17
- ¿Asi que está tratando de jugarles una mala broma?
- Eso parece.
- Pues a como me lo cuentas no suena a broma. Es decir, que sepa los números de todos, es por que los conoce.
- Ya lo sé. Pero preguntando puedes conseguir el número de cualquiera.
- Y.. ¿tú crees que sea él?
- Claro que no, joder. Es decir, sabemos que está muerto.
O al menos, eso era lo que Gastón quería pensar.
A pesar de que Ricardo pertenecía al mismo grupo de amigos que Gastón, siempre estuvo un poco más apartado por motivos deportivos o estudiantiles. Eso lo dejaba fuera del juego.
Y para Gastón, era un alivio que su mejor amigo no estuviera involucrado en esto.
- Bueno, a veces la gente no muere, simplemente caen en una especie de coma.
Tenía un poco de sentido el comentario de Ricardo.
Y sería creíble, si no fuera por:
- Ricardo, lo enterramos. Él sigue ahí en el panteón. Creeme que en estos 6 años no se ha movido de ahí.
- Bien, en eso tienes razón. Entonces no tenemos idea de quién quiera joderlos.
- Es sólo un pendejo. Lo supo de alguna manera y trata de jodernos.
- ¿Quién más lo sabe? A parte de nosotros.
- La verdad sólo la sabemos nosotros. Es decir, si, salió en las noticias pero sólo reportaron que fue un accidente.
- Pero eso fue, un accidente.
- Por supuesto que fue un accidente, estábamos ebrios esa noche.
- ¿Crees que sea un familiar?
- Es poco probable. Su familia se fue a Estados Unidos después de lo sucedido.
- ¿Tambien Jonah?
- En especial Jonah, él dijo que después de eso, ya no quería seguir en Tampico.
Ambos consideraron opciones.
Nadie, no se les ocurrió nadie. Estaban en un punto muerto.
- Esto apesta. -- Dijo Gastón mientras se recargaba en el sillón.
- Tu lo has dicho. ¿Cuál es tu plan?
No tenía uno establecido. No le había dado la suficiente importancia como para pensar en un plan.
- Improvisar. Esperar a que por si solo se de a conocer. Y joderlo.
- Suena a que no tienes opciones.
¿Y acaso las había?
- Sólo es cuestión de que se descuide. Caerá, ya lo verás.
Deseó tanto en ese momento un cigarro. Pero odiaba fumar frente a Ricardo.
Más que nada por que Ricardo llevaba un estilo de vida muy deportivo y saludable. Fumar frente a él sería casi como insultarlo.
Y no haría eso. Era su mejor amigo.
- No entiendo por qué no estoy ligado a esto.
- Tu no estuviste ahí esa noche. -- Le respondió Gastón.
Sus palabras quedaron suspendidas en el aire. Nadie dijo nada.
Gastón repasó rápido en su mente lo sucedido aquella fatídica noche.
No lograba recordarlo bien. Sólo recuerda el sonido fuerte del golpe, y el cuerpo de su amigo.
Sintió escalofríos.
Miró la hora.
Pasaba de la media noche. Era momento de irse.Volvió a casa en su patineta. El aire fresco de la noche acariciaba suavemente su cuerpo.
Por fin tenía un cigarro en sus manos. Lo disfrutaba poco a poco.
Su celular sonó.
Otro número desconocido.
No era el mismo que de la otra vez. Era un número diferente.
Contestó.
- ¿Si?
- ¿No es muy tarde para andar en patineta? -- Era la voz metálica.
El hombre de negro.
Disminuyó la velocidad.
Comenzó a voltear a su alrededor.
- ¿Dónde estas?
- En todos lados Gastón. Soy quien está a tu izquierda y a tu derecha. Tu enemigo.
- Deja de bromear. ¿Qué putas quieres?
- Oh, sólo llamaba para darte un pequeño aviso.
- ¿Cuál?
- Cuidado con ese borde.
Puso mucha atención a la llamada que dejó de prestale atención al camino.
Antes de que pudiera hacer algo, topó con un borde irregular de la calle.
Cayó de cara en el asfalto. Su teléfono y lentes cayeron justo frente a él.
Sin duda alguna lo que más le dolió fue que su cigarro quedara totalmente aplastado.
Se pegó el teléfono nuevamente al oído, pero ya había colgado.
Se puso los lentes, que por suerte estaban intactos.
Se sentó en medio de la calle y miró en todas direcciones.
No había ningún rastro de nadie.
Se sintió como un ratón siendo cazado sigilosamente por un gato. Era su presa.
No había duda. El hombre de negro estaba vigilándolo.
- Muy bien. -- Dijo para si mismo. -- Esta mierda va en serio.
ESTÁS LEYENDO
PULP
General FictionRegresar a su ciudad natal era su sueño. Jamás imaginó que al volver su vida entraría en una pesadilla enfermiza. Sólo una pregunta es necesaria: ¿Quién putas es el Hombre de Negro?