—Van a dar una fiesta por la victoria ¿vienen? — pregunta Matt acercándosenos. Logan le hace una seña a Matt, y los dos se alejan un momento, empiezan a platicar sobre algo. Algo que obviamente no quieren que yo escuche.
—Vamos Noah, Gaby y yo te llevaremos a la fiesta— me giro bruscamente hacia Logan.
—¿No vendrás con nosotros?
—Nos vemos en la fiesta— gira sobre sus talones y camina hasta su coche, sin siquiera despedirse. Me quedo en medio del aparcamiento observando como su auto se pierde en medio de la oscuridad.
—¿Estás bien?— me pregunta la rubia. Y no tengo idea de cuando fue que llego hasta donde nos encontramos su chico y yo.
—Si...
—De seguro tenía algo que hacer— trata de animarme. Asiento monótonamente y me planto junto a Gaby.
Decidimos que es mejor ir en un solo auto, así que ahora me encuentro aparcando mi coche en casa de mi madre. Nos marchamos los tres en el de Matt y yo no puedo evitar mirar como mima a Gaby. Incluso al conducir se lleva la mano de mi amiga a sus labios, y la besa.
No sé en qué lugar es la dichosa fiesta, pero ya llevamos más de veinte minutos de camino. Aparcamos junto a una reta fila de coches. La música suena a alto volumen, y muchos adolescentes se encuentran en el patio conversando, y otros en medio de los matorrales vomitando.
Caminamos hacia dentro y un chico me ofrece un vaso con contenido rojo, y antes que pueda rechazarlo, ya se ha marchado. Caminamos en medio de la multitud de adolescentes, hasta que conseguimos llegar a la sala. Donde todos bailan, y otros se frotan sin importar el espectáculo que están dando. Matt y la rubia se marchan a bailar, y me dejan sola. Me llevo el vaso de contenido rojo a los labios, y un asqueroso sabor amargo me inunda el paladar.
Camino en busca de la cocina, o un baño. Lo que encuentre primero. En la cocina, no hay lugar en donde siquiera poner un pie. Resignada, subo escaleras arriba, y abro puertas al azar. Descubro algunos chicos teniendo sexo, y cierro la puerta inmediatamente. Pero las imágenes no paran de repetirse en mi cabeza, una y otra vez.
La décima puerta, antes que la abre, una chica sale tambaleándose dentro, y la blusa a medio cerrar. No entiendo como con el clima, así de frío pueden llevar tan poca ropa. Entro al baño y me mojo la cara, me enjuago la boca para tratar de eliminar el asqueroso sabor a licor, y salgo del baño.
Me detengo a mitad de las escaleras, y observo a la multitud tratando de encontrar a Logan. Ya estoy en este lugar cerca de una hora, y aún no llega. Como por instinto busco a Wendy, y tampoco la encuentro. Me pongo mala, y me clavo las uñas en las palmas de las manos, y me muerdo el labio inferior tan fuerte, que el sabor metálico me inunda el paladar.
—Hey— me saluda alguien a mi espalda. Me giro y encuentro a un muy lindo Zed.
—Hola— saludo. Me mira, y con algo de timidez acerca su índice hasta mi labio y lo toca.
—¿Estás bien? Es sangre— dice alarmado
—Sí, no es nada— me mira confuso, pero luego se relaja —¿has venido solo?
—Sí, ¿y tú? — hago un ademan con la mano, junto a mi cuerpo para que vea que me encuentro sola, y los dos reímos. No recordaba que tan placentera era la compañía de Zed.
—Me he enterado que la entrenadora te ha echado del equipo de vóley
—Sí, durante, y después de mi coma, no pude ir a ninguno de los entrenamientos, y la temporada ya ha empezado
—Lo siento
—No es nada— digo. Pero la verdad es que cuando hablé con la entrenadora sobre el equipo, tuve que esforzarme por no llorar.
Minutos después, me encuentro junto a Zed, con nuestro tercer vaso de licor. Uno delicioso que sabe a chocolate, y un leve, casi imperceptible sabor a alcohol. Recuerdo que el pelinegro, me dijo que era algo como milkshake.
—Dame otro— le digo a Zed
—No, ya estás borracha— me responde. Frunzo el ceño, y lo señalo acusadoramente.
—No estoy borracha— me defiendo
—Claro que lo estás— dice mientras me toma de un brazo para evitar que caiga— no paras de tambalearte
—Por favor— digo alargando la o
—Una y ya está— me prepara el trago, y yo lo bebo pronto antes que se arrepienta. Me relamo los labios saboreando hasta la última gota.
—¿No va a venir Scott? — me pregunta. Todo mi buen ánimo, y buen humor se esfumo en cuestión de segundos. En lo que demora pronunciar <<Scott>>
Sin permiso alguno, tomo su vaso de milkshake y me lo llevo a la boca. Si Logan no quiere estar está noche conmigo, me la suda. Yo puedo pasar perfectamente bien sin su compañía.
—Vamos a bailar Zeeeed
—No creo que sea buena idea— dice rascándose la cabeza. Me encojo de hombros, y como puedo camino hasta donde un castaño alto. Zed parece darse cuenta de lo que voy hacer, y antes que pueda hacer cualquier cosa, me toma de la mano, y dice:
—Vale, vamos a bailar— sonrío con ganas y tomo su mano para llevarnos al centro de la pista de baile. Suena <<despacito>> y bailamos a su ritmo. Zed se limita a moverse levemente, mientras yo me deshago de mi chaqueta, y muevo mis caderas a su ritmo. Cuando el pelinegro se siente más cómodo, coloca sus manos en mi cadera, y empieza a bailar con mayor facilidad.
<<Pasito a pasito, suave suavecito, nos vamos pegando, poquito a poquito. Hasta provocar tus gritos. Y que olvides tu apellido>>
Cantamos en coro sobre la música. Me doy vuelta y bailo de espaldas a Zed. Claro, no pego mi cuerpo al suyo, solo me dedico a bailar libremente. El efecto del alcohol en mi cuerpo me vuelve más atrevida. Y cabe decir que estoy borracha, no tanto como una noche antes de terminar el año, pero estoy lo suficiente como para no medir mis actos. Pero si Logan está haciendo no sé qué cosas, yo también puedo hacer lo que me dé la regalada gana.
Continuamos bailando algunas pistas más, y ya siento mi mente más despejada. La claridad da paso a dejarme pensar en donde diablos se encuentra Logan, y con quien. Y haciendo que.
—¿Quieres jugar birra pong?— me pregunta Zed
—¿Qué es eso? — me señala una mesa en la que varios vasos rojos forman dos triángulos.
—Vale
Zed me explica la temática del juego, y yo trato de darme formas para saber cómo meter la bolita de ping-pong dentro de algún vaso.
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Mi círculo vicioso (Completa)
Romance- No resulte ser un ángel del todo, no hago milagros - El ángel se equivocó al escoger que demonio rescatar - No me arrepiento de haberlo hecho - ¡Abre los ojos Noah! - grita - Te quiero - musito con los ojos cerrados, recogien...