Capítulo 32

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Gaby se sienta un costado de la cama y me mira.

— ¿Te duele mucho? — me pregunta haciendo una mueca. Niego con la cabeza — tiene pinta de doler. Bueno, en realidad pienso que lo que te duele es la decepción, no tu herida.

Le lanzo una mirada de fastidio y esta me sonríe con inocencia. Como si no hubiera dicho nada.

— Acabas de despertar. Tendrías que estar feliz, no con esa cara

— Es la única que tengo — entorna los ojos y se pone de pie dirigiéndose a mi armario. Comienza a sacar varias blusas y abrigos junto a algunos vaqueros. — ¿qué haces? — le pregunto.

— Pues no vas a quedarte en pijama lo que falta de diciembre. Vamos a celebrar que despertaste.

— No puedo consumir alcohol— miento. Claro que puedo. El médico dijo que mi herida ya estaba casi cicatrizada por completo y que lo único con lo que debo tener cuidado es con ejercer mucha fuerza. La rubia me mira achicando los ojos. Resopla y me lanza un vaquero junto a un buso y un abrigo que me llega hasta debajo de las rodillas. La miro confundida. Ya he dicho que no puedo beber y se claramente que esa es su idea.

— Solo saldremos a cenar

Cuando termino de mudarme de ropa abro mi armario y saco un gorro de lana y unos guantes. Fuera está nevando y no quiero agarrar un resfriado. Eso solo empeoraría las cosas. Aún más.

Le doy las llaves de mi coche a la rubia y durante el camino le platico sobre lo que me hablo la enfermera y la charla que me dio mi madre. Claro omitiendo las partes en donde generalizo que tengo malas amistades, en donde obviamente estaba incluida Gabriela. Me escucha con atención y en ocasiones noto como si quisiera decir algo, pero rápidamente cierra la boca y me deja continuar.

Entramos a una pizzería y buscamos un lugar vacío en donde sentarnos. Pedimos una pizza familiar y dos refrescos. Me debato entre hablarle sobre el mensaje de Zed y la carta de Logan. Nos traen la orden y me llevo un pedazo de pizza a la boca.

— ¿Sabes que creo? — me pregunta mientras le pega un sorbo a su coca cola.

— ¿Qué? — respondo con la boca llena

— Que Logan está enamorado de ti — me toma por sorpresa. Tanto que me atranco y empiezo a toser. La rubia se levanta de su asiento y camina hasta el mío. Me da leves golpecitos en la espalda y me pasa mi refresco. Bebo un poco y siento el líquido frio bajar por mi garganta. Aliviando el ardor y me facilita respirar.

— ¿Estás bien?

— ¿Cómo se te ocurre decir eso?

— Porque es la verdad. Él siente algo por ti, pero no sabe cómo sobrellevar eso. No está acostumbrado a sentir algo por nadie.

— Tú no sabes de lo que hablas ¡él no quiere a nadie! — chillo

— Sé de lo que hablo — responde con tranquilidad — deberías darle una oportunidad para que te explique. No tienes certeza que lo que piensas es en realidad lo que paso — ¿y a esta que le pico? ¿por qué le apoya?

— Pero si tú piensas lo mismo que yo ¡no estaba cuando desperté por estar con ella! — le recuerdo.

— Si, pero no tiene que importar lo que yo piense. No siempre las cosas son como pensamos — sé que tiene razón — ¿No ha tratado de comunicarse contigo? — pregunta.

Recuerdo la carta que encontré en casa.

¿Y si su explicación está dentro de esa carta? Pero ¿y si no está? ¿cuál es su contenido?

Mi cerebro empieza a maquinar a toda velocidad tratando de saber que dice. Sé que la forma más fácil y obvia de saberlo, es leyéndola. Pero Logan es tan impredecible que temo lo que pueda decir.

— Noah...— escucho que me nombran — Aquí rubia llamando a castaña. Cambio y fuera — dice y se le escapan unas risitas por su ocurrencia.

— ¿Qué? — respondo

— Llevo más de diez minutos hablándote ¿en qué pensabas?

— En nada — miento

Pero no creo que sea buena idea decirlo sobre la carta. Seguramente me obligara a leerla.

Durante el resto de la cena Gabriela me platica sobre cómo Matt le pidió ser su novia cuando yo me encontraba en coma y que se entristeció mucho porque yo siendo su mejor amiga no estuve presente. Me habla sobre todo e inevitablemente siento celos de ella porque Matt se preocupa, la cuida y quiere. Egoísta lo sé, pero ella tiene algo que yo nunca tendré con Logan. Me desconecto de la plática y comienzo a fantasear. En otra vida Logan me pidiera ser su novia, me llevaría a todos lados presumiéndome. Me invitaría a cenar en una fría noche de invierno. Me diera su chaqueta para no sentir frío y me profesaría amor incondicional.

No puedo esperar más para saber que dice la bendita carta.

— Es mejor irnos ya. Se está haciendo tarde—

Tomamos nuestras cosas y salimos del restaurante. Gabriela conduce en dirección a su casa. Se despide con la mano y conduzco de vuelta a la casa de mi madre. Espero no encontrarla esperándome y aún más sabiendo que está alistando su interrogatorio para saber a dónde y con quien salí.

Aparco fuera de casa y abro rezando por no encontrarla de brazos cruzados y con una mirada de pocos amigos.

— ¿Hola?

— Hola cariño — dice Carmen para mi sorpresa. Se acerca a mí con una enorme sonrisa y me toma del brazo. Me dirige hasta la sala y observo a una mujer de apariencia joven, muy guapa y a un chico rubio con la piel pálida y los ojos negros como la noche.

Ya sé por dónde va esto.

— Cariño, ella es Zara mi compañera de trabajo y el Jake, su hijo. Ya te platiqué sobre ellos ¿recuerdas?

— Claro — mascullo haciendo la sonrisa más falsa de toda mi vida. Saludo a los dos con un beso en la mejilla. Tras largos minutos de un largo interrogatorio sobre mi herida y de decirme que se alegra de que haya despertado decido marcharme.

— Tengo cosas que hacer. Mucho gusto conocerlos — mi madre me lanza una mirada fulminante

— Eso puede esperar Noah ¿cierto? — me dice fingiendo sonreír

<<Necesito leer la maldita carta mamá. No tengo tiempo para perder ahora >>

—Noah... — me presiona. Me dirige una mirada amenazante como si me dijera <<No te atrevas a irte o vas a estar castigadadurante mucho tiempo...>> 

Mi círculo vicioso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora