31. La Noche de Walpurgis

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Hola! Cuánto tiempo! Bueno, tal y como prometí, en primavera volvía. Espero volver a hacerme a la rutina de escribir todos los días y publicar seguido, si me vais escribiendo no se me olvida jajaja. ¿Qué puedo decir? Muchas gracias por esperar y ser pacientes, en serio, sé que esta historia la estoy escribiendo muy a trompicones y me molesta porque me encanta y me divierto mucho escribiéndola, y también me divierto mucho leyendo vuestros comentarios xD.

Este capítulo no tiene mucho de parejitas, que igual es lo que más echáis de menos, pero era obligatorio para el desarrollo de la historia, así que en el siguiente ya sí habrá mucho Scorose, mucho James, mucha Alya, y esas cositas. 

De verdad os envío un abrazo y un beso gigantes, espero que estéis todxs bien y que os estéis cuidando en este tiempo de pandemia, que esperemos pase pronto. 

Nos leemos en los comentarios! =D


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La Noche de Walpurgis

Molly Weasley entrecerró la mirada y lanzó un gruñido entre dientes. Sus primos James y Fred se dirigían sin preocupación alguna hacia el Bosque Prohibido acompañados por Lorcan Scamander, como si fuese lo más natural del mundo ir hacia la zona más peligrosa de todo el colegio.

— Se van a enterar esos tres. ⸺ Dijo la chica, cambiando su dirección. Tendría que ir a la Lechucería más tarde.

Pero apenas había dado cinco pasos cuando un chico moreno y melenudo se cruzó en su camino.

— Vaya, vaya, pero si es la chica más guapa de Hogwarts, ¿dónde vas con tanta prisa? — Le preguntó Devlin Jones.

— A castigar a mis primos por ser imbéciles.

— ¿Qué han hecho? ⸺ El chico caminó a su lado mientras recorría el prado verde de los terrenos circundantes al castillo.

— Qué están haciendo, más bien. Los acabo de ver camino del Bosque Prohibido.

— Oh, venga, Molly. ⸺ Devlin sonrió⸺. Seguro que no están haciendo nada. Estarán... paseando por ahí. Aquí no hay mucho que hacer y estarán aburridos.

— Pueden entretenerse estudiando. Pueden apuntarse a algún club, o aprender a hacer ganchillo, pero no, tienen que ir al Bosque Prohibido.

— Estoy seguro de que no están haciendo nada. ⸺ Insistió Devlin a su lado.

— ¿Por qué los defiendes? ⸺ Molly le dirigió una mirada de soslayo. Devlin se encogió de hombros.

— Me caen bien.

— Ya, ya sé que te caen bien. Son como tú. ⸺ Molly no se dio cuenta de que lo que acababa de decir se podía malinterpretar hasta que notó que Devlin se había parado en seco unos pasos atrás.

— ¿Qué quieres decir con eso? ⸺ El chico la miraba con el ceño fruncido y las manos en los bolsillos del pantalón negro del uniforme.

— Nada... Solo que... Bueno, ya sabes. ⸺ La prefecta se encogió de hombros, consciente de que debía elegir muy bien las palabras para no ofender a su novio.

— No, no lo sé. Acabas de hablar de tus primos como si fuesen delincuentes potenciales de los que no te puedes fiar, los estás siguiendo solo porque los has visto paseando por ahí, además de ponerlos de vagos, ¿en eso es en lo que nos parecemos?

Relatos en tiempos de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora