15. La marca de la serpiente

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Hola a todxs!

Sé que he vuelto a tardar algo más de lo que debería, pero en compensación, este capítulo es más largo de lo normal =D

Un beso y un abrazo enormes!!

Espero que os guste el capítulo. Nos leemos en los comentarios ^^

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James Sirius Potter suele pasar un buen rato en su Sala Común antes de ir a dormir. Después de cenar tiene por costumbre quedarse allí con sus amigos y sus primos hablando o jugando a algo, a veces suponen todo un espectáculo para el resto de sus compañeros, como la vez en que James y Fred se apostaron todas sus golosinas a que James no era capaz de quedarse colgado una hora de la gigantesca lámpara que pendía del techo. Fue una suerte que Molly llegase a los dieciséis minutos y lo obligara a bajar de ahí. No habría aguantado y de esa forma la apuesta quedó invalidada.

Pero aquella noche, James Sirius Potter no va a cenar y tampoco se queda en la Sala Común. Como si estuviese huyendo de una manada de hombres lobo que quisiera darle caza, el chico corre escaleras arriba, piso tras piso, hasta llegar a su dormitorio. Cierra la puerta con un golpe seco y se apoya contra la madera fría antes de darse cuenta de que no está solo allí. Lysander, que parece estar atándose los cordones de los zapatos, le lanza una mirada curiosa.

- ¿Qué haces aquí? Creía que ya habías bajado a cenar. - Le dice el menor de los gemelos.

- Sí. No. No he... bajado. - Balbucea James, atropellándose al hablar.

- ¿No habías dicho que ibas a cenar porque tenías mucha hambre y te has ido corriendo hace algo más de media hora sin esperar a los demás? - Lysander frunce el ceño, aún sentado en la cama. Ya ha terminado de atarse los cordones y ha vuelto a incorporarse.

- Sí, pero...

- James, ¿qué te pasa? ¿Qué has hecho ahora?

¡Mierda! ¡Es demasiado listo para engañarlo! Aunque quizás lo que ocurre es que está tan nervioso que hasta un trol podría adivinar que algo le pasa. James carraspea y se pasa una mano por la mata de pelo castaño, intentando fingir que no ocurre nada. Esperaba que no hubiese nadie allí, que todos se encontraran ya cenando, así podría tranquilizarse, pero Lysander le ha pillado desprevenido.

- ¿Yo? ¿Por qué tendría que haber hecho algo?

- Porque vienes corriendo, casi sin aliento, no te salen las palabras y tienes esa cara que pones siempre cuando sabes que te van a castigar.

- ¿Qué cara? - Pregunta James con el deseo de evitar el tema.

- Muy bien. Si no quieres decírmelo, no pasa nada. Solo espero que no sea demasiado grave. ¿No has hecho explotar ningún armario, verdad? Porque la directora McGonagall dijo que te expulsaría si de nuevo volvías a...

- He besado a una chica, ¿vale? - Interrumpe James de repente. - Deja de preocuparte.

Lysander enarca ambas cejas y le mantiene la mirada. James no suele contarle ese tipo de cosas a él. A nadie, en realidad. Quizás alguna que otra vez habla de chicas con Fred o con Lorcan, pero no hablan de lo que hacen con ellas. A James le parece de muy mala educación ir por ahí fardando de algo así. Sin embargo, esa vez es diferente, por un lado, Lysander se estaba agobiando demasiado pensando que había hecho algo mucho peor de lo que ha ocurrido en realidad, y por otro, él mismo está tan abrumado por lo sucedido que, contra todo pronóstico, James considera que es posible que necesite hablar con alguien como Lysander.

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