6. Los caballeros de Walpurgis

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Frank Longbottom nunca ha tenido amigos, no en el sentido estricto de la palabra. Hay compañeros y compañeras con los que habla, sí, pero no tiene ningún vínculo fuerte y profundo con nadie. No tiene a quién contarle sus problemas o intimidades, no tiene con quién pasar el rato sin más, ya sabéis. O al menos no lo ha tenido hasta ese momento, porque desde que James Sirius Potter se le acercó en el pasillo para agradecerle haberles salvado de un castigo más que seguro, Frank siente que por fin podría encajar.

Son muchos los que los miran por los pasillos, seguramente preguntándose qué hace Frank Longbottom acompañando a alguien como James Potter, aunque este no parece darse cuenta de ello y eso es algo que el hufflepuff agradece. No le gustaría que James pensase que va con él por interés, porque no es así. James le cae muy bien. Es divertido estar con él, siempre tiene algo que hacer, y no, nunca son deberes.

Aquella tarde, por ejemplo, ambos caminan por los terrenos del colegio en una tarde demasiado bonita para tratarse de octubre. El motivo es que se dirigen a una "reunión secreta". James le ha pedido a Frank que no le cuente aquello a nadie y el chico ha jurado que así sería.

- Hola a todos. – Dice James cuando por fin llegan a los invernaderos abandonados que quedan justo en el límite del Bosque Prohibido.

Frank sonríe nerviosamente al grupo de chicos que los están esperando. Devlin Jones, un ravenclaw de último curso cuyo cabello largo le tapa casi todo el rostro, está tumbado sobre una de las viejas mesas del invernadero, pierna sobre pierna y con los brazos cruzados tras la cabeza. A Frank le intimida un poco aquel chico, a decir verdad, así que intenta no mirarlo directamente. Luego está Fred Weasley, uno de los muchos primos de James, que frunce el ceño al verlo aparecer allí. Al fondo está Lorcan Scamander, otro de los amigos de James, alto y rubio, siempre sonriente y de aspecto fuerte. Por último, semi oculto tras un libro, Frank encuentra a Lysander, el gemelo de Lorcan.

- Espero que no os importe que haya traído a Frank. Creo que nos puede ser de gran ayuda. – Anuncia James, cerrando la puerta del invernadero.

- ¿Ah sí? – Fred alza una ceja - ¿En qué sentido?

- Bueno, ya visteis lo que hizo el otro día. – Contesta James mientras avanza para sentarse sobre otra mesa – Frank es de esas personas de las que nadie sospecha jamás. Y es prefecto.

- Lysander también es prefecto. – Observa Fred.

- Pero Lysander no quiere ayudarnos. – Dice James – Ni siquiera sé qué hace aquí. ¿Qué haces aquí, Lysander?

- He venido para reírme un poco. Me divierten vuestras reuniones. – Contesta el rubio aún detrás del libro.

- ¿Ves? – James sonríe a su primo.

- Su padre es...

- No le va a contar nada a su padre, ¿verdad, Frank? – James mira al joven Longbottom con confianza.

- No, claro que no. Lo juro. – Dice él algo cohibido por la mirada de todos los presentes.

Le da un poco de miedo que Lysander esté allí y pueda delatarlo frente a los demás prefectos, pero luego piensa que para que pueda estar allí también deben confiar en que no dirá nada, por supuesto.

- Podemos darle una oportunidad. – Dice Jones, que se alza para sentarse al borde de la mesa. Luego saca una pipa alargada del bolsillo interior de su túnica y la enciende con su varita antes de empezar a fumar.

- Gracias, Dev. – James inclina la cabeza con satisfacción - ¿Acaso creéis que traería a alguien que nos pudiese traicionar?

- Eres bastante idiota. – Comenta Fred a modo de respuesta.

Relatos en tiempos de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora