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Detrás de Jonah, a paso lento pero seguro, un gran cocodrilo salió de entre los matorrales.
- ¿Qué es eso?
- Mierda.
- ¡Gastón! -- Intentó gritar. -- ¿Que mierda es?
El gran depredador comenzó a rodear lentamente a Jonah, buscando un punto bueno para tirar la primera mordida.
- ¿Que putas... -- Antes de siquiera poder terminar la pregunta, el cocodrilo se colocó frente a Jonah, dejándose ver.
- Mierda, mierda, mierda, mierda. ¡GASTÓN!
Al gritar eso, el cocodrilo se abalanzó sobre el, mordiéndole el cuello.
Gastón se quedó petrificado al ver aquella escena de terror. El cocodrilo arrancaba grandes pedazos de carne del cuerpo de Jonah, quien gritaba desesperadamente, ahogándose en su propia sangre.
La bestia levantaba y trituraba el cuerpo de Jonah, disfrutando cada momento.
En cierto punto, los gritos se silenciaron, y sólo se escuchaba el gruñir de la bestia y los huesos tronando, siendo desprendidos juntos con la carne.
No había nada que hacer.
Gastón se alejó con cautela del lugar, tratando de no molestar al cocodrilo en su inesperada cena.
Ya sin fuerzas y tambaleándose logró llegar nuevamente al viejo hospital. Al dirigirse a su auto, las luces de otro lo cegaron, cayendo al suelo.
Oscar y Carlos salieron el auto para ayudarlo.
- Mierda, estas jodido.
- Y que lo digas.
- Subelo al auto, ya.
Subieron a Gastón en el asiento trasero del Cadillac, Oscar arrancó el auto con Carlos de copiloto.
En el otro auto, Brandon, Lalo, Pablo y Miguel los seguían por atrás.
- Eres un pendejo, sólo a ti se te ocurre venir hasta acá a partirte la madre con otro cabrón.
- ¿Como supieron que estaría aquí? -- Le preguntó a Carlos.
- Por suerte, Lalo es un cerebrito y llegó a la conclusión de que muy probablemente estarías aquí.
- Y mira si tenía razón.
Gastón se tocó el brazo tratando de tapar la cortada que tenía, pero sólo logró que le doliera más.
- Mierda, estas sangrando. Diles a los demás que llevaremos a Gastón a un hospital. -- Le ordenó a Oscar.
- No, no, no, no. Estaré bien. Sólo necesito llamar a una amiga.
- Ni lo sueñes.
- Hazme caso.
- Como quieras, desangrate.
- Eso pensaba hacer
Como pudo, se sentó en el asiento. Tratando de comprender lo que había pasado.
- ¿Qué putas hicieron con Axel?
- Lo dejamos ir. -- Contestó Oscar.
- ¡¿Hicieron qué?!
- Tranquilo, -- Dijo Carlos. -- le advertimos que si volvía a cruzarse con alguno de nosotros, romperle la quijada sería lo menos que le haríamos.
- Más vale que sea así.
- Si tiene un poco de cerebro, dudo mucho que vuelva a buscarnos.
Gastón se recostó en el asiento, relajándose un poco.
- Conduce a casa, y compren cerveza.
- Lo que digas.
Guardaron silencio unos cuantos minutos, hasta que Oscar rompió la calma.
- Gastón.
Por un momento, imaginó lo que iba a decir a continuación.
- ¿Qué?
- ¿Quién era?
- ¿Quién?
- Ya sabes, el hombre de negro. ¿Quién era?
En ese momento entró en conflicto consigo mismo. No sabía si decirles que se trataba de Jonah era lo correcto.
Pero después de lo que había sucedido, merecían saber la verdad.
Dejó salir un suspiro.
- Era Jonah.
- ¿Jonah? ¿Su hermano?
- Si, todo este tiempo fue él.
- Y, ¿tu lo...
- No. No lo hize.
- Entonces esto aún no se acaba.
- No, ya acabó. Ya no más hombre de negro.
Los tres guardaron silencio, Oscar y Carlos quisieron seguir preguntando, pero optaron por callarse.
- Oscar.
- ¿Si?
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Dispara.
- ¿Por qué conduces mi Cadillac?
- ¿Que?
- ¿Por qué conduces mi Cadillac?
- ¿Por qué lo conduzco? Bueno, yo... eh. Tu estas hecho mierda.
- ¿Que?
- No estás en condiciones para conducir.
- ¿Estas hablando...
- Callate, sin objeciones.
- Pero es mi...
- Nada, callese.

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