22
Dado que la cama no hacía sonidos ni rechinidos con el movimiento, podía decirse que había sido una buena inversión.
Los gemidos de la chava era lo único que Gastón necesitaba oír.
Habían pasado varios días desde lo del periódico. Y la chica del antro (La cual Gastón nisiquiera recordaba su nombre) había logrado contactar a Gastón para pedirle disculpas por lo que había pasado aquella noche.
Y al parecer tener sexo nuevamente era su manera de pedirle disculpas.
Aunque Gastón lo veía más como una manera de reconfortarla, ya que ella le contó que después de eso, el gorila había terminado con ella.
Sexo de reconfortación. Así lo veía Gastón.
Ella estaba encima de él, Gastón estaba hipnotizado viendo rebotar los hermosos pechos de la chica.
Era como una droga.
Después de un buen rato probando la suspensión de la cama con diferentes posiciones, Gastón la hizo tener un orgasmo.
Cayó rendida a lado de él.
Ambos estaban recuperando el aliento.
- Joder, eres como una máquina de coger. -- Dijo entre respiraciones.
Esa referencia hizo sonreír a Gastón.
- Tu tampoco estuviste mal. Estas oficialmente perdonada.
- ¿Habia venido para eso? Ya ni lo recuerdo.
Se levantó de la cama, desnuda.
Gastón observó su bello trasero redondo caminar con paso sensual hacia el baño.
La puerta estaba abierta, así que lo observó todo.
Se lavó un poco la cara. Acarició parte de sus pechos y su trasero. Se acomodó el pelo y volvió a caminar hacia Gastón, quien había encendido un cigarro.
Se paró frente a él, totalmente desnuda. Quería que Gastón la contemplara.
Ella volvió a tomar su cerveza y dio un trago.
- Sexo, cigarros y cerveza. Sabes cómo complacer a una mujer.
- Si tu lo dices, trasero bonito.
Ella dio media vuelta para mostrarle el trasero redondo que poseía.
- ¿Hablas de éste trasero? -- Dijo mientas lo meneaba frente a Gastón, quien notó perversión en su mirada.
- Si, exactamente de ése trasero hablo. -- Dijo acomodándose en la cama.
Ella terminó su cerveza de un trago y volvió a la cama.
- Entonces preparate para el segundo asalto.Después de terminar con ella, se marchó. Lo dejo solo en su casa.
Tenía hambre, así que pidió una pizza para el solo.
Discutió con el repartidor ya que había tardado 10 minutos más de lo acordado.
Después de la pequeña discusión se dispuso a comerse la pizza, beber cerveza y, por qué no, fumar.
Vio varias películas y leyó un poco el libro que hacía tiempo había comprado.
Todo ese proceso lo hizo extrañarla. Es decir, si Gastón quería, bien podía coger con la chica que quisiera. Era cuestión de proponérselo.
Pero el sexo no llenaba el vacío que tenía. El alcohol y el cigarro sólo empeoraban la situación. Pero a veces aliviaban el dolor.
Era como una batalla interna.
Decidió pasar el resto de su día escribiendo. Eso hacían los escritores.
Pero en sus letras se reflejaba ella.
Pasó tanto tiempo escribiendo que cuando se dio cuenta ya pasaba de la media noche.
Se comió el resto de la pizza a modo de cena. La cerveza se había acabado así que fue a la tienda por más.
Afuera de la tienda había un vagabundo acostado. Posiblemente planeaba pasar la noche ahí.
Junto a él había un vaso con algunas monedas. Gastón optó por aventar más monedas en el. Antes de retirarse el vagabundo le habló.
- No pedí tu limosna.
- No seas hijo de perra. Te estoy dando dinero.
- ¿Y crees que eso me va a sacar de mi miserable situación?
- Jodete.
El vagabundo no dijo más.
Se marchó irritado. ¿Qué mierda pasaba con el mundo?
Llegó a su casa. Destapó una cerveza y se dirigió a su pequeño balcón, tomó asiento y observó la noche. La disfrutó con una cerveza en su mano, y un cigarro en la otra.
Puso un poco de música para ambientar el momento.
Estuvo ahí por horas, cerveza tras cerveza. Cigarro tras cigarro.
Por momentos agarraba su libreta y escribía o hacia garabatos que empezaban como intentos de dibujos.
Pero nada concreto.
Cuando terminó todas las cervezas se metió en la cama. Ya pasaban de las 3:00 AM.
Revisó unos últimos mensajes y se desconectó del mundo por varias horas.
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PULP
General FictionRegresar a su ciudad natal era su sueño. Jamás imaginó que al volver su vida entraría en una pesadilla enfermiza. Sólo una pregunta es necesaria: ¿Quién putas es el Hombre de Negro?