A lo largo de diciembre el ambiente navideño se va extendiendo poco a poco por el castillo de Hogwarts. Comienza con las primeras nevadas del mes, con los pasteles de chocolate y nata montada, las galletas de jengibre y el pudding de frutas que aparecen en las mesas del Gran Comedor gracias a los elfos domésticos, y un día te despiertas y todo está lleno de luces brillantes, de bolas de navidad de todos los colores imaginables, de árboles decorados con tal profusión que incluso en algunos puedes encontrar hadas que baten las alas y cantan entre sus ramas.
Rose Weasley está de acuerdo con su primo James cuando dice que Hogwarts tiene un encanto navideño difícil de superar. Desde fuera, con todo nevado a su alrededor y las ventanas emitiendo un precioso resplandor anaranjado y cálido parece el castillo de un cuento infantil. En el interior, con cada uno de sus rincones decorado con bolas y guirnaldas, con muérdago y con nieve mágica que cae del techo pero que es cálida al tocarte, una se siente como si viviera en el mismo punto en el que nace la Navidad.
Sin embargo no olvidemos que nada de aquello surge por generación espontánea, ni mucho menos. Mucho han tenido que trabajar profesores y prefectos para que todo el castillo disfrute de las fiestas, entre ellos, claro está, Rose Weasley, que ahora bosteza somnolienta mientras toma una tacita de café oscuro durante el desayuno con el afán de espabilarse.
- Qué mala cara tienes, Rose. - Le hace saber su prima Roxanne, como si ella misma no se hubiese percatado al ver las oscuras ojeras que adornaban su rostro.
- Lo sé. - Contesta la pelirroja con un hilo de voz-. No terminamos hasta pasada la 1 de la madrugada. Creo que eran casi las 2 cuando por fin me dormí. He dormido apenas cinco horas.
- Al menos todo se ha quedado precioso. - La anima Lucy.
Rose asiente entre bostezos. Presiente que aquel día va a ser muy largo. Ojalá fuese como sus primos y tuviese la poca vergüenza de inventarse que está enferma para poder dormir un poco más.
- Seguro que esto te animará, no tenía pensado deciros nada hasta Navidad, pero no puedo aguantarme más. - Roxanne deja de untar mermelada en su tostada para mirar a sus primas con una sonrisa de oreja a oreja-. ¡Mi madre ha conseguido entradas para el concierto de Didy Muntz!
De repente el cansancio, el sueño y la pesadez abandonan a Rose como por arte de magia. Abre los ojos y la boca de par en par, el corazón se le acelera, clava los ojos en Roxanne, luego en Lucy - que parece tan asombrada como ella-, luego en Roxanne, y en un ataque de sincronización tal que ni siquiera ellas esperan, las tres se ponen a gritar de emoción mientras mueven las manos y dan saltitos en el asiento. Por un momento no son conscientes de que todo el Gran Comedor le lanza miradas furtivas, preguntándose qué les pasará, hasta que una chica tan pelirroja como ella misma aparece a su lado con el ceño fruncido.
- ¿Se puede saber qué narices os pasa? - Pregunta Molly, tomando asiento junto a Lucy, exactamente enfrente de Rose-. Todo el mundo os está mirando.
- ¡Tenemos entradas para Didy Muntz! - Exclama Lucy.
- ¿En serio? Escuché que era muy difícil conseguirlas, no quedaban muchas. - La chica se sirve una taza de café. También parece cansada, aunque no tanto como Rose.
- Mi madre habló con una de las organizadoras del concierto. Se conocen del colegio, así que pudo conseguir unas cuantas, aunque no muchas. ¿Tú querrías venir?
- No. - Dice Molly, tajante. - En primer lugar porque tengo muchísimo que estudiar, y además, paso de estar tres horas escuchando gritos y viendo a chicas llorar cada vez que Didy Muntz sonría, se pase la mano por el pelo o baile.
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Relatos en tiempos de paz
أدب الهواةLa familia Potter-Weasley es, muy probablemente, la familia de magos más numerosa y conocida de Reino Unido y parte del panorama internacional. Desde que la Segunda Guerra Mágica terminó, han disfrutado de la popularidad y el reconocimiento de la so...