Capítulo 47

112 22 25
                                    

Los ojos de mi madre están igual de vidriosos que los míos, incluso tienen la misma tonalidad de rojo. Por mis mejillas las lágrimas descienden como cascada, pero en la suya apenas se le escapan dos o tres. Ninguna de las dos pronunciamos palabra, nos quedamos en un silencio sepulcral.

—Noah...— dice en el mismo tono enojado. No puedo seguir escuchando más de sus confesiones. No puedo lidiar con esto en este momento.

—¡Para mamá! Ya has dicho todo— empiezo a caminar escaleras arriba y escucho sus llamadas a mitad de las escaleras. Hago caso omiso y prácticamente entro corriendo a mi habitación.

El momento en que me tumbo en mi cama, empiezo a sollozar con fuerza. Siento como mis ojos empiezan a escocer rápidamente con cada lagrima que cae. Nunca en la vida imagine que mi madre pueda decirme que soy una necesitada, y nunca pensé que yo le faltaría el respeto de tal forma. Siempre le tuve una confianza increíble; le platicaba sobre todo lo que hacía y vivía. Claro siempre le tuve demasiado confianza ya que nunca tuve nada que ocultar. En mi niñez no crecí teniendo travesuras de embarrarme en fango, o rayar las paredes con mis crayones de colores. Siempre me inculco el ser una niña buena; que no raya, o se ensucia. Me inculco que eso es ser mala. En mi adolescencia no me forme emborrachándome los fines de semana, o saliendo de fiesta en fiesta, tampoco me permitía tener muchos amigos. Prácticamente Carmen era quien elegía mis amistades, y claramente sus elecciones eran buenos alumnos, por no decir los mejores de mí generación. Bueno los que me seguían, ya que siempre se encargó que sea la mejor en la escuela. Ellos a diferencia de mí, si salían y se divertían. Iban a fiestas o bebían, pero yo nunca pude hacer eso. Carmen se encargó de hacerme saber que las "señoritas" que salen de fiesta son unas mujerzuelas. Mi madre me inculco tan a fondo sus elecciones, que al final yo acabe sin tener opción de oponerme. Claro hasta ese entonces yo nunca me di cuenta, de cuan manipuladora era la mujer que se encuentra dándome de alaridos desde el piso de abajo.

Siempre podía hablar y contarle de mi vida porque ella no me permitía vivir; sabia a la perfección que las cosas que le platicaba eran ciertas, sabía que no era capaz de desobedecer sus reglas. Y cuando nos mudamos pensaba que iba seguir manejándome a su antojo, ya que con el tiempo yo misma fui quien eligió el mismo tipo de personas que ella escogía para mí; buenos estudiantes. Carmen confió que todo lo que me inculco en mi antiguo hogar, lo seguiría aplicando; seguiría escogiendo mis amistades tal y como ella lo hacía. Pero lo que nunca se imagino es qué en este caso, yo no escogí a mis amistades, ellos me escogieron a mí.

Con su trabajo y la mudanza no le dio tiempo para conocer a Gabriela, si la hubiera conocido probablemente me hubiera prohibido su amistad. Me alegro que nunca se haya dado el tiempo para conocerla hace meses atrás.

Aproveche inconscientemente que mi madre se mantuviera de viaje en viaje, ya que gracias a eso, Gaby prácticamente me obligo a vivir. Me llevo a mi primera fiesta, en donde por primera vez baile libremente; donde bese a un desconocido que resulto ser Logan.

Llegaron a mi vida que no era vida. Me enseñaron lo que es vivir, y no puedo estar más agradecida.

Llegue al muelle y desde ese día prácticamente mi vida cambio totalmente. Mi mundo se mezcló con el mundo de mi chico malo desde que piso mi horario de clase, y Logan me dio acceso a su mundo cuando me beso por primera vez bajo la lluvia; cuando accedió a ir hasta mi casa para que cure sus heridas, desde que le permití besarme y prácticamente frotar su cuerpo contra el mío.

Mi vida se cruzó con la suya desde antes de lo que pensé. Yo no fui quien lo vio primero; el me vio a mí aún entre toda la masa de estudiantes.

Me llevo la mando al collar que cuelga en mi cuello y siento un leve alivio del dolor emocional. En ese mismo momento mi móvil suena, siendo Logan quien me llama.

—Hey— contesto tratando de sonar lo más normal posible. Claro mi voz cortada no ayuda en nada.

—¿Estas llorando?— me pregunta entre confuso y furioso

—¿Puedes venir por mí?— le pregunto. No quiero permanecer un segundo más aquí. Al menos no por ahora.

—Dentro de diez minutos estoy fuera de tu casa— y cuelga

No siquiera me detengo a mudarme de ropa. Lo que menos me interesa en este momento es mi apariencia. Y cabe recalcar que debo estar jodidamente espantosa. Corro al baño y tomo mi cepillo de dientes, un peine, y de mi armario tomo una muda de ropa limpia para cambiarme luego. Meto todo dentro de un bolso, e inconscientemente me acerco a la ventana y ya diviso el auto de Logan estacionado fuera de casa.

Tomo el bolso entre mis brazos y salgo de mi habitación. Mientras bajo las escaleras mi madre hace aparición y dice:

—Al fin haces acto de presencia

—No te preocupes, no vengo a molestar tu calma— le espeto, bajando el último escalón

—¿A dónde crees que vas? Es nochevieja— Carmen ve mi bolso lleno y frunce el ceño.

—No me apetece seguir discutiendo— camino hasta la puerta y mi mamá se planta a un lado de mi cuerpo.

—No te atrevas a cruzar esa puerta— me desafía. Le sonrió tristemente.

—Ya no puedes seguir controlando mi vida— me sujeta del antebrazo y me clava las uñas en la piel. Sorprendentemente no estoy llorando ni hago muecas de dolor. Solo me quedo observando su rostro rojo y sus ojos llorosos. Me suelto de su agarre y abro la puerta.

No pienso irme de casa, solo quiero poder pensar con claridad sin la presencia de esa manipuladora mujer. Corro hasta el auto de Logan y este arranca el motor ni bien cierro la puerta del copiloto. El camino es en completo silencio. Lo único que se puede escuchar son mis sollozos.

Alrededor de cinco minutos después, Logan aparca el coche. Apaga el motor del auto y sujeta mi mano izquierda, me da un leve apretón para llamar mi atención. No giro a su dirección. Mi cara debe estar espantosa, y a eso le aumentamos que estoy armando un drama de algo que probablemente no es tan grave.

—Mírame—me dice. Niego con la cabeza y suelto su mano para cubrirme con mis dos manos el rostro. Sollozo con fuerza cuando siento sus brazos rodeando mi cuerpo. Me levanta del asiento para sentarme sobre su regazo. Apoyo mi cabeza en su pecho y me dejo llevar por su familiar aroma y la seguridad que me inspira estar entre sus brazos.    

...............................................................................................................................................................

Hola chicas ¿cómo están? 

Me he demorado en actualizar, lo sé. Pero la sorpresa que les estoy preparando lo va a valer. Les juro que sí. 

Las quiero un montón y dejo que se taladren la cabeza pensando que va a ser. Si lo adivinan, la adelanto. Espero sus comentarios. 

Que tengan un muy lindo día. 

¡Las quiero un montón!

Con amor "Belén"

Mi círculo vicioso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora