13. Agridulce

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Molly Weasley toma aire con determinación al mismo tiempo que observa a Achilles Whifferdill en la distancia, hablando muy risueño con una chica de sexto curso de la que ni siquiera recuerda el nombre. Después de la charla que tuvo con Dev, Molly ha decidido ponerle los puntos sobre las íes a Whifferdill, de modo que la chica se encamina con decisión y los puños ligeramente apretados hasta la parejita.

- Hola Achilles, me gustaría hablar contigo un momento. – Dice en cuanto llega a situarse junto a ellos.

- Hola Molly, - dice él, con gesto de sorpresa y duda, el mismo gesto conque su acompañante la mira – ahora mismo estoy ocupado pero...

- Yo también estoy muy ocupada, Achilles. Muchísimo. Porque al parecer no tengo compañero y tengo que hacerlo todo yo sola. – Suelta Molly sin miramientos.

- ¿Podemos vernos luego? – Le pregunta Achilles a la chica con la que hablaba, bastante más serio que hace unos segundos. La chica asiente, recoge su mochila del suelo y se apresura a marcharse de allí, observando a Molly Weasley con gesto cohibido – Lo siento Molly, pero sabes que estoy muy ocupado con el tema de la Liga de Debate y...

- Yo también estoy apuntada a clubes, Achilles. ¿Y sabes qué? Curso más asignaturas que tú, tengo dos optativas más. Decidí que me interesaban tanto esas asignaturas que prefería prescindir de las horas libres que nos dejan a los de séptimo para estudiar. Además de eso, me hago cargo de todo el trabajo como Premio Anual porque, ¿qué has hecho tú hasta ahora?

- Vaya, lo siento Molly, es solo que la Liga de Debate...

- Si vuelves a mencionar la Liga de Debate, te juro que no soy dueña de mis actos. – Dice la muchacha con evidente enfado – Si quieres que no eleve una queja contra ti y sugiera que te aparten del cargo, el cual te viene muy bien para tu expediente, te recomiendo que empieces a poner de tu parte, Whifferdill.

El pasillo del cuarto piso donde suelen tener lugar las clases de Transformaciones está desierto a aquellas horas de la tarde, así que la voz de Molly reverbera entre las paredes de piedra, haciendo aún más temible su advertencia.

- Está bien, lo siento. No lo he hecho a propósito. – Dice el chico rubio con tono sincero – Esta tarde podemos ir a la Sala de Prefectos y me pones al día de todo, nos repartimos el trabajo y listo.

- Me parece muy buena idea. – Asiente Molly, satisfecha y sorprendida de que haya sido tan fácil plantarle cara y conseguir que Whifferdill recapacite. – Hasta luego.

Después, Molly Weasley da media vuelta y desanda el camino que ha tomado para hablar con Achilles. Llega hasta un tramo de escaleras para dirigirse a la Biblioteca, pero está a medio camino cuando esta comienza a moverse y la chica tiene que agarrarse a la barandilla de piedra para no caer rodando.

- Genial... - Murmurá Molly entre dientes.

Ahora tendrá que dar un rodeo, porque las escaleras la obligan a ir por el ala sur del castillo, pero así es Hogwarts. No es la primera, ni será la última vez que aquello le suceda, de eso está más que segura. La pelirroja continúa con su marcha, portando su carpeta llena de apuntes y pergaminos bajo el brazo, cuando de repente escucha un sollozo cercano. Molly frunce el ceño y mira a un lado y a otro del corredor para diferenciar de dónde proviene el ruido. Sabe que no debería siquiera pensar en ir a ver qué ocurre. Seguramente se trate de una chica o un chico que ha tenido un mal día y quiere estar solo... Ella no es quien para inmiscuirse, ¿verdad? Y además, tiene mucho, muchísimo, trabajo por hacer. Ya se ha distraído con Whifferdill y las escaleras no han hecho más que retrasarla, no puede permitirse perder más tiempo. Pero también puede que la persona que esté llorando se encuentre en un aprieto o que alguien le haya hecho daño...

Relatos en tiempos de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora