Capítulo 66

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Noah

El pobre de Zed tiene el ojo de un color morado azulado, e incluso en algunos lugares están atisbos de un color verde. La esclerótica de su ojo derecho está inyectada en sangre. El golpe de Logan fue más fuerte de lo que pensé. Probablemente pudo causarle más daño, pero esto es más que suficiente. Zed no tiene nada de culpa en todo el embrollo que el solito ha causado.

Siento los pasos de Logan acercándose, y giro la cabeza bruscamente, tanto que me llegan a doler algunas vertebras. Le mando la mirada más amenazante que puedo para que no se acerque. Mi reacción es sorpresiva para él, y por un momento se queda aturdido. Pero como el experto que es en ocultar sus emociones, no pasan más de treinta segundos cuando vuelve a su postura indiferente, tan normal y común en él. Regreso la mirada a Zed.

—Lo siento— vuelvo a disculparme por enésima vez

—No es tu culpa— dice aún con la voz ahogada

—Claro que lo es— me siento culpable. No puedo evitarlo, es mi culpa. Le digo que no se mueva, y me dirijo a la cocina para tomar una bolsa de hielo y colocarla sobre su ojo. Cuando estoy tomando la bolsa de hielo, siento la presencia de Logan.

—Noah...

Lo ignoro, y busco una toalla con la que cubrir la bolsa para no causarle más daño. Me toma del antebrazo, y me detengo un momento. Tengo una ira incontenible contra él en este momento, que, sin pensarlo dos veces, levanto la mano para abofetearlo. Me detiene a medio camino, y su ceño se frunce.

—Suéltame— chillo

—Escúchame— exige

—Suéltame— repito. Pero esta vez mi tono ya no es tan firme como hace unos minutos. Su cercanía ya está empezando a afectarme, y lo está notando por la sonrisa de superioridad que se está esforzando por ocultar. En el momento que aparezcan sus hoyuelos, toda mi furia va a desparecer, y no puedo darme el lujo de eso. Tengo que dejar de lanzarme a sus brazos ante la primera oportunidad.

—¿Quieres que te suelte? — musita con voz extremadamente ronca, mientras con su pulgar empieza a trazar círculos sobre mi piel. Mi cerebro deja de funcionar correctamente. Su aliento choca contra mi rostro, y todos mis pensamientos dejan de ser cuerdos. Unos pasos acercándose a la cocina, me traen de nuevo a la realidad. Despierto de mi trance, y me despego de Logan, y como mi acto lo toma por sorpresa, no le doy tiempo ni a reaccionar.

Salgo de la cocina aún medio atontada, y encuentro a Zed a medio camino. Sin decir una palabra, me acerco a él, y lo llevo hasta un sofá para que se siente, y se coloqué la funda de hielo. Logan aparece luego de unos minutos, con las manos en los bolsillos de los vaqueros, y se siente en el sofá individual que está frente a nosotros.

—Puedes irte— le digo sin despegar la mirada de Zed

—Ni de coña, no voy a dejarte sola con él— me dice en tono firme. Le manda una mirada fúnebre a Zed, que hace que incluso a mí, se me ericen los pelos de la nuca.

Trato de extender lo más que puedo la estancia de Zed, no quiero quedarme sola con Logan. Hace minutos tras estuve a punto de flaquear, y no quiero ni imaginarme cuando estemos solos. Claro, necesito que responda primero a mis preguntas. Pero sé que es imposible que me conteste alguna, y si lo hace, no serán más de dos.

—Ya es muy tarde Noah— se queja Logan. Pero sé a la perfección que es una indirecta para que eche a Zed, algo que obviamente no voy hacer.

Estoy tan desesperada por no quedarme sola, que incluso le ofrezco al pelinegro que pase la noche aquí. Cabe decir que a Logan la quijada casi le roza el suelo, y a Zed por poco y sus ojos castaños, se le salen de las orbitas.

—Ya es hora que saques tu culo de casa de Noah ¿no? — le gruñe Logan. Este es mi turno para que mi quijada roce el suelo.

—Logan— le reprendo. Me ignora y continúa viendo a Zed.

—¿Qué has dicho?— salta el pelinegro

—Lo que escuchaste— dice mi chico rudo poniéndose de pie. Zed imita su acción y los dos se lanzan miradas fulminantes.

—Zed, será mejor que te marches— le suelto. No quiero que Logan le vuelva a dejar el otro ojo morado, o un labio roto. Sé que no estoy haciendo lo correcto, pero es más fácil sacar a Zed, que a Logan.

—Ya escuchaste— farfulla Logan con un tono de superioridad

—¿Estás segura? Me ha cogido desprevenido— dice señalando su ojo. Logan se burla y dice:

—Podemos comprobarlo ahora

—Por favor— le suplico al pelinegro.

—¿Vas a estar bien?

—Nunca le haría daño— se defiendo el castaño

—Claaaaro— dice sarcástico Zed. —Cuídate— su tono se suaviza cuando se dirige a mí, y me da un beso en la coronilla. Logan le abre la puerta, en un aviso para que se marche ya. Los dos se lanzan miradas fúnebres, y Logan cierra la puerta ni bien mi amigo cruza la puerta.

—Que puto estorbo— se queja. Le lanzo una mirada de reproché, y me planto a una distancia prudente, para que su cercanía no me pueda afectar.

—No tenías por qué golpearlo

—Claro que tenía, siempre está metiendo las narices dónde no lo llaman

—Eso no es cierto— grito —si no fuera por tu repentina —digo haciendo comillas con los dedos— desaparición anoche, Zed no habría estado aquí

—No fue repentina— dice remedando mi acción

—¿No? Entonces ¿Por qué te marchaste?

—No te debe importar, no tiene nada que ver contigo

—Vete— le espeto señalando la puerta.

—No tienes ningún motivo para desconfiar de mí Noah— me dice ya exaltado

—Si no tienes nada que ocultar, dime lo que hiciste anoche— le grito

—No tiene nada que ver contigo, son asuntos míos que no te importan.

—¿Qué me estás ocultando Logan? — musito con la voz más que temblorosa, por la respuesta que me puede dar. Pero en vez de contestar, sale de casa dando un portazo. 

Mi círculo vicioso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora