5. Hermanas, pociones y un nuevo amigo

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Fred Weasley baja los escalones de dos en dos aquella mañana de sábado. Lleva puesto su uniforme de quidditch escarlata y dorado, y deja que su escoba descanse sobre su hombro con una naturalidad que desquicia a muchos. Hay gente que tiene un encanto natural, y otros que no. Fred es de esos chicos a los que les sale todo sin esforzarse demasiado, igual que le pasa a su primo James. La abuela Molly dice que deben de haberlo heredado de su difunto tío Fred, o del abuelo de James, que también se llama James Potter, aunque para ser justos, Fred cree que su tía Ginny también es de ese tipo de personas. Desde luego, la que no es de ese tipo de personas es su hermana Roxie. Ella tiene que esforzarse en todo lo que hace o quiere conseguir. Tiene que pasar tardes enteras estudiando, tiene que practicar durante semanas los hechizos que están viendo en clase, tiene que hacer los deberes con tiempo suficiente como para pulir errores... Lo único que se le da bien a Roxie es ligar. De hecho, es lo que está haciendo justo cuando su hermano mayor cruza las puertas dobles del Gran Comedor.

- ¿Por qué Roxie tendrá debilidad por los imbéciles creídos? – Le pregunta Fred a su primo James.

Ambos miran a la chica mientras toman asiento unos metros más allá en la mesa de Gryffindor. Habla con Hugh Tillman, un chico alto y moreno de séptimo al que Fred y James no le tienen mucho aprecio por andar siempre pavoneándose de lo bueno que es en todo y de lo rica que es su familia. A Fred le parece que ese tipo de personas tienen graves problemas de autoestima.

- Al menos es un gryffindor. – Contesta James – Podría tontear con un estúpido que encima fuese de Slytherin, lo cuál sería muchísimo peor. Podría seguir colada por Simons.

- ¿Quién dice que no lo esté? – Fred suspira – El otro día la vi haciéndole ojitos.

- ¡Buenos días! – Canturrea alegremente una chica pelirroja de ojos claros mientras toma asiento junto a ellos. Rose Weasley parece muy contenta esa mañana - ¿Qué hacéis?

- Despotricar de los ligues de Roxie. – Contesta James, dirigiendo una mirada de soslayo a su prima.

- Oh. Hugh Tillman... - Rose pone cara de asco antes de servirse un poco de zumo de calabaza en una copa.

- Tú eres su prima, deberías decirle algo. Sois como... si fueseis mejores amigas, ¿no? – Fred entrecierra la mirada, inseguro de lo que acaba de decir.

- Sí, Fred. Roxie y yo somos muy buenas amigas, además de primas, y si crees que eso va a hacer que me haga caso en algo estás muy equivocado. – La pelirroja da un mordisco a un crujiente croissant que acaba de coger de una bandeja cercana.

- Vaya, no sé a quién se parecerá. – Dice James lanzándole una mirada más que acusadora.

- ¿Qué quieres decir? – Pregunta Fred con el ceño fruncido.

- Que tal vez sea genético lo de ignorar los consejos de tu familia. – Contesta James a modo de pulla, y Fred sabe que lo dice por Alice Smith.

Su primo le ha dicho miles, millones de veces, que debería dejar de hacer el idiota por ella, pero es que a Fred le resulta imposible. Si Alice necesita ayuda, allí está Fred; si Alice tiene un mal día, allí está Fred; si Alice quiere chocolatinas, Fred las saca de donde sea. James está harto de decirle que eso que él hace tiene un nombre, ser un "perro faldero", pero a Fred le da igual, hará cualquier cosa por Alice. Cualquier cosa.

- ¿Me hacéis un hueco?

El muchacho gira la cara para poder ver cómo su prima Molly intenta sostener una montaña de pergaminos que la oculta por completo y se tambalea de un lado a otro. Todos la miran, pero James no se conforma con eso y coge aire antes de decir lo siguiente:

Relatos en tiempos de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora