necesitaba lo más simple, necesitaba respirar en paz y eso conseguí, eso me trajo la felicidad, y no voy a sacrificarlo por nada en el mundo.

- Me estás diciendo todo a cuentagotas, como si así fuera mejor y no lo es. No puedo creerlo, no entiendo que pasó en el medio... como llegamos a esto.

- Te comportas como si te hubiera contado que maté a alguien.

- ¡A mi Pablo! ¡A mí me vas a matar!

Sonrío, a pesar de todo sonrío, porque era lo que me esperaba, sus reacciones desmedidas, su miedo, quizás me imaginé que estaría ahorcándome, así que definitivamente esto es mucho mejor. Ahora se sienta, alejada de mí, como si quisiera evitar la tentación de golpearme, la dejo pensar, la dejo entender esto.

- No es necesario que se casen Pablo, podemos arreglarlo sin un casamiento.

- ¿De qué estás hablando María?

- De que, si se casan porque está embarazada, no es necesario... podemos solucionarlo... o no sé... quizás un embarazo si no te casas termine arruinando tu imagen, tengo que meditar las posibilidades.

- María... me entere hace dos días y le propuse matrimonio hace 6 meses, no me caso por eso.

- Antes que me dé un paro llama a Casilda, quiero revisar los preparativos, mañana vuelvo a Madrid.

Sonrío, porque sé que si mi hermana no está en sus mejores días esto puede ser una masacre. Pronto Casilda suspirando y armándose de paciencia se sienta junto a nosotros, y comienza a detallar todo lo que le es posible ante la mirada atenta de María, me doy cuenta que algunas cosas ni yo las sabía. Han pensado en todo, la ceremonia, la seguridad, el anonimato, todo entra en un plan perfectamente armado... pero conociendo a María tendrá mucho que decir, sobre todo porque sé que se siente excluida, un momento importante de mi vida, y no es ella la que está organizándolo, después de estar involucrada por años en cada aspecto de mi vida, ahora está fuera, y no le gusta.

- ¿Boda religiosa? ¿Cómo si una boda en sí misma no fuera demasiado arriesgado? Es mejor el civil Pablo, es más seguro, la organizamos en el mismo lugar de la fiesta y evitamos el traslado.

Ciudadano del aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora