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Después de haber hecho las compras agarraron camino directo hacia la playa.
A Gastón le gustaba cuando las calles se encontraban vacías, así podía sacarle toda la potencia al viejo Cadillac.
Entraron por Delfines y estacionaron cerca de la costa.
Bajaron, ambos con cigarro en mano.
- Bueno, sabes dar espectáculos de puta madre.
- ¿Qué te puedo decir? -- Dijo antes de encender el cigarro. -- Él se lo buscó.
- ¿Dónde aprendiste a pelear así?
- Me rompieron la madre muchas veces en Monterrey, creo que después de tantas aprendí a defenderme, y después a madrear.
Carlos soltó una carcajada, que Gastón decidió seguir.
Estaban de pie frente al mar. Justo como hacía ya varios años lo habían hecho. Fumando, bebiendo y platicando.
- Cuando te fuiste muchas cosas cambiaron, hacía mucho que no nos juntábamos todos para beber. -- Comentó Carlos.
- Lo sé, ahora miranos. -- Dijo encogiéndose de hombros. -- Jamás nos imaginamos así 5 años atrás.
- ¡En eso tienes razon! Carajo, es decir, tu eres un escritor.
- Y tú próximamente un ingeniero.
Ambos dieron un trago a sus cervezas.
Gastón escupió sangre nuevamente.
- Ese hijo se puta me rompió el labio.
- Eso no es nada comparado con la putiza que tu le diste. -- Dijo antes de volver a beber.
Se limpió un poco de sangre de la boca.
- ¿Y qué sigue ahora Gastón?
Su pregunta le resultó curiosa.
- ¿A qué te refieres?
- Si, es decir, ¿Qué planeas hacer ahora que lograste publicar un libro?
- Ahh, -- Dio otro trago. -- pues es fácil. Publicar otro tras otro y vivir de esto.
Carlos lo observó por unos segundos. Bebió un poco más.
- ¿Planeas vivir de esto?
- ¡Por supuesto que si! Es lo que me gusta.
Gastón dio otro trago.
- Pensé que buscarías trabajo en alguna imprenta o algo así.
Al oír eso casi escupe su cerveza.
- Mierda no. Claro que no.
- ¿Por qué? -- Carlos sonaba realmente intrigado.
Tal vez pensaba que estaba jodidamente loco.
- Fácil, no quiero ser parte de la rutina.
- ¿A qué te refieres? -- Parecía no entenderlo.
- Rutina, ya sabes. No soportaría eso de despertar a las 6 para ir a un trabajo de 8 a 6 de la tarde. Verle a cara a los mismos idiotas y hacer dinero para el mismo jefe. -- Dio una calada. -- No joder, yo no quiero eso. No quiero hacer dinero para alguien más frente a una computadora haciendo cuentas o realizando llamadas para conseguir clientes. -- Dejó salir el humo. -- Me suicidaría si caigo en eso.
- Hiciste prácticamente eso cuando estuvimos estudiando.
- Es diferente. ¿Escuelas? Pasas toda tu infancia, adolescencia e inclusive parte de tu joven adultez estudiando. Te enseñan cosas que jamás aplicarás en tu vida. ¿O acaso le has pedido a una tortillera que saque la tangente de tu kilo de tortillas?
- Vamos, eso no tiene ningún sentido.
- No es necesario que lo tenga. A lo que me refiero es, que ellos te obligan a acostumbrarte a llevar un ritmo de vida robótico. Levantarte, ir a una institución, hacer deberes y tareas, responder a un superior. Desde que somos niños empiezan a implantarnos eso.
En ese momento, Carlos sólo se limitó a escucharlo. Gastón había logrado captar su total atención.
Caminó varios pasos frente a su amigo.
- Nos implantan esa estúpida rutina. ¡A la mierda eso! Eso nunca será para mí. Ese estilo de vida rutinario causa que la gente busque distracciones. Distracciones de su vida.
- Y leer, es un escape de su rutina. -- Dijo Carlos, con un todo de inseguridad sobre esa frase.
- ¡Exacto! Joder, lo estás entendiendo. ¿Recuerdas las veces que leía en clase?
- Si, si lo recuerdo.
- Bueno, no lo hacía por que no quisiera prestar atención. Aunque tal vez si. Pero lo hacía porque necesitaba un respiro de la vida. Y eso es exactamente lo que quiero ser.
- ¿Un respiro?
- Quiero ser el escape a la fantasía de las personas. Quiero que con mis palabras dejen volar su mente e imaginación. Los quiero librar de la rutina aunque sea por un momento.
- ¿Estas seguro de que esto es tabaco? -- Preguntó Carlos inspeccionando su cigarro.
Gastón lo ignoró, esa su momento de inspiración.
- Quiero que la gente diga: "Mira, ese es el loco hijo de puta que decidió no seguir la rutina y seguir su sueño de ser escritor."
Gastón finalmente vio a su amigo, quien lo observaba  con una sonrisa en la cara.
Carlos se acercó lentamente a Gastón y le puso su mano en el hombro.
- Éste, es el hijo de puta que decidió no formar parte de la rutina y ser escritor.
En ese momento Gastón se quedó helado. Oír eso de su amigo fue lo más cabrón de su noche.
- Sonaste como la vieja esa que salió en un video diciendo que se salió de la preparatoria, por culpa del puto sistema retrógrada.
- Mierda, no quería sonar tan estupido.
Ambos rieron y terminaron sus cervezas.

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