24
Dejó caer el teléfono.
La adrenalina recorrió su cuerpo velozmente. Su pulso se aceleró a la par que su respiración.
Sin pensarlo, salió corriendo, dejando a sus amigas ahí, sin entender lo que estaba ocurriendo.
El hombre de negro no era estupido, al ver la reacción de Gastón también se hechó a correr.
La oscuridad de la noche era tanto una ventaja para su adversario como una desventaja para Gastón, ya que por momentos lo perdía de vista.
Puede que Gastón no se encontrase en el mejor momento para correr, pero la adrenalina lo empujaba y le daba la fuerza para ir detrás de él.
Si lo atrapaba, lo haría mierda.
El hombre de negro dobló en una esquina, Gastón estaba aproximadamente 100 metros separado de él. Al llegar a la esquina lo pudo ver girando a su izquierda, desapareciendo por la otra calle.
Alargó su zancada y fue detrás de él.
Al cabo de unos minutos supo a dónde se dirigía.
La laguna.
Después de girar en otra esquina divisó al hombre de negro aún corriendo, a un par de cuadras del perimetral.
Sintió cansancio pero no se detuvo, se rehusaba a dejarlo escapar.
Continuó corriendo detrás de él. En cierto punto el hombre de negro tropezó con el borde de la banqueta, dándole unos segundo de ventaja a Gastón.
Parecían pocos, pero fueron los suficientes para acercarse más a él.
Se reincorporó, continuó con su huida, pero Gastón ya le estaba pisando los talones.
Años atrás Gastón había sido un atleta, era momento de demostrar que aún tenía ritmo.
Respiraciones hondas, zancada grande, brazeo fluido.
Empezó a acercarse más a él. Y cuando el momento fue indicado, lo embistió.
El hombre de negro cayó brutalmente al suelo.
Gastón se incorporó rápidamente para evitar que el hombre de negro escapara. Cuando él intento levantarse y huir, Gastón lo azotó nuevamente contra el suelo.
El hombre de negro gruñó, y conectó una patada contra la cara de Gastón, lo que hizo que perdiera el equilibrio.
Su vista se nubló, sus lentes salieron volando hacia algún lado.
Medio ciego, lanzó puñetazos tratando de acertar alguno. Lo logró, uno de ellos dio directamente contra la máscara del hombre de negro.
Rápidamente se colocó encima de él y conectó otro puñetazo contra su cara.
Estuvo a punto de arrancarle la máscara cuando el hombre de negro le restregó tierra en los ojos, seguido de un puñetazo en la quijada.
Gastón cayó al suelo, tratando de quitarse la tierra de los ojos.
Una patada fue descargada en su cara. Saboreó la sangre, el sudor y tierra en ese momento.
Apenas y podía verlo, estaba parado frente a él, tratando de recuperar el aliento.
Todo le daba vueltas a Gastón en ese momento.
- Casi lo logras, Gastón. -- Dijo el hombre de negro con su voz metálica.
Su voz era como un eco para él en ese momento.
El hombre de negro se inclinó hacia él, poniendo una navaja en la garganta de Gastón.
- Creo que las cosas se adelantaron mi amigo, y tu muerte tendrá que ser esta noche.
La navaja apenas había tocado la piel de Gastón cuando unas luces rojas y azules empezaron a iluminar el lugar.
Una patrulla pasó por el perimetral.
El hombre de negro retiró su navaja.
- Mierda. Me temo que no será esta noche.
Gastón aprovechó el momento para intentar golpearlo, pero el hombre de negro fue más rápido y le conectó otro golpe en la cara, con una piedra.
Acto seguido, desapareció.
El mundo le dio vueltas.
No tenía equilibrio sobre si mismo. Trataba de levantarse pero se caía.
Espero unos segundos acostado en el suelo hasta que su mundo dejo de moverse.
Poco a poco se levantó. Su cabeza le dolía, y cada que escupía, escupía sangre.
Tomó sus lentes, los limpió del polvo. Estaban casi intactos.
Se sentó un momento para que el dolor de cabeza se redujera. Al pasar la mano por la frente sintió sangre. Tenía una cortada.
Vencido, estupido y vencido. Así se sentía.
Hacia tiempo que no se sentía así.
Pero también se sentía furioso, consigo mismo. Lo había tenido en sus manos. Y se le escapó.
Se levantó, tomó aire, y regresó a su casa, tambaleándose.
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PULP
General FictionRegresar a su ciudad natal era su sueño. Jamás imaginó que al volver su vida entraría en una pesadilla enfermiza. Sólo una pregunta es necesaria: ¿Quién putas es el Hombre de Negro?