Capítulo 67

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—¿Matt no te ha dicho nada?— le pregunto a la rubia.

—No, ya te he dicho que Matt mantiene bien guardados los secretos de Logan— y le da una mordida a su dona. La mayoría de las mesas del Starbucks están llenas. Algunos llevan consigo libros, y otros platican plácidamente. —Deja de taladrarte la cabeza tía, si te oculta algo, lo sabrás tarde o temprano.

—No puedo dejarla estar— gruño y entierro la cabeza entre mis manos. —Me está ocultando algo.

—¿Te ha dado razones para que desconfíes de él?— me río en su cara, y Gaby parece darse cuenta de lo que acaba de decir. —Desde que empezaron su noviazgo— se corrige.

Me lo pienso, y por más que busque en mi cabeza, no encuentro algo de lo que pueda desconfiar salvo de la fiesta. Las semanas anteriores pasaron normales, pero sin que Logan asista siempre a St. Marie.

—No ha asistido seguido a St. Marie

—Bueno... —habla ya no tan convencida— Probablemente si esté ocultando algo ¿has notado algo aparte de sus inasistencias?

—No...

—Seguramente no es nada— pero su tono sigue dudoso —deja de pensar en ello. Dudo que Logan haga algo después de haberte perdido desde que saliste de tu coma— me da un leve apretoncito en la mano.

<<Son solo imaginaciones mías>>

Cada cinco minutos reviso mi móvil con la esperanza que Logan me llamé, o envié un mensaje. Desde que se marchó ayer, no he sabido nada de él. Ni siquiera ha contestado los mensajes de WhatsApp que le envié. Cuando acabamos nuestras donas, o mejor dicho cuando Gaby las termina, nos marchamos. Me lleva a casa, y me repite por enésima vez, que deje de preocuparme.

Cuando me recuesto en la cama, mi móvil vibra sobre la mesita de noche, y prácticamente me abalanzo sobre el aparato.

21:36 HRS

Logan: ¿Sigues enfadada? √ √

Noah: No √ √

Logan: Me alegra saberlo. Te has enfado sin razón √ √

Noah: Ajá √ √

Logan: ¿Segura ya no estás enfadada?

Noah: Si... ¿vendrás mañana a St. Marie?

Logan: Tal vez... ¿paso a recogerte? √ √

Noah: Vale √ √

Logan: Duerme bien ángel √ √

Noah: Hasta mañana √ √

No es cierto, sigo más que enfada, pero no saco nada al estarlo. De todas formas, Logan no me dirá nada. Mientras menos lo piense, menos me atormentare.

Para tratar de pensar en otra cosa, tomo un libro de anatomía de mi escritorio, y empiezo a estudiar. Faltan menos de cuatro meses para terminar el año escolar, y necesito estudiar. No solamente para aprobar el año con excelentes calificaciones, si no también, para ingresar a la universidad de mis sueños. De pronto el pensamiento que mi universidad está a miles de kilómetros de Madrid, hace que un cuchillo se me clave en el pecho.

Dejo el libro a mi costado, y el cuchillo sale, para volverse a empalar cuando llego a una conclusión: Logan y yo vamos a estar a días de distancia, y tal vez, nuestra relación termine. Nunca he hablado sobre Logan al respecto de que a universidad planea ir, o si tiene siquiera intención de entrar a una, no siquiera sé sobre que profesión planea seguir. Él tampoco sabe que profesión voy a escoger.

Ese pensamiento hace que me plantee cuanto desconocemos de ambos, y que nunca hemos hablado sobre que va a pasar desde el día que terminemos la preparatoria. Nunca hemos hablado sobre que va a pasar cuando cada uno tome su camino para madurar, y continuar sus estudios. Nunca vi más allá del presente que estamos viviendo juntos.

Inconscientemente llevo mi mano hasta el dije de ángel que cuelga en mi cuello, y me digo que tal vez podamos llevar una relación a distancia. Falta meses para culminar todo, y por primera vez, deseo que el tiempo transcurra con suma lentitud. Incluso me planteo saber las metas de Logan, y pedir una beca a donde él decida estudiar. Estoy tan jodida que incluso me planteo renunciar a mis sueños, por seguir con él.

Con ese pensamiento, vuelvo a tomar el libro en mis manos, y hago varios resúmenes. Empiezo a estudiar las vértebras del cuerpo, los huesos, y demás. No quiero tener una negativa por parte de cualquier universidad. Ahora más que nunca necesito graduarme con honores.

Bajo hasta la cocina, y me preparo tazas de café. No tengo idea hasta que hora me quedo estudiando, y cada que el sueño quiere apoderarse de mí, me bebo varios tragos de café cargado, muy cargado. La última vez que miro la hora, el reloj marca las tres de la mañana. Me sorprendo y dejo todos mis apuntes, resúmenes, y libros en el escritorio.

Tengo el cuello y la espalda doloridos. Me masajeo como puedo con las manos, y con desgana dejo las tazas de café en la cocina. Cuando regreso a mi habitación, me deshago de mis vaqueros, y toda la ropa pesada que llevo encima. Me coloco un pantalón de algodón junto a una sudadera. Me meto bajo las sabanas, y no es necesario obligarme a cerrar los ojos. Mis parpados se cierran solos, y me entrego a los brazos de Morfeo. 

Mi círculo vicioso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora